Entrevista

Ernesto Arakaki: “Formar un chico en Alianza Lima nos cuesta entre 9 y 10 mil soles anuales”

Ernesto Arakaki entrevista 2

Tres administraciones temporales encima y Ernesto Arakaki se encamina a su cuarto año como Gerente de Menores de Alianza Lima. En la siguiente charla, el ex futbolista profesional y entrenador sustenta la sostenibilidad del proyecto en las divisiones inferiores del club y comparte su mirada sobre el fútbol formativo en el Perú a nivel de estructura, deportivo y social.

Por Renzo Pucce

Camino a la parte alta de la tribuna de occidente de Matute, Ernesto Arakaki resopla antes de responder una pregunta. El motivo tiene que ver con la planificación para el Torneo Centenario Sub-15 y Sub-17, el último gran reto para la cabeza de la Gerencia de Menores de Alianza Lima. Una vez adentro del Estadio Alejandro Villanueva, donde defendió los colores del club blanquiazul durante nueve años y celebró el último (2006) de sus cuatro títulos nacionales, el ex defensor adelanta algunos inconvenientes que tuvieron para asegurar su participación en la gran apuesta de la Federación Peruana de Fútbol por instaurar la denominada línea de carrera desde las categorías juveniles. Hay un presupuesto de más de 2 millones de soles que distribuir, generar recursos, buscar convenios, contratar personal, definir la política deportiva, etc. Responsabilidades que le corresponden y que demandan la plena atención de quien fue asistente técnico de Edgar Teixeira en la selección peruana Sub-17 que disputó el Sudamericano de Argentina 2013.

Gracias a su formación en gestión deportiva y experiencia en la dirección técnica, entiende la importancia del rol de los clubes para transformar el sistema formativo en el Perú. Su visión y perfil llevaron a Susana Cuba a confiarle el cargo en 2013. En tres años y ocho meses, liderando la Gerencia de Menores, ha logrado sostener el proyecto, pese al desfile de tres administraciones temporales por el sillón presidencial del cuadro de La Victoria. Apoyado en un muro y de espaldas al interior del Estadio Alejandro Villanueva, Ernesto Arakaki se prepara para una charla de 90 minutos. Ya no está vestido de corto para ganar en el juego aéreo o despejar el balón lejos de su área, como lo hizo también en AELU, Deportivo Municipal y Cienciano. Esta vez, identificado con el buzo de la institución y desde otra labor, el gestor deportivo dará a conocer el trabajo que hace Alianza Lima en divisiones menores y una serie de reflexiones relacionadas al fútbol formativo que él considera un “universo de cosas”.

-¿Cómo se preparó Alianza Lima para afrontar la Copa Federación y el Torneo Centenario Sub-15 y Sub-17?

No te voy a negar que ha sido bastante complicada la planificación para afrontar la campaña de este año (2017). Sé que la Federación Peruana de Fútbol está con un proyecto a largo plazo y que tiene buenas intenciones, pero sí se nos ha hecho bastante difícil desde el punto de vista presupuestal, logístico, operativo. Cambia en muchos sentidos en cuanto a la composición de la plantilla. Te obliga a traer más jugadores. Eso aumenta tu presupuesto, tus costos. Desde el punto de vista de los campos, es uno de los mayores déficits que tenemos. Necesitas dos canchas para jugar. Por ese lado, se nos ha complicado un poco. Pero también nos ha dado la posibilidad de traer más jugadores, abrirles las puertas a muchos chicos que vienen de provincias.

-¿Qué requerimientos ha demandado puntualmente la creación del Torneo Centenario para los clubes?

Primero, la captación. Se necesita una mayor cantidad de jugadores. Es diferente la composición del comando técnico. Hay técnicos que jugarán un campeonato y no van a estar en el otro. Otro tema es el de las canchas. Antes, en Copa Federación, firmábamos un convenio para los sábados. Hoy, tengo que firmar convenios para los sábados y domingos. En cuanto a la metodología, es como si estuvieses trabajando con dos equipos. Uno que participa en Copa Federación y otro, en Centenario. Para eso necesitas logística, canchas, indumentaria, hidratación, etc.

-¿Cuántos jugadores han sido incorporados a las categorías juveniles de Alianza Lima con motivo del Torneo Centenario?

En la categoría 2002, que va a participar en la Sub-15, hemos afiliado 8 chicos. Muchos de ellos vienen de provincia. Cinco vienen de Ica. Tenemos de Chancay, Iquitos, Chimbote. En la categoría 2000, sí hemos hecho bastantes cambios. Hemos hecho evaluaciones en provincia, además de las pruebas masivas que siempre organizamos. Ambos planteles, que el año pasado estaban compuestos por 22 jugadores, hoy cuentan con 30.

-La Copa Reto Regional Sub-14 y Sub-16 fue la competición antecesora del Torneo Centenario. ¿Qué supuso para Alianza Lima en cuanto a la captación y la observación de jugadores?

A medida que ha pasado el tiempo, hemos ido agregándole una estructura al trabajo de captación. Para nosotros, la captación es un pilar fundamental. Cada vez hemos ido fortaleciendo, agregando personal y procedimientos para que ese trabajo sea más fino. Era importante la competencia interescolar y la Copa Reto Regional que organizó la Federación. Ahí tuvimos presencia con gente del área de captación para hacer seguimientos y traer a los mejores chicos.

