Más de 1000 niños de las 18 comunas distritales de San Juan de Lurigancho participan en la primera edición del Festival FutbolNet Scotiabank en el Perú, que se basa en actividades lúdicas sobre valores y la metodología del Fútbol en tres tiempos. Cuatro días de aprendizaje y reflexión sobre la igualdad de género, la enseñanza por medio del juego y la inclusión social. A través de esta crónica, La Nueve aborda el impacto del programa educativo de la Fundación FC Barcelona en la comunidad del distrito más poblado de Lima.
Por Renzo Pucce
Sentada en una piedra abrigándose las manos con una casaca ploma, la señora Tania observa a su pequeño Pedrito jugar en un campo de tierra del Asentamiento Humano Cruz de Motupe, Grupo 4, ubicado en San Juan de Lurigancho. Ella vende golosinas en buses de transporte público. Su ruta comprende desde la Av. Abancay hasta la Av. Miguel Grau, de 4 de la tarde a 11 de la noche. Por lo tanto, aprovecha las mañanas para pasar tiempo con él. Pedro se acerca para pedirle agua, tras lo cual continúa jugando. “Descansa que vas a corretear”, lo llama su mamá para que se una a la actividad del módulo Respeto. Ese es el nombre de una de las cinco estaciones sobre valores que promueve el Festival FutbolNet Scotiabank, el programa educativo de la Fundación FC Barcelona que aterriza en Perú por primera vez gracias a su alianza regional con Scotiabank.
Sábado 22 de julio
El Campo Cepilloma del A.H. Cruz de Motupe está señalizado con grandes pendones que llevan las imágenes de Messi, Neymar, Suárez, Iniesta y Piqué. Luce listo para albergar una mañana deportiva distinta, lejos de parecerse al punto de reunión de pandilleros y vicios de la zona. Niños y niñas de las comunas distritales 1, 2, 3, 4, 5 y 6 de San Juan de Lurigancho comienzan a arribar cerca de las nueve y media de la mañana. A medida que llegan, son agrupados en filas según su edad (10, 11, 12 y 13 años) para que entreguen su formulario de registro. Una vez inscritos, se les coloca una pulsera con el número de uno de los diez campos habilitados. Luego de pasar por la mesa de inscripción, los voluntarios –compuestos por trabajadores de Scotiabank, agrupaciones juveniles de San Juan de Lurigancho, Fundación Creer y gente local- les hacen entrega de las camisetas del festival que deben ponerse para jugar. Por último, los chicos recogen sus refrigerios que contienen una barra de cereal, un plátano y un jugo en botella. Laia Martín y Sara, responsables del proyecto en América Latina, coordinan las tareas.
En las losas deportivas contiguas a la cancha principal, decenas de chicos esperan que arranque la jornada. La mayoría viene con sus pares de la misma comunidad como Isaac, Paul, Jeremy y Victor, amigos del Asentamiento Humano Tres Compuertas. O como Jade, Nicole y Angie que pertenecen al sector de Totorita. Otro grupo de chicos de Las Flores y Jicamarca aguardan con expectativa. Por su parte, Abel de Caja de Agua se prepara para un gasto energético importante consumiendo su refrigerio. Carga su mochila adelante. Aún no se quita la casaca que cubre su uniforme vinotinto. Además de conocer a Messi y compañía, tiene claro cuál es la filosofía del FC Barcelona. “Busca en sus jugadores que sean mejores para que den el ejemplo”.
Mientras niños y padres de familia van poblando las gradas y continúa el proceso de inscripción, por el altoparlante se anuncia la llegada de Hugo ‘Cholo’ Sotil al Campo Cepilloma. Resulta comprensible que pase desapercibido por la multitud de niños presentes en el evento. Algunos, advertidos por sus padres, se acercan a saludarlo. Todo lo contrario sucede con los jóvenes y experimentados conocedores de fútbol que activan las cámaras de sus celulares para tomarse un ‘selfie’ al lado del legendario futbolista peruano que salió campeón con el FC Barcelona en la década de 1970 y que brilló al lado de uno de los mejores de la historia como Johan Cruyff –ex seleccionado holandés considerado un revolucionario del fútbol mundial–.
