De madre venezolana y padre peruano, Jonathan Bilbao llegó a Perú de vacaciones a fines de 2017. El fútbol hizo que dejara su natal Venezuela para quedarse. Hoy juega como defensor en la reserva de San Martín e integra la selección peruana sub-20.
Por Renzo Pucce
«Me emocioné y dije que me llegó una gran oportunidad y que no la iba a desaprovechar», describe Jonathan Bilbao su reacción tras recibir la noticia de su primera convocatoria a la selección peruana sub-20. No acumulaba ni dos meses en Lima hasta antes del primer microciclo (12 de febrero de 2018). El «venir para probar suerte» ya le redituaba mucha fortuna. Oriundo de Barquisimeto, capital del estado de Lara, Bilbao encontró en Perú su segunda casa gracias al fútbol. Cambió la camiseta del Deportivo Lara por la del Club Universidad San Martín de Porres, donde impone su 1.82 m y su fuerza como defensor central y lateral de la reserva. Pasó de soñar con la ‘Vinotinto’ a entrenar con la ‘Blanquirroja’ para ganarse un lugar en la lista de juveniles convocados que representarán al Perú en el Sudamericano sub-20 de Chile 2019.
Cinco días antes de la entrevista con La Nueve, Bilbao Vásquez celebraba sus 19 años, ya nacionalizado, el mismo día que se realizaba la segunda jornada de actividades correspondientes al 197 aniversario patrio. Más allá de aquella coincidencia, el hijo de venezolana y peruano, está alimentando su sentido de pertenencia con el país de las ricas montañas, hermosas tierras y risueñas playas. Identificado con la lucha, el hambre de victoria, el defender los colores de un equipo, Jonathan Bilbao nos visita para conocer su historia. Poco a poco intenta soltarse. Le espera 30 minutos de charla sobre su estadía en Perú, la selección peruana sub-20, el arte de defender, la crisis en Venezuela, los estudios y algunas reflexiones personales acerca de la sociedad en la que vivimos.
¿Cómo se produce tu llegada al Perú?
Llego a Perú por un viaje que estaba pautado con mi papá y mi hermana. El 15 de diciembre vine de vacaciones para visitar a mi abuela. Pasamos un mes acá y se presentaron unas pruebas en San Martín. Decidí probarme y decidí quedarme.
¿Cuándo te enteras de las pruebas?
A inicios de enero. El San Martín comenzó el 8 de enero. Me iba a probar en otros clubes, pero empezaban el 15, exactamente el día de retorno de mi vuelo. San Martín era el único que comenzaba el 8. Por eso es que fui directamente a San Martín. También tenía un contacto que es Jesús Torrealba, primo de papá que jugó en la selección de Perú. Él me consiguió una prueba en la ‘U’, pero empezaba después de que yo retornara a Venezuela.
¿Tenías en mente venir a probarte?
Yo sí venía mentalizado. Mi papá no sabía nada, pero, cuando llegamos aquí y ya era enero, le dije a mi papá que me iba a probar en la San Martín. Se sorprendió y me llevó.
¿Habías venido antes a Perú?
No, era la primera vez que pisaba Perú.
¿Cuántos días de pruebas fueron?
Comenzamos el 8 de enero. Fue toda una semana. Dos días antes del 15, el entrenador (José Espinoza) me dice que me quede y que si sacaba mi nacionalidad, había muchas posibilidades de que jugara en el reserva y que hubiera llamados a los microciclos de la selección peruana sub-20.
¿Con qué entorno te encuentras en San Martín?
Me recibieron bien. No fue difícil adaptarme al grupo. Tenía la confianza del entrenador. El San Martín es un club que tiene historia. Me ha ayudado a crecer como todos los clubes en los que he estado.
¿Qué nos puedes contar de tu etapa en el Deportivo Lara?
En el Deportivo Lara, antes de venirme, estaba por firmar un contrato y me lesioné. Se paró todo. Tenía dos pretemporadas con el equipo de Primera. Me estaba yendo bien, pero por cosas de la vida me lesioné, demoré en recuperarme, 6 meses… entonces, todo se echó por atrás. Se acabó el año y ahí fue que vino el viaje a Perú.
¿Sientes que esa lesión se convirtió en una oportunidad?
Todo lo que pasa es lo mejor porque el tiempo de Dios es perfecto. Por un lado, se me cayó un contrato profesional con el Deportivo Lara, pero por otro lado llegué aquí, me quedé y se abrieron las puertas de la selección.
¿Cómo surgió la primera convocatoria a la selección peruana sub-20?
‘Pepe’ Espinoza me dijo de ese posible llamado a la selección y que ya dependía de mí cuando me llamaran. Él me recomendó al entrenador de la selección (Daniel Ahmed). Salí en la lista de convocados junto con los que están en San Martín Primera. El primer microciclo no me fue tan bien porque estaba nervioso, ansioso, pero luego me llamaron al segundo y de ahí me han llamado al resto de los microciclos.
¿Cómo te recibió el comando técnico de Daniel Ahmed y el grupo de seleccionados sub-20?
Muy bien. Tengo muy buena comunicación con el entrenador. Muy buen grupo. Tiene grandes jugadores que te ayudan a superarte cada día más.