-¿Cómo ha sido la negociación para la incorporación de los chicos del interior del país?

Es todo un proceso. El conversar con los padres, los chicos. Conocer su historia. El plantearle los beneficios de estar un club como Alianza. Entrenamiento, entrenadores, medicina, un método, un currículo de entrenamiento. Lo que nosotros tratamos de ofrecer es que van a encontrar la mejor formación en el club. No se sabe si van a llegar a ser futbolistas profesionales, pero lo que ofrecemos es la mejor formación. Hemos trabajado mucho en el tema de infraestructura para mejorar las condiciones donde tenemos a los chicos. Tenemos un proyecto para ampliar nuestra cobertura en provincias y mejorar sus condiciones de vida acá. Tenemos el tema de becas para chicos que aún no terminan el colegio. Tenemos la ventaja de que somos Alianza Lima. Son todas cosas o argumentos que utilizamos para intentar convencer. Es bueno saber que hay padres que están interesados en qué condiciones van a venir sus hijos.

-¿Dónde se van a quedar?

Tenemos un espacio en Matute. La mayoría de ellos entrena en la cancha auxiliar. Es bueno tenerlos cerca, supervisados el mayor tiempo posible. Hemos tenido que contratar personal para que se quede con ellos y supervise la disciplina de los chicos. Hay una responsabilidad muy grande con ellos.

-Con todo lo que nos comenta,  la planificación para el Torneo Centenario ha significado un aumento en el presupuesto que tiene Alianza Lima destinado a sus categorías juveniles?

Ojalá fuera así, pero no. El presupuesto es el mismo. Es algo nuevo para nosotros y en el camino nos dimos cuenta que esto repercutía a muchos aspectos del presupuesto. Si no tenemos, tratamos de conseguirlo a través de convenios institucionales o de colaboración. Así hemos ido cubriendo las cosas que nos faltaban.

-¿Considera que la presencia de los clubes en el Torneo Centenario será viable en la medida que la Federación Peruana de Fútbol los ayude económicamente?

Estamos tratando de hacer viable nuestra participación en la Copa Federación y Torneo Centenario a través de los propios recursos y presupuesto que tenemos definidos. Si no lo tengo, buscamos cómo conseguirlo. Trato de que en nuestra gestión no dependamos de entes externos y el trabajo funcione bien a través de lo que tengamos a nuestra disposición.

-Entonces, no reciben ayuda de la Federación…

En caso de los viajes, creo que la Federación está cubriendo esos gastos. Seguramente es una inversión bastante grande el trasladar a los chicos. Nosotros que estamos en Lima, no necesitamos tanto de ese apoyo. Se está programando en la Videna y televisando (el Torneo Centenario). Eso nos ayuda de alguna forma en cuanto al costo de alquiler. Vamos a ver cómo sale esta nueva iniciativa.

-¿Donde sí se ha tenido que invertir más es en la contratación del personal e infraestructura?

Así es. Son lo que más nos ha costado conseguir para hacer viable nuestra participación en la Copa Centenario. Porque cada chico que tengamos en el club es un costo. Un costo entre comillas porque es una inversión al final. El tener que ampliar nuestro número de jugadores por categoría significa una inversión adicional.

-¿Cuánto es la inversión por cada chico?

Formar a un chico en Alianza Lima nos cuesta entre S/. 9 000 y S/. 10 000 anuales.

-En ese sentido, ¿el Torneo Centenario les genera expectativa y que de alguna manera a largo plazo vean rentable esa inversión que se hace hoy?

Ese debería ser el objetivo. Una de las cosas que buscamos es obviamente la formación que tiene que ver con el entrenamiento y todo el desarrollo integral. El otro aspecto es la competencia. A mejor competencia, mejor es la formación también. Ese es el punto de vista de la Federación. Entregarnos una mejor competencia para un mejor desarrollo del niño.

-¿Alianza siempre se mostró a favor de esta iniciativa, más allá de que esta forma parte del sistema de licencias de la Federación?

Es parte de los requisitos y exigencias del sistema de licencias. Tenemos que adecuarnos. En la Federación hay gente capaz y que tiene las mejores intenciones. Están tratando de darnos herramientas para una mejor formación.

-¿Cómo calificaría la implementación del sistema de licencias en relación al trabajo formativo?

Me parece positivo porque está empezando a exigir a todos y no solamente a los clubes que hemos estado haciendo una inversión en menores. Acá hay un punto importante que es el de ampliar el universo de jugadores y formalizar el trabajo formativo en los diferentes clubes. Ya había esas exigencias, pero se les sacaba la vuelta a la norma. Había clubes que tenían que presentar equipos de menores. Hacían convenio con una academia y le ponían la camiseta del club al cual representaban. No era un trabajo a conciencia para formar a los chicos.

-¿La apuesta de la Federación por la masificación y descentralización genera un crecimiento en el nivel competitivo de los jóvenes futbolistas?  ¿Es así la relación?

Debería ser. De la cantidad sale la calidad. Una de las cosas que tienen como objetivo las exigencias de la Federación es masificar. Obligar a través de una competición a formalizar el trabajo de menores en los diferentes clubes. Como hay competencia, vas a tratar de ser competitivo en los diferentes torneos. Te obliga a trabajar mejor y seleccionar mejor a los jugadores. Este tipo de torneos trata de estimular eso, pero es una patita de la mesa. Es importante la masificación. Pero si ese universo de jugadores no está bien formado, vamos a sufrir todavía. Vas a mejorar en algo, pero no de manera completa.