Antes de ser invitado al estrado para inaugurar oficialmente el Festival FutbolNet en Perú junto a Gaby Rodríguez Larraín, Gerente de Relaciones Institucionales y Responsabilidad Social de Scotiabank, Sotil espera muy calmado en una de las losas deportivas. Desde lejos, si uno lo observa, parece detenido en el tiempo. Su mirada y postura transmiten la timidez de un niño que no conoce a nadie. Son 68 años que descansan en una silla de plástico lila y que distan de aquel jovencito de 24 años que selló la goleada histórica por 5-0 del Barcelona sobre el Real Madrid en el Santiago Bernabéu. O de aquel ‘Cholo’ que se tomó un avión hacia Caracas -sin avisar al club catalán- para jugar con la Selección peruana y anotar el gol del título en la Copa América de 1975.
Los años pasan por el que fue un genio de la pelota nacido en el seno de una familia muy humilde de Ica. Un delantero gambeteador que alcanzó la gloria deportiva y la fama, pero que oscureció su carrera futbolística por falta de disciplina. Del fútbol vivió, del fútbol aprendió. Así que el invitado de honor en la jornada inaugural del programa tiene algo que decir: “Felicito a Scotiabank y a la Fundación FC Barcelona por esta idea. Siento una enorme satisfacción que estén apoyando a esta enorme cantidad de muchachos. (…) Ahora, todo el mundo quiere ser futbolista. Hay que cambiar ese pensamiento. Con ese balón podemos hacer muchas cosas. Llegar a ser grandes profesionales. Tengo la plena seguridad que a través del fútbol se puede educar”.
Distribuidos todos los niños y mediadores en sus respectivos campos, el festival se pone en marcha. En una de las canchitas de cemento, se desarrolla el Futbolito humano. Esta actividad pertenece al módulo sobre el valor del esfuerzo. Aquí, dos equipos se enfrentan en un partido donde deben formar un sistema de juego similar al del fulbito de mano. Agarrados de las manos en cada línea –salvo el arquero–, tienen que pasar el balón por cada posición (defensas, mediocampistas, delanteros) hasta convertir el gol. A más de un participante le cuesta acostumbrarse a esta regla. Se separan. No se mueven. La pelota va más por arriba que por abajo. La complejidad de ir hacia el mismo lado sin soltarse los desafía a jugar al ritmo del grupo.
En la losa deportiva de al lado, se encuentra Abel de 12 años. Va de aquí para allá con una bandera roja que estaba amarrada en el arco del equipo contrario. Ahora, tiene que volver a su campo sin antes ser tocado por un miembro del otro grupo. Varios de sus compañeros quedaron ‘encantados’ en el intento por tocar la bandera. Este juego corresponde al módulo sobre trabajo en equipo, cuya finalidad es aprender a definir una estrategia para lograr un objetivo colectivo. Tal y como lo hace Abel cuando desarrolla un sentido de cooperación con sus compañeros en las ‘pichangas’ con apuesta. Esta práctica simpatiza con cada componente del FC Barcelona que ve por televisión. “Se ayudan el uno al otro. Ponen coraje. Siguen jugando hasta el final”, valora Abel.
La siguiente estación del festival tiene como escenario una franja de pasto disparejo y tierra. El equipo de Adiño se enfrenta a un bando contrario en inferioridad numérica. Lo que sucede es que impactó a más jugadores del rival con el balón a modo de ‘matagente’ sin traspasar la línea del mediocampo. Por ello, los chicos pasaron a su grupo automáticamente tras entregar la cinta de su equipo anterior a la voluntaria de Scotiabank y solicitarle la del otro. Antes de que la otra escuadra se quede sin integrantes, la mediadora Edelmira Jiménez da por finalizada la actividad Somos rivales, no enemigos del módulo sobre el valor de la humildad. Luego del tiempo de hidratación, los reúne para preguntarles cómo se sintieron al cambiar de equipo constantemente durante el juego. En ese intercambio, algunos respondían y otros pedían jugar fútbol. Ya apartado de los demás, Adiño de 10 años y de zapatillas de lona desgastadas comenta: “Me sentí feliz porque no importa en qué equipo estás. Importa que juegues”.
Con un clima más cálido y un sol que se hace sentir, Adiño y su equipo se dirigen a la cancha principal. Les toca jugar en el campo 9. Van a disputar un partido de Fútbol 3 o Fútbol en tres tiempos, una metodología desarrollada por la organización internacional Streetfootballworld. Sentados en un círculo, definen con el mediador encargado y el otro grupo las normas técnicas (la cantidad de pases previo al gol, saque de mano o pie, arquero-jugador, etc) y las normas de convivencia que deberán tratar de respetar durante el encuentro. Lo interesante está en estas últimas, pues de ellas se puede extraer el impacto socio-moral que el juego ha producido en los menores. Por ejemplo, aquí decidieron que se celebre el gol del rival.
