Premiar las acciones de juego limpio y compañerismo es tan importante como sancionar las acciones antirreglamentarias, inadecuadas y/o anti-éticas.
En el ámbito educativo, existen iniciativas que previamente ya han incorporado la tarjeta verde como herramienta pedagógica para premiar las buenas actitudes de los niños futbolistas (ver el caso de la organización Fútbol Más). Consideramos que su incorporación al fútbol profesional puede ser muy beneficiosa para el aspecto ético del juego, siempre y cuando venga acompañada de una reflexión crítica de los razonamientos y juicios morales que están detrás de los comportamientos visibles de los jugadores. Hay que evitar generar un condicionamiento en el que los jugadores simplemente actúan para recibir la tarjeta verde, y no porque en realidad valoren las buenas acciones por sí mismas.
Cristian Galano, del Vicenza, recibió la primera tarjeta verde de la historia del fútbol profesional en un duelo de la Serie B de Italia frente al Virtus Entella. Marco Mainardi, árbitro del encuentro, le mostró la cartulina verde (de manera simbólca, levantando las dos manos) después de que el futbolista le advirtiera que su disparo se había ido directamente fuera, sin tocar a ningún rival, y que no era correcto el córner que inicialmente había señalado.
Cristian #Galano del @VicenzaCalcio è stato il destinatario del primo Cartellino Verde: ecco perchè 😉 #SerieB #CalcioVero pic.twitter.com/orq9barJwq
— Lega B (@Lega_B) October 4, 2016
Esta tarjeta tiene un valor simbólico que puede volverse muy potente. Reconocer las buenas actitudes es necesario para generar que el deporte sea verdaderamente un medio para transformar positivamente las sociedades en que se practica.