Entrevista

José Inga: «El equipo me decía que la operación iba a salir bien y que me recuperara pronto»

José Inga Sporting Cristal 1999

José Inga cuenta el duro golpe que le tocó afrontar cuando todo estaba en juego. Una luxación de clavícula lo marginó de luchar con sus compañeros de la categoría 1999 de Sporting Cristal por el título de la Copa Federación 2016. Sin embargo, no lo privó de ser reconocido por lo que había hecho hasta entonces.

Por Renzo Pucce

«Estaba afiebrado. Teníamos que jugar en Campo Mar ante Universitario. Me llamó temprano para decirme que no llegaba al partido. A las dos horas se apareció en la cancha con su mamá. La madre me dijo que su hijo había estado con fiebre toda la noche y que él quería presentarse. Inga me dijo que le dé su uniforme para entrar. Lo consultamos con el doctor. Finalmente, se puso la cinta de capitán y jugó hasta donde las fuerzas le alcanzaron. Sus compañeros lo notaron. Es uno de esos líderes naturales que hay pocos y que lo demuestran con actos», relata Victor Reyes la prueba de liderazgo que puso en manifiesto uno de sus dirigidos y el abanderado de la categoría 1999 de Sporting Cristal: José María Alberto Inga Guerrero.

Aquel capítulo corresponde a la temporada 2016, en la que Sporting Cristal obtuvo el título de la Copa Federación luego de una disputa palmo a palmo con Esther Grande de Bentín. El club rimense dejó atrás la desazón de perder el campeonato en la última fecha hace dos años y que el responsable de ese resultado haya sido E.G.B. El desenlace cambió esta vez. «Todo el año estuvimos parejo con Bentín como la campaña pasada (2015) en la que nos ganaron por un punto. En las últimas fechas se desinflaron y comenzaron a perder. Nosotros empezamos a sacar ventaja», explica Inga que además de portar la cinta de capitán en el terreno de juego, se encargaba de la organización del juego, la recuperación del balón y ofrecía un valor agregado por su capacidad para definir siendo mediocampista.

Sin embargo, no todo fue color de rosas para José Inga en el último torneo federativo. A la mitad de la etapa de liguillas, Sporting Cristal visitaba a Bentín por la novena fecha de la Copa de Oro A (octubre del 2016). Quedaban 10 minutos para que culmine el partido y el equipo de Victor Reyes ganaba por 3-1, hasta que Piero Vivanco marcó el descuento y un autogol de Cristian Sánchez decretó el empate 3-3. El conjunto celeste dejaba escapar tres puntos valiosos, pero también perdía a su capitán para el resto de la temporada.

«Encuentro el balón por el medio. Estábamos jugando con 10 hombres. Comienzo a correr con el balón. Cuando estoy por llegar al área e iba a patear, un jugador me toca por atrás. Caí mal, sobre mi hombro. En el momento que me quise parar, sentí que mi hueso se había salido. Me asusté y comenzó a doler bastante. Fue al minuto 89. No pude terminar el partido. Me sacaron en camilla. Me mandaron a una clínica. Me sacaron una placa y me dijeron que era una luxación de la clavícula izquierda. En el tópico, mis hermanas y mi mamá empezaron a llorar. Primero me dijeron que la operación era sencilla, pero para mí no era tan sencilla. Al final todo salió bien.  Me operaron a las dos semanas», resume un mazazo que le tocó afrontar mientras habían cosas importantes por definir.

José Inga-Sporting Cristal 99

Inga sufrió una luxación de clavícula en el empate 3-3 ante Esther Grande de Bentín y se perdió el resto de la temporada. / Sporting Cristal

Después de cada terapia en el club, que asumió el costo de la operación, Inga llegaba a su casa vapuleado anímicamente. «Me pierdo todo el campeonato», se lamentaba en su cuarto. Frustrado por una lesión que atentaba contra sus metas personales en un momento importante para él. Así de impredecibles. Así de crudas. Los doctores lo citaban a las 8:00 a.m. en La Florida. Se internaba en el tópico. Terminada la terapia, se encontraba con sus compañeros que salían de entrenar y que aparecieron junto al comando técnico deseándole una pronta recuperación en un video enviado por Franco Ascenzo, psicólogo de Sporting Cristal, a través del Whatsapp. «El equipo me decía que la operación iba a salir bien y que me recupere pronto», comenta. Una mínima muestra de unión y sensibilidad que representó una inyección de respaldo gigante para a un paciente alicaído.