-¿Qué pasa con este sistema de licencias y la estructura de competencias, si los clubes no tienen a los profesionales más capacitados y mucho menos los recursos?

Hace poco nos llegó un oficio de la Federación. Está exigiendo un curso para poder dirigir en los diferentes torneos oficiales. Ese es uno de los aspectos que hay que atacar. La formación de los formadores. Hay que incidir en eso. Esa suma es la que va a ayudar a que los jugadores estén mejores formados y las selecciones puedan estar compuestas por mejores jugadores.

-¿El único beneficio de la descentralización del fútbol se encuentra en ampliar el universo de jugadores?

Uno de los beneficios importantes de descentralizar el fútbol es que ayudas a que los jugadores de provincia puedan tener la oportunidad de encontrar una buena formación en su localidad. Pasa en la educación. Hay gente que quiere venirse a Lima por una mejor educación. Hay que intentar darles una mejor formación en sus localidades. Hay chicos con mucho talento en provincia, pero no encuentran los espacios para un buen crecimiento. No les queda otra que venirse a Lima. Entonces, no termina de descentralizarse el fútbol. A medida que vayamos consolidando nuestro sistema formativo, va a ser más difícil que entre un chico que no tenga una buena formación.

Ernesto Arakaki entrevista 3

En esta primera parte de la entrevista, Ernesto Arakaki resume las dificultades que ha tenido Alianza Lima para adecuarse a los requerimientos del sistema de licencias de la Federación Peruana de Fútbol en el trabajo formativo. / Foto: La Nueve-Martín Fonseca


-¿Cómo Alianza entiende la formación integral de un jugador y cómo la ejerce en la práctica?

No es fácil. Hemos decidido trabajar bajo un método integral, donde buscamos desarrollar los aspectos físicos, tácticos y psicológicos de manera interrelacionada. Por eso, decidimos no trabajar con una unidad técnica, sino con un departamento metodológico. Allí, está el nutricionista, el médico, el preparador físico, el técnico, el psicólogo y en conjunto trabajamos. De esa manera buscamos desarrollar al chico. A través de los entrenamientos puedes desarrollar valores. Hemos firmado un convenio con Laboratorios Hersil. Ellos evalúan a los chicos cada cuatro meses, hacen un diagnóstico y te entregan la suplementación que cada uno necesita. Así buscamos el crecimiento integral del niño. Después, hay charlas, evaluaciones psicológicas, etc. Todo esto hace que esa formación integral sea real.

-¿El sistema de licencias los obliga a tener un proyecto de desarrollo juvenil?

Nosotros teníamos que presentar un proyecto de formación y el profesor Daniel Ahmed (Jefe de la Unidad Técnica de Menores de la Federación) era el que evaluaba. Ellos le dan el visto bueno para el tema de licencias.

-¿Su proyecto está aprobado?

Sí. Trabajamos bajo tres pilares. Captación, formación y promoción. En captación, hemos tenido que presentar un sistema donde hay perfiles, evaluaciones, calendario. Después está el tema formativo, donde tenemos que presentar nuestra metodología. Falta definir como institución cuáles van a ser nuestras políticas de promoción de los jugadores.

-¿Este proyecto pertenece a la gerencia de menores o al departamento metodológico?

Nosotros estamos como cabeza. Yo también soy parte de ese departamento metodológico y en conjunto vamos definiendo y supervisando todo el trabajo formativo.

-¿Cómo está compuesto el departamento metodológico de Alianza Lima?

En el departamento metodológico hay un coordinador de metodología que es Reynaldo López. Él trata de integrar y unificar cada una de las áreas. Giacomo Scerpella es el psicólogo del club. César Ríos es el jefe de preparación física. Eliana Quevedo es la jefa de nutrición. Está el doctor Mamani y en la parte técnica, también estoy yo. En conjunto trabajamos para que todo esté integrado.

-¿Qué comprende la metodología de enseñanza de Alianza Lima?

Todo inicia identificando tu filosofía. Eso lo tienes que trasladar a una cuestión mucha más técnica que es el modelo de juego. Nuestro modelo de juego tiene que estar relacionado a nuestra identidad, al gusto por el fútbol. Definido el estilo de juego, ya sabes qué perfil de jugador quieres conseguir. Ese modelo específico y perfil de jugadores te va definiendo también las capacidades y competencias que debe tener ese jugador por puesto. Esas capacidades las tienes que proyectar en el tiempo. Es así cómo vas armando un currículo. Hemos buscado referencias para ello. Tenemos un currículo y ya sabemos cuáles son los objetivos a trabajarse por año. Una vez definidos los objetivos tienes que establecer el método. Primero es el qué y después es el cómo. Eso tiene que ver con el diseño de los ejercicios. Qué componentes deberían tener. Después, están todos los métodos de control. Hay que supervisar si están aprendiendo. Somos una institución educativa que utiliza el fútbol para enseñar.

-¿Cuánta influencia tiene a la hora de definir el estilo de juego de Alianza Lima?