El conjunto de Adiño se llama Amistad, por cierto. No fueron tan fantasiosos como los miembros de Dragones Rojos y Halcones Dorados, pero cumplieron con la norma de asignarse nombres con mensajes positivos. Los chicos de Respeto Siempre también andaron por esa línea.
Turno del segundo tiempo, el partido en sí. Tras 20 minutos de tiempo efectivo, Adiño y sus compañeros llegan con una ventaja a la sumatoria final del puntaje gracias a sus goles marcados. Todos vuelven a juntarse para el tercer tiempo. El mediador les pide que evalúen la participación del equipo contrario y viceversa. Ahora, tienen que calificar sus actitudes y su grado de cumplimiento de las normas. Una tarea que pone a prueba la honestidad y la capacidad de autoevaluación propia. Amistad niega haber jugado sucio. Luego, basándose en su observación, el mediador también define un valor (cada puntuación va del 1 al 3) sobre el desenvolvimiento de ambos grupos en relación a las reglas. Finalmente, la suma global de todos los puntos declara ganador al cuadro de Adiño que reconoce que “a veces nos olvidamos y pasamos el límite”.
En el campo 4, la mediadora Marisol Romero realiza el mismo procedimiento entre Los Rayos y Los Pro. Guía el diálogo. Les pregunta qué puntaje se colocan. Después, ella les explica por qué les corresponde tal puntuación. Para la estudiante de Educación Física, el Festival FutbolNet brinda una interesante oportunidad para que los niños se vinculen más con una práctica deportiva distinta. Acostumbrados a la parte competitiva, ella sostiene que aquí el fútbol se transforma en una “herramienta para el desarrollo social”. En ese sentido, cuenta su experiencia con las normas de convivencia. “Ellos (los chicos) proponían no faltar el respeto. Si un compañero se caía, lo levantábamos o parábamos el juego hasta que se pusiera bien. (…) Observaba que a algunos niños les era difícil jugar con las niñas. Entonces, decía que el gol de las chicas valía doble”.
Los Aliados y Los Triunfadores también acordaron fijar una regla de convivencia relacionada con la igualdad de género. En este caso, todas las chicas deben tocar el balón para que un gol sea validado. Además, plantearon que se cobre penal desde la media cancha ante un insulto del rival. A la hora de la puntuación, ambos equipos se ponen 3. Alexander, el mediador del campo 7, les advierte que escuchó comentarios ofensivos por parte de los dos lados. Eso les bajará un punto seguro. Al final, Los Triunfadores se llevan una victoria simbólica porque todos son ganadores. Esa es la consigna del festival. Y lo manifiestan entregándoles una medalla y una segunda ronda de refrigerios a cada niño y niña participante en el cierre de la jornada.
Martes 25 de julio
Cuarto y último día. Hoy, se completa el Festival FutbolNet Scotiabank. El pronóstico se mantiene del domingo 23 y lunes 24, fechas en las que se recibieron a los niños de las comunas 7-10 y 11-14 respectivamente. En lugar de los voluntarios de Scotiabank, se suma una delegación de entrenadores y alumnos de la FCB Escola Perú –la escuela del FC Barcelona-. Ellos se encargarán de las actividades sobre valores y el Fútbol en tres tiempos. Pero mientras tanto, cooperan con las labores de inscripción, nombrar las pulseras y tomatodos, y la entrega de polos y refrigerios. En esa zona, Juan Geldrez da una mano. Para el coordinador de la Copa Federación Regional de Lima Metropolitana y promotor de Creciendo con el Fútbol en San Juan de Lurigancho, la implementación del programa en el distrito donde trabaja no solo le genera un orgullo, sino además lo invita a “investigar y aprender más”.
El número de niños y niñas empieza a incrementarse con el paso de los minutos en el Campo Cepilloma. Los 14 chicos que dirige el profesor César Alcalá en la Academia Los Molles ya están registrados e identificados con la indumentaria del festival. De igual manera, se encuentran Angie, Selena, Kiara, Milagros y Genesis que asisten junto a trece niños más de la comuna 15 de San Juan de Lurigancho. Las comunas distritales 16, 17 y 18 también dirán presente en el evento.