«Hablé con los doctores y me dijeron que sí podía jugar, pero que era un riesgo. Hablé con el profesor Victor y me dijo que podía jugar, siempre y cuando los doctores autorizaran. El doctor que me operó no quiso que jugara. Una mala caída o un mal movimiento podía retrasar la recuperación. No podía mover mi brazo al 100%». Con una clavícula en reconstrucción, Inga tuvo que resignarse y continuar con las terapias en el gimnasio para fortalecer la zona afectada. No le quedó otra opción que convertirse en un espectador más y ver desde afuera cómo Pretel asumía la capitanía en su lugar y el equipo se encaminaba hacia el título de la categoría.

Si bien estaba impedido de jugar, estuvo en el campo de La Florida para dar la vuelta olímpica junto a sus compañeros tras la victoria 3-1 sobre César Vallejo a falta de dos fechas para el final de la temporada. Nada lo privaría de ser un protagonista más del festejo y saborear la satisfacción de haber contribuido en la consecución de la gloria deportiva por la que trabaja cada atleta. En el camerín, Victor Reyes, Franco Ascenzo y algunos jugadores desfilaron por la pista de baile a su manera. El entrenador encabezó los discursos protocolares y cedió la palabra a tres referentes de la categoría: Fernando Pacheco, Gerald Távara y José Inga. Entre la felicidad por la coronación y la tristeza por su ausencia, el capitán reconoció el trabajo grupal y el logro del objetivo. «Fue un bonito ambiente porque habíamos salido campeones y habíamos hecho bien las cosas», recuerda.

Como todos los años, Sporting Cristal realizaba la clausura del fútbol formativo en La Florida, una especie de ceremonia interna donde se premia a los juveniles y las categorías menores del club por los logros alcanzados en el año. De risa modesta y con los audífonos rodeando su cuello, Inga posaba a la cámara junto a los históricos ex jugadores de la casa, Alfredo ‘El Flaco’ Quesada (mediocampista y futbolista más ganador durante sus 18 años en Sporting Cristal) y Fernando Mellán (defensor y campeón nacional en 1968, 1970, 1972 y 1979), tras ser reconocido por su rendimiento a lo largo del 2016. Incluido en el equipo ideal rimense de la Copa Federación y elegido el Jugador de la Raza Celeste, el mediocampista de la urbanización Los Viñedos veía recompensado su trabajo y esfuerzo. La temporada había acabado y tocaba disfrutar de las vacaciones.

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Inga recibía el premio al Jugador de la Raza Celeste en el medio de dos históricos ex futbolistas de Sporting Cristal: Alfredo Quesada (a su derecha) y Fernando Mellán. / Sporting Cristal

En plenas fiestas de fin de año, Inga recibió una llamada de Victor Reyes. «Me dijo que él ya no iba a seguir en el club y que tenía una propuesta en San Martín», cuenta José el anuncio que llegó desde el otro lado de la línea. «Lo felicité. Conversaba con él y me contaba que quería trabajar en Primera División. Le dije que dé lo mejor de él».

Tres años de trabajo, infinitas experiencias y conocimiento compartido se cerraban por ahora. Pero el gesto dice mucho más que una simple comunicación. «Es el grado alto de confianza que hay entre entrenador y capitán. José fue una de las primeras personas a las que le comuniqué (su salida del club), después de los directivos, por el respeto que le tengo y a sus compañeros», reconoce Reyes, actual primer asistente de Orlando Lavalle en el equipo profesional de San Martín.

Por su parte, Inga cumplió con el encargo y avisó la noticia en un grupo de Whatsapp de la categoría 99 de Sporting Cristal. Las opiniones coincidieron en los buenos deseos. «Es una buena persona. Es justa dentro y fuera del campo porque ayudaba a los demás y el que tenía que jugar jugaba», destaca el capitán.

