Reflexión

¿Qué es la profecía autocumplida y cómo se da en el fútbol formativo?

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Escrito por: Martín Salinas Cisneros, @amrtinaslinas

 

A continuación, hacemos algunos apuntes sobre lo que es la profecía autocumplida y su implicancia en la educación por medio del fútbol. Realizamos, además, una reflexión sobre cómo mantener expectativas altas puede contribuir al desarrollo personal y deportivo de los niños, partiendo del análisis de un caso de la Copa Federación.

Profecía autocumplida

En psicología, se le llama profecía autocumplida a una creencia o expectativa que es en sí misma la causa de que esta se haga realidad. Por ejemplo, en educación sucede que los profesores que creen que un niño no tendrá un buen desempeño desarrollan expectativas más bajas para él, y muchas veces inconscientemente lo estimulan menos y le brindan menores oportunidades de aprender. Son ellos mismos, a través de sus creencias, determinantes en los resultados de aprendizaje de sus alumnos. Su anticipación “falsa” (puesto que se basa en una definición apriorista, equivocada o incompleta de “inteligencia” o “rendimiento”) despierta un nuevo comportamiento que hace que la falsa concepción original de la situación se vuelva verdadera.

En un estudio publicado por el psicólogo Robert Rosenthal en 1973, se demostró que las expectativas de un grupo de maestros influenciaban el rendimiento de sus alumnos. En una situación experimental, se les comunicó que tres alumnos habían puntuado más que los demás en pruebas de aptitud y se les dijo que no los trataran de forma diferente. Al final del año, se les pasó de nuevo las pruebas y estos tres alumnos puntuaron más que los demás. Lo interesante es en la prueba inicial de aptitud los tres alumnos indicados en realidad habían puntuado igual que el resto de alumnos.

Entonces, si los maestros creen que sus alumnos tienen altas capacidades, actuarán, más o menos conscientemente, para cumplir sus creencias. Los niños acabarán aprendiendo más y obteniendo mejores resultados. Asimismo, en deporte, si un entrenador tiene la creencia de que un jugador puede rendir bien y es habilidoso, se comportará de tal forma que llevará al jugador a cumplir esa creencia. A este suceso se le llama efecto Pigmalión.

De manera inversa, existe una relación significativa entre las expectativas docentes bajas y los resultados (de aprendizaje, no deportivos) bajos. A esto se le llama efecto Golem. La creencia previa, directa o indirectamente, contribuye a su propio cumplimiento pues genera ella misma nuevos comportamientos en la dinámica profesor-alumno.

Expectativas y aprendizaje en el fútbol de la Copa FPF

La revisión del concepto anterior sirve para enriquecer el análisis que hagamos de cierto tipo de intervención del profesor de fútbol de menores, que hemos observado ya de manera recurrente. Citamos a un entrenador que dirigía el pasado fin de semana:

“¡Nadie marca!” “¡Solo miras!” “¡¿No puedes quitarle?!” “¡¿Estás con miedo?!” “¡¿Por qué eres limitado?!” “¡No, no, no!” “¡¿Acaso eres estrella?!” “¡Son limitados para patear!” “¡¿O tú también tienes miedo?!”

“Eres limitado” fue, curiosamente, la intervención verbal más utilizada por el entrenador mencionado. Basándonos en la revisión teórica previa podemos afirmar que decirles limitados constantemente a sus propios jugadores hará mucho por contribuir, precisamente, a que su experiencia de aprendizaje y los alcances de esta sean limitados. Si un profesor de fútbol realiza constantemente dichas intervenciones al momento de dirigir un partido, y sus expectativas son que sus muchachos se desarrollen de manera “limitada”, con miedo y/o aires de estrellato, creemos que conducirá él mismo a completar la profecía autocumplida que describimos al principio.

Por otra parte, también consideramos que cuando un DT reta constantemente (y de maneras, por lo menos, agresivas) a un menor durante todo el partido, lo único que logra es generarle una tensión desbordada, atemorizarlo desde su posición de poder e incluso retrasarlo, cognitiva y posicionalmente, respecto a la siguiente jugada.

Reflexiones finales

Los entrenadores que creen que algunos simplemente nacieron con el don de jugar al fútbol y que es solo eso lo que determina el aprendizaje son más propensos a establecerse expectativas bajas sobre aquellos alumnos que pudieran ser rotulados como “comunes” o “sin-talento”. Al hacerlo, estarán contribuyendo a que efectivamente así sea.

Creerán que en el caso de algunos pocos “tocados” no hay que detener el desarrollo natural del talento y asumirán que algunos son capaces y otros no, dejando de lado la individualidad de cada uno en el proceso de aprender. Por el contrario, mantener expectativas altas sobre el aprendizaje y el rendimiento de los deportistas jóvenes es una manera efectiva de contribuir a su desarrollo, brindándoles mayores oportunidades de aprender a los chicos y estimulando su crecimiento personal y deportivo.

Las expectativas docentes tienen, por todo ello, un impacto significativo sobre el aprendizaje de los deportistas. Tienen, asimismo, un correlato con las creencias sobre cómo aprendemos, de las que hemos escrito en un post anterior. Cómo un entrenador conciba el aprendizaje tendrá una repercusión determinante en los métodos que utilice en la práctica docente, así como en las expectativas que se construya respecto a sus alumnos. La anticipación que nos hagamos del futuro de nuestros deportistas, repetimos, no es neutra, sino todo lo contario, pues contribuye ella misma a generar dinámicas nuevas en la relación entrenador-futbolista. Tomar conciencia de este factor, entre tantos otros, permitirá construir un ambiente de aprendizaje más adecuado.

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