No es que yo defina el estilo de juego. Eso es importante que se sepa. La gente puede decir que Ernesto Arakaki fue un central rústico y que sus equipos dan prioridad a la lucha o al pelotazo, como jugaba yo. No es así. No tengo la potestad ni el poder para poder definir eso. Caería en un grave error. Juntamos gente que se formó en el club. Me acuerdo que también estuvo Jaime Duarte. En conjunto definimos cuál es el modelo de juego que identifica al club. Obviamente hay que agregarle lo que el juego moderno exige. Intensidad, agresividad, inteligencia en el juego, conceptos…Pero todo esto tiene una raíz, que es nuestra identidad. Si no, todo lo demás se desmorona. Todo lo que puedes armar después no es sostenible. Por eso es importante definir esto que es medio gaseoso y no es tangible como tu filosofía, para darle una cuestión más real y técnica.

-¿Cuál es la identidad de juego de Alianza?

Creemos que los equipos tienen que defenderse con la pelota. Nuestros jugadores deben tener un espacio para la creatividad. Nuestro juego tiene que ser un fútbol inteligente, que intente salir jugando desde atrás. Está la otra fase del juego que es la defensiva. Queremos que nuestro juego sea agresivo (intensidad), intentar recuperar el balón lo más rápido posible a la pérdida del balón. Más allá del sistema que también se define. Hay sistemas que se adecuan a un modelo de juego. Todo eso lo hemos desarrollado con todo el equipo y la gente que conoce la historia del club.

-¿Este modelo de juego tiene relación con el fútbol que desarrolla el primer equipo?

Tenemos contacto con Gustavo Zevallos, que es el gerente deportivo. Siempre conversamos sobre eso y buscan que también haya coherencia entre la identidad, el modelo de juego y lo que nosotros estamos desarrollando desde abajo. No es fácil. A nosotros también nos cuesta. Hay que ir encontrando el equipo adecuado, que los entrenadores se adecuen. Es un trabajo al largo plazo. El (FC) Barcelona se demoró 30 años para consolidar su metodología. Lo nuestro va a tomar tiempo para que se pueda desarrollar a un 100%.

-En la temporada 2016, Alianza Lima salió campeón de la Copa Federación en las categorías 2001 y 2002. En la primera, Juan Pablo Carranza fue elegido el mejor jugador del torneo. Mientras que en la segunda, hay jugadores convocados al proceso de la selección peruana Sub-15. ¿A qué se debe el éxito colectivo e individual? 

Son las que han tenido un mayor proceso con nosotros. Veníamos de una sequía de cinco años sin salir campeones en ninguna categoría. La primera que salió campeón fue la 97. Al año siguiente, no salió campeona ninguna. Al tercer año, la 2001 ya pudo coronarse y la 2002 quedó subcampeona. Lo primero que hicimos fue ampliar nuestro trabajo de escuela base. Empezábamos nuestra selección de jugadores a partir de los 11-12 años. Muy tarde. Los mejores jugadores ya estaban colocados en otros clubes. Tenían un proceso más largo de trabajo. Lo que hicimos fue a empezar a trabajar desde los 8 años. Estos chicos de la 2001 y 2002 no vinieron a esa edad. Vinieron a los 10-11 años. Han hecho un trabajo en escuela base de un par de años y ya tienen tres años compitiendo en Copa Federación. Estamos hablando de un trabajo de cinco años de formación y de captación. Si captamos y formamos bien, nos tiene que dar buenos resultados. Nos da la satisfacción e indicios que estamos en el camino adecuado.

-A propósito de la selección y a partir de tu experiencia en un comando técnico de un seleccionado Sub-17, ¿qué explicación encuentra a los fracasos deportivos en los últimos Sudamericanos Sub-15 y Sub-17, a pesar de la existencia la Unidad Técnica de Menores?

Lo que pasa es que (Daniel) Ahmed no va a cambiar el fútbol en el Perú en un año. Esto requiere de un trabajo a muy largo plazo. Lo que pude constatar, estando en una selección Sub-17, es que los principales responsables son los clubes. Si los clubes no trabajan bien, las selecciones tampoco caminarán bien. Es por eso que siento que estoy en el lugar adecuado para generar ese cambio. No solamente en Alianza, sino también en las futuras selecciones. Tenemos que intentar formar a los mejores jugadores para que después nutran a las selecciones.

-¿El sistema de licencias le está devolviendo esa responsabilidad a los clubes?

Así es. Obviamente, la Federación también tiene la responsabilidad de ir dando los parámetros que necesitan los clubes para hacer un buen trabajo. Esa es la idea de las licencias. También hay que definir la línea de carrera que llama el profesor Ahmed. Ese currículo que necesitan los chicos desde las edades más tempranas. Hay una Sub-17 y una Sub-15. Pero si esos chicos no tienen una buena base, también van a llegar con carencias.

-¿Los clubes son los únicos responsables de los fracasos deportivos a nivel juvenil?

Todos tenemos una responsabilidad frente a la formación. Los padres tienen una responsabilidad frente a la formación de sus hijos. Es una problemática mucho más profunda. Hay un tema de gobierno, educación, política y la coyuntura de un país. El fútbol va a ser reflejo de la sociedad. El fútbol no va a escapar de lo que el país vive. Así como encuentras futbolistas que son indisciplinados, también vas a encontrar políticos corruptos, empresarios que no tienen ética. Lo mismo es en el fútbol. Pero sí creo que el fútbol tiene un poder que no tiene otra disciplina que es el de generar un cambio social y ese es el gran sueño y objetivo que tenemos.

-¿Qué iniciativas educativas promueve el club más allá de lo futbolístico? 