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Victor Reyes estuvo a cargo de la dirección técnica de la categoría 1999 de Sporting Cristal durante 3 años. Encontró en José Inga al líder del grupo. / La Nueve-Gerardo Marín

Las réplicas de su actuación en la Copa Federación 2016 continuarían teniendo notoriedad al año siguiente. En febrero del 2017, la Noche de Estrellas reconoció y premió a lo más destacado del fútbol formativo en el Perú gracias a la Federación Peruana de Fútbol y Fundación Creer con el auspicio de Lavaggi. Sentado en el auditorio del Teatro Mario Vargas Llosa, Inga escuchó su nombre en las voces de Romina Antoniazzi y Daniel Peredo, conductores de la ceremonia, quienes anunciaban al ganador a Mejor Jugador del torneo federativo en la categoría 1999. Se había impuesto a su compañero Gianluca Leyva, Sebastián Calle y Christopher Olivares (ambos de Esther Grande de Bentín), y José Zevallos (Universitario de Deportes). Volvería a subir al estrado luego para recibir el premio al Jugador Favorito del Hincha. Su gran comunidad de familiares y amigos en Facebook le dio la mano para hacer que su foto sea la más compartida entre los 25 nominados. Su ausencia por lesión quedó desapercibida por todo lo que hizo antes que se produjera la misma.

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José Inga fue elegido el Mejor Jugador de la Copa Federación 2016 en la categoría 1999. / La Nueve-Martín Fonseca

Hay un hilo que une a Inga con la Noche de Estrellas, puesto que en su primer año de Copa FPF (2012) también resultó premiado. Aunque la categoría fue otra. Se hizo acreedor del premio al Goleador de la categoría Pre Calichín (en ese entonces). Una prueba más que relevante para las credenciales de un mediocampista que siempre iba lanzado hacia el arco contrario desde niño. Ese olfato por el gol bien desarrollado pudo haberlo coqueteado y convencido de ser delantero. Sin embargo, su vocación iba por otro lado.

«Me gusta tener más el balón y hacer que el equipo juegue. Tienes un panorama de todo el campo». En Cristal, regularon la libertad que tenía para las acciones ofensivas e hicieron de él «un jugador mixto que marca, llega al arco y con posesión de balón».

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Sporting Cristal vs San Martín. Fecha 7 de la Copa de Oro A. La recuperación es una de las características marcadas en el juego de José Inga. / La Nueve-Gerardo Marín

Nanjing 2014

Miércoles 27 de agosto del 2014. Dieciocho peruanos nacidos en 1999 celebraban en China. Uno de ellos era José Inga. Allá eran las 10:45 p.m. Acá, el día empezaba (9:45 a.m.). Más de diez horas de diferencia que no impedían seguir y aplaudir el suceso en tiempo real. Perú lograba el oro en los Juegos Olímpicos de la Juventud Nanjing 2014. Había vencido 2-1 a Corea del Sur en el Estadio del Centro Deportivo Jiangning. Debió recuperarse tras el gol inicial de Jeong (16′). Franklin Gil (San Martín) empató antes del final de la primera mitad (41′). Mientras que la remontada se convirtió en realidad gracias al golazo del capitán Fernando Pacheco (55′), integrante del quinteto de juveniles de Sporting Cristal que conformaron aquella selección peruana Sub-15 de Juan José Oré.

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La selección peruana Sub-15 que consiguió la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de la Juventud Nanjing 2014. / Getty Images

Tres días atrás, Inga había jugado los 90 minutos en la victoria 3-1 ante Cabo Verde por las semifinales. Fue el único partido que disputó en el torneo. Cuando el resultado estuvo cuesta arriba, su remate de volea casi halló la paridad, si no hubiese impactado en el travesaño. Volvía al titularato después de perderlo en las giras de preparación para los Juegos. Oré les había pedido ver el Argentina-Holanda de las semifinales del Mundial Brasil 2014, pero unas horas de sueño le pasaron factura. Quedarse dormido le costó el puesto en la oncena donde también estaba Gerald Távara, que se afirmó en el mediocampo como primera opción para el entrenador.