Deysi, Claudia y Ruth aguardan el inicio en la cancha. Están sentadas alrededor de una de las mesas instaladas con bidones de agua. Ellas se enteraron acerca del programa en su Colegio Micaela Bastidas de Cruz de Motupe, del cual alrededor de 20 chicos entre cuarto y sexto grado de primaria van a participar.
El comienzo se posterga. Siguen llegando más niños. Laia Martín repasa las colas en la zona de inscripción y nota que algunos niños ya participaron en el festival. Con el dolor de su corazón, tiene que decirle a una madre de familia que no puede registrar a su hijo porque tiene 5 años. La idea es darle la oportunidad a los que vienen por primera vez. En tanto, Martín Salinas, psicólogo educacional de Fundación Creer, recorre la losa deportiva para entregar los últimos formularios de registro. Es bombardeado por padres y niños. Reconoce caras conocidas de los días anteriores. En la organización, no esperaban tanta acogida. El número de participantes ha superado el cálculo previo. Tanto así que Laia advierte que ya no hay polos para entregar. Así que a las diez y cuarto de la mañana se comunica por el altoparlante que se cerraron las inscripciones.
Entre los más de 200 niños que se contabilizan, aparece Pedro. La señora Tania alcanzó a registrarlo, a pesar de llegar tarde por segundo día consecutivo. Ella se enteró del festival en el lugar donde vive por el presidente de la Agrupación Familiar La Rinconada del Sol, comunidad que corresponde al sector de Mariscal Cáceres. El lunes 24 se presentó cuando ya había empezado la jornada.
Pedro forma parte de las actividades paralelas de los módulos sobre el esfuerzo y la superación que se llevan a cabo en un terreno de tierra de la parte alta del Campo Cepilloma. Al verlo jugar y divertirse, la señora Tania siente que valió la pena bajar del cerro en mototaxi y dejar de cocinar por un espacio de recreación como este. “Me gusta que mi hijo se distraiga. Para metido en la casa. No podemos sacarlo a otro lado. Me gustaría que haya más festivales porque no se gasta nada. Aparte, (Pedro) aprende de los niños que saben más”.
En la cancha principal, se reproducen imágenes como la de un niño que cae, pero cuyos compañeros aplauden para alentarlo a levantarse. Del otro lado, ocurre una riña entre dos chicos por una entrada fuerte durante el partido. Mauricio Gonzáles, el mediador del campo 9 y un joven estudiante de Ciencias del Deporte en la Universidad Alas Peruanas, interviene y conversa con ellos sin detener el juego. Los miembros de ambos equipos son mayores. Solo hay dos niñas, las cuales pasan inadvertidas por los muchachos. No participan. Gonzáles admite que hubiese propuesto una regla para motivar la participación de las chicas que sí se involucran en la puntuación.
“Las mujeres son las que autoevalúan. Ellas son las que ponen la última voz. Los chicos se quieren poner tres. Las niñas son más honestas”, afirma Gonzáles, de acuerdo a lo que notó en el trabajo de mediación entre los equipos.
Sobre la discusión que hubo en el encuentro, el entrenador de una categoría infantil en el Club AELU recoge una enseñanza para los adultos. “… les hice una pregunta: ¿Qué ganas tú pegándole? No supieron qué responderme. No ganan nada. Siempre es conversar más que otra cosa. Eso es lo bueno de los niños y eso es lo que debemos aprender los adultos. Ellos se pelean, pero al momento están jugando otra vez. En cambio, los adultos tienen rencor. No se vuelven a hablar nunca más”.
Las sesiones de juego acaban de terminar. Los niños participantes toman rumbo hacia las losas deportivas para la entrega de refrigerios y medallas bajo un sol que te recuerda que si no llevas bloqueador en la cara, te ‘pelaste’.
Aún en la cancha, Julio Valencia acomoda su mochila. Tiene 23 años y es licenciado en Educación Física. Como mediador, pudo comprobar cuán instalado está el enfoque de competencia en los niños. Dice que a los chicos con los que trabajó les costó entender que “el equipo que ponga en práctica los valores iba a ser el ganador”. Felizmente, eso cambió. “Para el segundo y tercer partido, ya comenzaron a entender el mensaje. Ya no se fijaban en los puntos. Se fijaban más en las actitudes que han tenido durante el juego”, explica.