Uno de los valores que vivimos es la solidaridad. Por ejemplo, los psicólogos están trabajando en un proyecto que se llama Hermano Mayor. Consiste en que los jugadores más grandes, de Reserva o en un momento pueden ser los jugadores de Primera, cojan al chico más pequeño de nuestra escuela base y lo adopten como el hermano mayor. Que le ayude, que le dé consejos. Eso también hace que sea un crecimiento de ida y vuelta. También aprende el grande porque tiene que asumir una responsabilidad frente al chico. Hoy, tenemos estos desastres naturales que golpean al país. La escuela base y las divisiones menores se organizaron para recolectar víveres y entregárselos a los más damnificados. Es una manera de ir viviendo esa solidaridad de los ‘Íntimos de La Victoria” de manera real y concreta.

-¿Cuántos chicos integran las divisiones menores de Alianza Lima?

Atendemos a 240 chicos.

-Detrás de esos 240 jugadores, hay un gran número de personas que tienen un rol en el proceso de formación de cada uno de ellos. ¿Cómo trabajan con toda esa comunidad?

Hay instituciones que creen que el padre tiene que estar lejos. Creemos lo contrario. El padre tiene que estar cerca. Obviamente, con los límites bien definidos porque ese agente es parte de la formación del chico. Tiene que haber consistencia en este sistema formativo. De lo contrario, es poco lo que podemos hacer. Hay charlas siempre con los papás en cuanto a las normas. Se forman comités. Está el trabajo con los profesores que son un componente importantísimo en la formación. Por ejemplo, el señor Walter Oyarce, que es parte del comité de menores, se ha comprometido mucho en esa área porque quiere ayudar a nuestro crecimiento personal. Nosotros, los profesores, somos los primeros que vamos a intentar transmitir conocimiento técnico, táctico, además de valores. Intentamos mandar a capacitación a nuestros entrenadores. Darles las facilidades que necesiten. Mientras más comprometidos estemos todos y miremos a un mismo sentido, va a ayudar a que los chicos se formen de una manera consistente.

-Ese es el ideal, pero hay situaciones que hacen tropezar al jugador. Pasó con José Cotrina que protagonizó un incidente con la selección Sub-20 en un cuadrangular en Arequipa (2016). ¿El análisis del periodismo en el fútbol juvenil excluye una serie de variables relacionadas a lo social? 

Sí. No sé si tiene que ser su rol revisar a mayor detalle el análisis del rendimiento de un jugador. Al fin y acabo, ustedes se tienen que dedicar al análisis técnico del deportista. Hoy en día hay muchos periodistas dedicados al fútbol de menores. Hay cada vez más gente cubriendo el trabajo de menores. Si estoy trabajando en menores, mi crítica, mi análisis, tiene que ser distinto. La crítica tiene que intentar ser lo más constructiva posible. Tiene que analizar el contexto familiar en el que vive el chico, muchas variables que son parte. El hecho de que estemos conversando ayuda a que todos nos estemos formando en este trabajo de menores, que vayamos creciendo y que nuestro análisis no sea con un conocimiento pequeño, sino cada vez más amplio.

-¿Es hora de que dejemos de construir héroes y aceptar que pueden cometer errores?

En parte sí. Por qué nosotros salimos en defensa de Cotrina. Porque lo tenemos de niño. Sabemos los sacrificios que ha tenido que asumir para estar en un club como Alianza, lejos de su familia. Sabemos que es un buen chico. Lo que nosotros buscamos es que a través de los errores aprendan y el caso de él es una muestra clara. Difícilmente, va a cometer el mismo error porque es inteligente. No hay que crucificar. Todos nos equivocamos. Siempre hay que dar una segunda oportunidad.

-¿Cómo llegan a medir que hay un impacto en la conducta y proyección de un chico?

El fútbol es el reflejo de la sociedad. En el fútbol, te van dando indicios. Los chicos te van demostrando una personalidad, una manera de enfrentar los problemas. Te dan información. Si toleran la frustración, si son solidarios o no. Hemos creado un sistema de evaluación de los aspectos psicológicos, a partir de verlos en la cancha. Si son fuertes mentalmente, si ante la adversidad tiene la capacidad de salir adelante… Son indicadores. Es información que te va diciendo si un chico tiene cabeza fuerte para ser futbolista profesional o no. Son cosas que uno tiene que evaluar para el fútbol de élite. Si el sistema es exigente, tendrán que ir llegando los que van a ser buenas personas, profesionales, disciplinados. Lo vemos todos los días en el entrenamiento. Si saludan, ayudan a recoger el material deportivo, caminan mirando hacia abajo, te saludan con firmeza mirándote a los ojos… Todo es información que te van dando.

-¿Qué sucede con el jugador talentoso, pero que es indisciplinado? 

Nosotros estamos para formar. Lo más fácil es separar. Lo hemos hecho en algún momento, pero cuando se han consumido todas las posibilidades que se puedan tener para ayudar a un chico. A veces el tener que separar, es la mejor manera de enseñarle. De repente tratas de ayudarlo, pero no aprende. Por ejemplo, me dio mucho gusto escuchar a Diego Campos, arquero de FBC Melgar. Él decía que había sido formado en el club (Alianza Lima), pero que no se había estado comportando de la mejor manera. El hecho de no continuar en el club lo ayudó a madurar y hoy es un futbolista profesional. Nosotros hacemos todo lo posible para ayudarlo. Creemos también que si un chico no es disciplinado, difícilmente va a llegar a ser futbolista profesional de élite. Son cosas que tenemos que ir midiendo en el transcurso de su etapa formativa. Tenemos que ver crecimiento. Buscamos la proyección de crecimiento desde pequeños. Identificar que el chico sea lo suficientemente inteligente y saber que va a aprender en el tiempo.