Inga Nanjing 2014

En la fila de los hincados, con la número 8, aparece Inga equilibrado para enfrentar a Cabo Verde en las semifinales de los JJ.OO de la Juventud Nanjing 2014. / Getty Images

Más allá de esta anécdota aleccionadora para él, formó parte de la historia deportiva del país a la edad de 14 años. Cerca de tres semanas alejado de su familia en un país desconocido tenían que valer la pena. La tercera medalla del Perú en los Juegos Olímpicos de la Juventud entró con gratitud a la vitrina tan espaciosa del palmarés que tiene el fútbol nacional. Especial para todos, más aún para los familiares de los protagonistas.

«Cuando me entregaron la medalla me puse a pensar en qué tan orgullosa se sentía mi familia porque a los 14 años no cualquiera viaja hasta allá y gana ese título. En ese momento, solo pensaba en mi familia y qué tan feliz estaba», revela Inga un sentido familiar omnipresente.

A miles de kilómetros de distancia, los Inga Guerrero lo alentaban a escala planetaria. Grabaron el partido que jugó ante Cabo Verde y lo fueron a recoger al aeropuerto Jorge Chávez cuando los campeones olímpicos retornaron a Lima para una ola de múltiples reconocimientos. Desde un homenaje en el Congreso de la República una semana después de la conquista, hasta la visita de sus vecinos para felicitarlo. Pero hubo uno más importante que todos. El fútbol le regalaba un momento especial con una familia ansiosa por compartir el éxito de su corta carrera deportiva.

«Fue bonito porque pude reunir a mi familia después de mucho», valora.

En la sala de su casa, reposa la medalla olímpica de Nanjing 2014 junto al resto de trofeos. De aquella selección, varios pegaron el salto a Reserva e incluso Primera División. No hace falta buscar muy lejos para encontrar ejemplos. «Así como Távara y Pacheco están en el primer equipo, nos toca seguir el mismo paso». Si bien no se desespera, José Inga está mentalizado en destacar en el equipo de Victor Díaz, Jefe de la Unidad Técnica de Menores de Sporting Cristal, y subir a Reserva.

De sacarle brillo a su talento en la Copa Federación, podría volver a vestir la camiseta de Perú. Y es que acaba de comenzar un nuevo ciclo del seleccionado nacional Sub-20 con miras al Sudamericano de la categoría que se desarrollará en Chile, el cual otorgará boletos al Mundial Sub-20, los Juegos Panamericano Lima 2019 y los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Hasta entonces, en el camino aparece un primer medidor: Juegos Bolivarianos Santa Marta 2017. La Unidad Técnica de Menores ya empezó con las visorías en la Videna, donde futbolistas de la categoría 1999 ya están siendo observados por Daniel Ahmed.

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Inga intenta salir airoso entre dos rivales que lo enciman. Clásico de la primera parte de la Copa de Oro. Lo ganó Sporting Cristal por 2-1. / Sporting Cristal

Inga se encamina a los años finales de su etapa formativa. Ni se imagina cuál será su paradero cuando el debut en Primera División toque la puerta de su casa. Lo que sí tiene claro es que su prioridad se llama Sporting Cristal gracias a su papá que lo inscribió en una prueba masiva en 2008 sin consultarle tras leer el anuncio en el periódico. Allí nació su identificación con el club rimense a tal punto que le gustaría desafiar a su familia en el partido soñado.

«Me gustaría que sea contra Alianza porque toda mi familia es de Alianza Lima y quiero ver si me apoya a mí o al equipo de sus amores», lo duda a modo de gracia.

José María Alberto Inga Guerrero sabe la respuesta. Los mismos que lo matricularon en la Academia de Alianza Lima de pequeñito. Los mismos que gestionaron una beca para él cuando ingresó a Sporting Cristal. Los mismos que multiplicaron esfuerzos económicos para que continúe en el club cuando le recortaron el beneficio a media beca. Ya sean sus papás, José Antonio y Merly; sus hermanos, Juan Antonio, Ana María y Mariana, o su tío Osmar, tiene la certeza de que habrá alguien de su familia esperándolo con los brazos abiertos al final de cada partido.

 

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