¿Consideras que tu participación ha sido positiva para tener chances de ir al Sudamericano?
Al Sudamericano llega el que mejor anda en el momento. No me cierro a ninguna oportunidad. Si la peleo, puedo ir. Siempre es un plus ser jugador de la selección.
Habrás escuchado los cuestionamientos que suelen haber a nivel de selección hacia los futbolistas con más de una nacionalidad u origen. Se relaciona la identidad nacional con el compromiso cuando no necesariamente van de la mano. ¿Qué opinas al respecto?
Mi sueño era jugar con la ‘Vinotinto’. Allá me hablaban de que me estaban siguiendo. Por la lesión se paró todo un poco, pero que la ‘Vinotinto’ sub-20 ya me estaba siguiendo, que podía venir un llamado a un módulo, como se llama allá. Pero la oportunidad se me dio aquí, Dios me puso aquí, y estoy dispuesto y comprometido a defender estos colores.
¿Cuándo decides nacionalizarte?
Por tener padre peruano me pertenece la nacionalidad. Tuvimos en mente sacarla cuando llegamos aquí, no pensamos que iba a ser tan rápido. Cuando recibí el llamado de la selección, la Federación me apoyó y se sacó mucho más rápido.
¿De qué manera alimentabas tu vínculo con el Perú?
Sabía las comidas, los equipos. Tenía conocimiento. Mi familia es de acá. Tengo raíces de acá.
¿Tu convivencia en el país ha sido buena?
Tengo tíos, familiares que vivieron en Venezuela y que están acá otra vez. La convivencia es con mis compañeros de equipo, de la selección y mi familia.
¿En la calle has recibido algún comentario…
(Interrumpe) Sí, sí, siempre hay comentarios, pero no ando pendiente de eso.
¿Sí has tenido que pasar por momentos incómodos?
No, he escuchado comentarios, pero…
(Interrumpo) Pero no hacia ti…
No hacia mí.
¿Por qué crees que hay tanta intolerancia en la gente?
Es un poco por el volumen de venezolanos que siguen llegando. Cada vez se incrementa más. No es entendible, pero seguro se fastidian por el hecho de que llegan tantos venezolanos. No debería ser así porque en algún momento Perú pasó por esto y Venezuela los recibió, no solo a los peruanos, sino también a personas de distintas nacionalidades. Si tienes la posibilidad de ayudar a alguien que necesita, hazlo. A veces hay personas que son xenófobas y no debería ser así.
¿Cuáles son las razones para ser defensor?
Sentirse identificado con el defender.
¿En qué situación disfrutas más ser defensor?
Me gusta manejar, hablar. Ahí siento que soy defensor. Me identifico con esa posición. Cuando veo todo el campo me gusta decir: «allá», «nos metemos», «salimos».
Mientras que el delantero siente placer haciendo goles, el defensa…
Cortar un contragolpe, salvar un gol… es lo que más te complace cuando eres defensor.
¿Podrías desarrollarte como futbolista dentro de la situación actual que atraviesa Venezuela?
Todo en Venezuela se ha perjudicado por la situación económica del país, incluso el fútbol.
La crisis ha llegado a afectar al fútbol entonces…
Lo que pasa es que el fútbol en Venezuela viene evolucionando. Son subcampeones del mundo sub-20 y sigue evolucionando. La situación afecta a futbolistas, abogados, profesores, todo tipo de personas. En vez de seguir evolucionando más rápido, se enlentece un poco.
¿Pero el juvenil que hoy está en Deportivo Lara, por poner un ejemplo, se ve perjudicado por la crisis?
Totalmente. Al ser crisis no hay movilidad, no hay alimentación. Si no tienes dinero, no comes.
¿Cuál es la lección más importante que te ha dejado el fútbol?
La lesión que tuve hace poco es una lección de que si crees, puedes. Fue una dura lesión. Entrenaba con el equipo de Primera, siendo juvenil. Supe soportar, no me di por vencido y aquí estoy.
¿Por qué se prioriza tanto la individualidad cuando el fútbol es un deporte colectivo y se debe servir al beneficio del equipo?
Si cada uno no funciona bien, el equipo no va a funcionar al 100%. Cada uno de los que juegan son importantes. Si el que está atrás no defende bien, te hacen un gol. Y si el fenómeno no anda en su día, pierdes 1-0. Es un deporte totalmente colectivo. No se deben priorizar las individualidades.
¿Trasladando esa reflexión a la vida… si nos uniéramos más, las cosas irían mejor?
Siempre hay que pensar en el otro. Si nos unimos todos, así como en el fútbol, se puede crecer en la vida. Todo es más fácil.
¿Cuáles son tus objetivos?
Mi objetivo es ser jugador profesional. Estoy en la reserva de San Martín, pero no tengo un contrato que me haga ser jugador profesional. Consolidarme en Primera. Después, salir al extranjero.
¿Has pensado en estudiar una carrera universitaria?
Estoy estudiando. En Venezuela estaba estudiando Contabilidad. Aquí empecé a estudiar hace cinco meses Contabilidad. El fútbol con los estudios van de la mano.