-¿De qué manera logran que la convergencia de clases sociales en las categorías infantiles y juveniles sea saludable y propicie relaciones interpersonales positivas?

Como profesores y entes de captación del talento tenemos que buscar jugadores con proyección al aprendizaje y el crecimiento. Si buscas esto, por más que vengan de distintos estratos sociales se van a saber llevar. Para eso está el sistema formativo, donde están las normas de convivencia. El respeto tiene que estar siempre por encima de todo. Para eso están los profesores. Estamos nosotros. Siempre hay problemas, pero cada vez menos. El nivel socioeconómico del país ha mejorado. La educación también ha mejorado en comparación de unos 20 años atrás. De modo que el perfil de jugador que llega no es tanto como el que estigmatizamos. Ha mejorado el perfil de los deportistas jóvenes. Eso ayuda a la convivencia. Trabajarlos desde pequeños ayuda a que vayan forjando lazos.

Ernesto Arakaki entrevista 4

Arakaki comenta que la estructura de un departamento metodológico permite desarrollar la labor formativa de manera interrelacionada. / Foto: La Nueve-Martín Fonseca


-Usted es uno de los tantos ejemplos de ex futbolistas que estudiaron para dirigir, además de especializarse en la gestión deportiva. Algunos son entrenadores en el fútbol formativo. ¿El pasado como ex futbolista les da una mayor sapiencia que aquel director técnico de menores que también estudió y se preparó, incluso más académicamente? ¿Siente que algunos clubes se convierten en beneficiencia de jugadores retirados?

A veces caemos en el error de por querer transmitir identidad tenemos ex jugadores. También es bueno tener jugadores referentes que los chicos vean como un buen ejemplo. Una cosa no quita la otra. Si podemos conseguir buenos formadores, que se hayan formado y tenido una carrera impecable en el club, sería lo ideal. Pero el hecho de haber sido futbolista tampoco me da los argumentos para ser formador. En encontrar el equilibrio está el secreto. Siempre estamos pensando cómo damos oportunidades a los jugadores que han dado tanto al club. Pero también tenemos que agregarle lo otro, la parte pedagógica que necesita para trabajar con niños. Poco a poco vamos encontrando el equipo ideal para este trabajo.

-¿Es suficiente el título de entrenador para trabajar en el fútbol formativo? ¿No hace falta instruirse en cursos de pedagogía o metodología especializada en menores?

Sí. Para el trabajo de menores hay un perfil específico. Debe tener conocimientos pedagógicos, dinámicas didácticas para enseñar de la mejor manera a los chicos. No es fácil. En nuestro caso, muchos de los técnicos tienen la ilusión de dirigir en la (división) profesional. El enfoque es distinto a la hora de trabajar. Tenemos técnicos jóvenes que saben adecuarse. Si bien es cierto que quieren ser entrenadores de un equipo profesional, están seguros que las herramientas que pueden encontrar en el fútbol formativo los va a ayudar para el fútbol de élite.

-¿Los entrenadores de Alianza tienen las credenciales para cumplir con el trabajo de educar?

Tienen la licencia para entrenar. Cuando sales de la Federación, sales con tu licencia para entrenador de menores y para el fútbol profesional. Nosotros cómo constatamos a los profesores. Es como cualquier institución, club o empresa. Hay un proceso de evaluación, donde pasan una entrevista. Según esas evaluaciones, definimos. No seleccionamos a dedo. Podemos tener referencias de algunos buenos entrenadores, pero igual tienen que pasar por eso proceso de evaluación. El fútbol de menores necesita de un perfil específico para formar. No te voy a negar que nuestro equipo técnico no es perfecto. Ahí es donde el departamento metodológico tiene un mayor enfoque en la parte pedagógica y en la comunicación. Intentamos darles el soporte a los entrenadores. Después, hay unos protocolos de evaluación, donde vemos sus fortalezas y debilidades. Ayudamos a darle el “coaching” que necesitamos todos.

-¿Qué les aconsejaría a los entrenadores que inician sus carreras en el fútbol formativo porque consideran que no hay tanta presión?

Que es todo lo contrario. No sé dónde escuché este ejemplo. En un curso de entrenadores, el profesor les pregunta a los alumnos: “Tienes un equipo de Primera División y un equipo de menores. Tienes a un buen técnico y un técnico regular. ¿Dónde pones a cada entrenador?” Muchos dirán que el mejor entrenador vaya al fútbol de élite y yo creo que es al revés. Los mejores técnicos deberían estar abajo (divisiones inferiores). Deberían tener mejores argumentos, capacidades, conocimientos y una cosa importante, vocación. En menores nunca vamos a ganar mucho. A veces tienes que estar trabajando aquí o allá. Pero buscamos profesores con vocación para trabajar en menores. Si encontramos a alguno que tenga vocación, hay que atraparlo. Es uno de los aspectos que no es fácil de encontrar.

-¿Por qué hay otros ex jugadores que sí se preocuparon por formarse y especializarse?