Valencia se siente satisfecho de haber sido parte de FutbolNet Scotiabank a tal punto que le gustaría replicar su metodología en el Perú. Considera que calza perfecto en el objetivo de “cambiar la enseñanza tradicional por una enseñanza actualizada, en la cual el protagonista sea el niño”. Esta iniciativa es compatible con la reflexión que recoge Marisol Romero a partir de su experiencia en programas que emplean el juego para el aprendizaje. “Me ayuda a conocer la carencia que hay en los colegios. Profesores de educación física cuyas sesiones de clase no ven la parte de convivencia social con los chicos. No toman el deporte como herramienta para el desarrollo”.
Por su parte, Mauricio Gonzáles de 19 años señala que el formato del festival pone a prueba al educador. “Hay que saber cómo aplicarla. Es un poco complicado si no sabes cómo llegar a ellos. No es como un entrenador común que dice y se hace tal cosa. Acá es distinto. Tienes que estar a disposición de ellos. Van a poner sus normas y nosotros tenemos que adecuarlas para que se lleve bien el grupo.”
Además de Valencia que termina de arreglar sus cosas, quedan dos chicos de la FCB Escola en el campo. Pelotean un rato. Uno de ellos es José Giraldo, bastante alto para sus 14 años. Tras un mes en la escuela del FC Barcelona de la sede en Surquillo, tuvo que poner en práctica lo aprendido. Se mostró con confianza cuando lideró una serie de juegos con los chicos. “Me sentí bastante cómodo porque los chicos de San Juan de Lurigancho fueron muy cooperativos con nosotros”, detalla.
Lo más probable es que Giraldo no se convierta en futbolista profesional. Pero hay una gran chance que el adolescente alumno de la escuela del Barcelona incorpore los mensajes de la filosofía del club en su vida personal. Unas cuantas horas del Festival FutbolNet son un aporte más en su formación. “Ayuda a que no hayan distinciones ni sobrevaloración del género”, indica.
Más de 220 niños se ordenan uno detrás de otro para recibir su refrigerio y medalla. La cola ocupa las dos losas deportivas del lugar. Los padres de familia esperan a sus hijos a un lado. La señora Elsa Vilca, promotora social de la comuna 15, hace lo propio. Se va contenta porque las madres de su comunidad le agradecieron por traer a sus niños al festival.
Antes de partir, los chicos suben al pequeño estrado para tomarse varias fotos junto a Messi, Neymar, Suárez, Iniesta y Piqué. Es un backing publicitario, pero es suficiente para ellos. No saben cuándo volverán a estar tan cerca de futbolistas de talla mundial que ven por televisión. En tanto, los operarios de Parques y Jardines, de la Sub Gerencia de Medio Ambiente de la Municipalidad de San Juan de Lurigancho, retiran la cinta demarcadora del Campo Cepilloma. Trabajan en equipo. El apoyo de la gente local fue clave para la organización del festival. Como Margarita, una señora quechuahablante que sube las gradas de la tribuna cargando sobre sus hombros la cinta enrollada para guardarla en su depósito.
El Festival FutbolNet Scotiabank se despide de San Juan de Lurigancho tras impactar a más de 1000 niños locales. La Fundación FC Barcelona se despide. Messi, Neymar, Suárez, Iniesta y Piqué se despiden. La filosofía del Barcelona se despide hasta el 2018. Sí, porque el próximo año volverá a Perú con la segunda edición del programa en el marco de un contrato entre el club catalán y Scotiabank que completarán 18 festivales en América Latina en tres años. Aún no se sabe si se realizará en el distrito más poblado de Lima Metropolitana o en otro contexto que requiere de intervención social, donde familias atraviesan día a día problemas económicos y los niños afrontan dificultades socioeducativas.
Tampoco se sabe cuándo Cesia y Sonia participarán en una metodología similar que las conduzca a autoevaluarse y a reflexionar sobre su comportamiento desde el simple hecho de jugar. Por lo pronto, cruzan el campo de tierra para retornar a sus casas en Ampliación Primero de Mayo. Al pie del cerro, Omar, José y Susana las alcanzan.
¿Necesitan que venga el FC Barcelona para que puedan juntarse, divertirse y aprender, ya que difícilmente lo hacen en su barrio? Claramente, no. Cuatro días bastaron para comprobar que este programa puede ser replicado perfectamente en las escuelas. Qué mejor manera de educar a nuestros niños utilizando el deporte y el juego como herramientas de desarrollo humano.
En el fútbol gana quien convierte más goles. En la vida, como dice el lema del Festival FutbolNet, gana quien tiene valores.
Texto: Renzo Pucce / Fotos: La Nueve-Martín Fonseca y FCB Escola Perú