Por vocación. Yo decidí dedicarme a menores. El fútbol me dio grandes alegrías y títulos, pero también han sido grandes las frustraciones. Seis Copa Libertadores sin conseguir nada. Jugar Sudamericanos con mi selección y tampoco conseguir nada. Esas frustraciones son las que me hicieron cuestionarme qué cosa es lo que falta. Todas mis respuestas me llevaban al trabajo formativo. Si no cambiamos el trabajo formativo, es imposible soñar con logros. Podemos ir a un Mundial, ganar una Copa Sudamericana, pero hay que buscar que sea sostenible. Que no sea una cuestión de azar y se alineen los planetas para conseguirlo. Para que sea sostenible, hay que trabajar las bases. Por eso decidí profundizar, investigar, viajar, leer. Todo lo que pueda aprender siempre va a estar orientado al trabajo de menores que es todo un mundo. Un universo lleno de cosas.

-¿Qué experiencias ha tenido en el extranjero dentro de su formación como entrenador?

Aproveché mis pocos ahorros (sonrisa sarcástica) para viajar a España. Estuve haciendo pasantías en menores en el Real Madrid y Atlético de Madrid. Si en una cancha estaba entrenando Simeone, en otro lado estaban entrenando todos los chiquitos. Yo me iba para el otro lado. Gracias al club también pude estar en el Twente (Holanda) y en La Masía (FC Barcelona), cinco días conociendo la metodología. Siempre con la idea de buscar referencias que nos sirvan para adecuar y crear nuestro propio sistema formativo. Nadie mejor que nosotros mismos -que conocemos nuestra identidad, cultura, idiosincrasia, defectos, virtudes- para encontrar la fórmula que nos saque de la crisis. No se trata de copiar. Se trata de adecuar toda esa información para crear tu propio método.

-¿Las administraciones temporales han afectado el proyecto en menores que lidera?

Gracias a Dios, no. Hemos podido aguantar tres administraciones. Pasa por un trabajo de dar a conocer lo que se está haciendo, indicadores tangibles de que se está creciendo. Darle sostenibilidad es parte de nuestro trabajo de gestión. Los procesos en menores son un trabajo a largo plazo. Muchos de los proyectos de menores se quedan a medio camino porque no hay recursos. Mi idea era trabajar en la gestión para intentar darle sostenibilidad a nuestro proyecto de menores. Es parte de nuestro trabajo también ir convenciendo. Es difícil. Hay que tener paciencia, tolerancia a la frustración.

-¿Todo marcha bien bajo la actual administración, presidida por Renzo Ratto?

Sí. Gustavo Zevallos (gerente deportivo) ha ayudado mucho a darle esa sostenibilidad que se busca. Él cree en nuestro proyecto. Estamos entrando a nuestro cuarto año de trabajo y ojalá, Dios nos dé vida y tiempo para ver nuestro sueño hecho realidad.

-¿Alianza Lima entiende esa sostenibilidad a partir de la venta de jugadores?

Como club grande necesitamos logros deportivos, pero sin olvidar lo otro. Eso va a depender de que nosotros vayamos consolidando políticas deportivas. Hoy, tenemos bastantes chicos formados en el club y que están en el primer equipo. Es importante que les demos ese tiempo que necesitan para consolidarse. Ojalá, nos den logros deportivos y económicos que también se necesitan para darle sostenibilidad al proyecto.

-Desde su etapa como juvenil, la preparación en el fútbol ha evolucionado muchísimo. Sin embargo, ¿qué déficits todavía permanecen?

Una de las cosas que tenemos que ir cambiando son los lineamientos en los términos de las competencias. Por ejemplo, en España todos los equipos de menores tienen claro que la mejor forma de enseñar el fútbol es intentar que jueguen, que salgan jugando desde atrás. Esos lineamientos no los tenemos definidos acá. Vas a una competencia de niños y se juega a la guerra, al pelotazo, etc. Eso no ayuda al aprendizaje. Hay ciertos lineamientos simples que pueden ayudar a que esta competencia sea mucho más pedagógica. Que a través de la competencia los niños aprendan. Si no cambiamos eso, la competencia en vez de formar, deforma. Hay algunos clubes que lo estamos entendiendo. Es importante que comencemos a trabajar esos lineamientos desde la categoría más chiquita.

-¿A qué lineamientos puntuales se refiere? 

Que tengan unos lineamientos en cuanto a la forma de jugar. Hay una forma de jugar que es más pedagógica, que enseña mejor. Por ejemplo, en Estados Unidos hay unas normas en las cuales los equipos de menores no pueden ir a presionar la salida del rival. Tienes que esperar que salgan jugando. Después, presionas. Son cuestiones que ayudan bastante a la formación. Valoramos en nuestra selección adulta que nos haya devuelto ese sentido de pertenencia porque está jugando a lo que nosotros queremos. Vamos a ser mucho más eficaces, si es que lo formamos desde pequeños. Como no hay ciertos límites en esa cuestión, se vuelve un fútbol poco educativo.

-¿Esto que menciona le correspondería a cada club o propones que se universalice para todos?

Se podría dar. Se podría a empezar a definir esos límites como norma en las competiciones oficiales. Eso también va a ocurrir a partir de una buena formación de los entrenadores de menores. Si cada vez más profesores estamos convencidos de que ese es el camino en cuanto a la forma de jugar, va a ser habitual verlo en el fútbol de menores.

-¿De qué entrenador aprendió más?

Lo que pasa es que en mi etapa como futbolista he tenido muchos técnicos y todos te dejan algo. Alguno más en el aspecto táctico como Jorge Luis Pinto. Alguno más en la motivación y el manejo del grupo como Gerardo Pelusso. Gustavo Costas, Paulo Autuori, Richard Páez… Todos te dan ciertas pautas para tu etapa de entrenador. Un profesor que me ayudó mucho en descubrir mi vocación en la etapa formativa fue Jorge Gutti. El profesor Ronald Pitot también, un intelectual del fútbol. Jaime Duarte, que contagia su pasión por el fútbol de menores. Hay muchos. Después de retirado y cuando ya eres entrenador, te das cuenta todo lo que te enseñó cada uno. Todos al final son partícipes de lo que tú eres. Todos han marcado mi vida.

-Comentó que el fútbol es el reflejo de la sociedad. En una entrevista, Aldo Pafinchi, sociólogo de la Universidad Católica del Perú dijo lo siguiente: “El fútbol terminó siendo el último refugio del criollismo tradicional y ahora sufrimos las consecuencias”. ¿Coincide con esta postura? 

El criollismo mal visto, el equivocado. Es algo que debemos ir cambiando. El criollismo lo seguimos viendo en la calle. El criollismo que intenta conseguir logros a través del menor esfuerzo posible. Ese criollismo que dice corre cinco vueltas y en la esquina le robas cinco metritos. Ese de fingir una falta, hacer tiempo. El fútbol y en la vida no se consigue nada sin poco esfuerzo. Se consiguen con mucho esfuerzo. Es algo que tenemos que ir desterrando del fútbol. Si lo desterramos del fútbol, también puede ser un medio para desterrarlo de la sociedad. Esa picardía que te da el barrio puede servir mucho. Tiene que ser parte de nuestra identidad, pero bien canalizada. Si todavía existe lo otro, tenemos que ir cortándolo.

-¿Qué proyecta Alianza y cómo va a contribuir al fútbol peruano y a la sociedad?

Queremos contribuir con formar buenos jugadores. Jugadores que tengan la capacidad de ser competitivos a nivel internacional. Si queremos mejores deportistas, tienen que ser buenas personas. Eso es lo que intentamos hacer acá en el club.

-¿El hincha de Alianza Lima debe sentirse tranquilo por el trabajo que se realiza en su cantera y en el profesionalismo de las personas a cargo del mismo?

Hacemos todo lo posible. Sabemos de la responsabilidad que es formar en Alianza Lima. Sabemos las expectativas que tiene el hincha por sus jugadores de la cantera. Sí nos ha tenido paciencia y ya se están empezando a ver los resultados con estos chicos que están saliendo al primer equipo. Lo que se viene abajo es cada vez mejor. La idea siempre ha sido dejar las estructuras para que se pueda seguir con el proceso, sigamos o no.

Yo, Ernesto Arakaki

Me formé como jugador en AELU (Asociación Estadio La Unión). Jugué Segunda División allí.  Estuve dos años en Deportivo Municipal (1998-1999). En el 2000, pasé a Alianza Lima, donde jugué hasta el 2008. Me retiré en Cienciano del Cusco (2009). A la par, ya estaba estudiando para ser entrenador. Estudié dos años en la Escuela de Entrenadores de la Federación Peruana de Fútbol. Comencé a hacer mis prácticas en Esther Grande de Bentín (2010). Volví a Alianza Lima para trabajar como entrenador de menores con la categoría 1993 de Yordy Reyna, Hernán Hinostroza; 94, de Jeanpierre Archimbeud; 95, con Segio Peña. Después, pasé a trabajar en la selección como asistente técnico en la Sub-17 (Sudamericano de Argentina 2013). Retorno al club (Alianza Lima). Todas las competitivas estaban ocupadas. Me mandan a escuela base a trabajar con los más chiquitos. Yo, feliz. Trabajé 2-3 años en escuela base. Ahí, me di cuenta lo importante que es trabajar en escuela base. Como me quería especializar en la formación de menores necesitaba saber todo el proceso. Estudié el Máster en Gestión Deportiva de la UPC y la Escuela Universitaria del Real Madrid. Empecé a trabajar como director de las escuelas oficiales de Alianza Lima. Presento ese proyecto (manejo de las licencias de las escuelas) en la UPC como trabajo aplicativo final. El club nos dio la posibilidad de trabajarlo. Un proyecto que generaba 90 mil soles al año lo pudimos convertir en un negocio de casi medio millón de soles, explotando diferentes herramientas. A través de ese proyecto, la administración temporal de Susana Cuba me pide trabajar como Gerente de Menores (2013). Tengo tres años trabajando en la gerencia deportiva. Cuando llevé el Máster había un curso intensivo en España. Aproveché ahí a hacer las pasantías dos semanas en el Atlético de Madrid y Real Madrid. Ya trabajando en Alianza, el club invierte para que pueda estar en el Twente y en La Masía. Pasantías. Después, he llevado cursos de la FIFA sobre el trabajo formativo. 

*A inicios del 2010, Ernesto Arakaki anunció su retiro del fútbol a la edad de 30 años. Durante la pretemporada con un equipo de Azerbaijan, le recrudeció una lesión en la rodilla. Antes de operarse, decidió ponerle fin a un ciclo de más de 15 años como futbolista profesional.

Títulos con Alianza Lima: Torneos Apertura 2001, 2004 y 2006 / Torneo Clausura 2003 / Torneos Descentralizado 2001, 2003, 2004 y 2006

SUBIR