Sudamericano Sub-17: tiempo de reflexión

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El Sudamericano Sub-17 Perú 2019 llegó a su fin en medio del lamento peruano y las teorías conspirativas. Calmadas las aguas, corresponde hacer un análisis a partir de lo que sucedió en el torneo de selecciones juveniles.

Luego de 15 jornadas de competencia, 35 partidos y 106 goles anotados, se completó el Sudamericano Sub-17 Perú 2019. Argentina, Chile, Paraguay y Ecuador clasificaron al Mundial de Brasil. En tanto, la selección peruana quedó a un paso y acumula 12 años de ausencia en un campeonato mundial de la categoría.

El torneo juvenil, que tuvo como campeón a Argentina, culminó tras una jornada final emotiva, dramática, esperanzadora y cuestionada por muchos. La frustrada clasificación al Mundial de la selección peruana, pese a la agónica victoria ante Uruguay, y el partido entre Ecuador y Argentina, cuyo resultado despertó una serie de teorías conspirativas (sospechas de arreglo, devolución de favores políticos y deportivos) por parte de periodistas e hinchas, marcaron el desenlace de una competición que deja cosas en el camino por analizar.

Selección peruana 

A pesar de no conseguir el pase al Mundial de la categoría, la participación de la selección peruana sub-17 superó la expectativa inicial que había respecto al equipo de Carlos Silvestri. Al término de la fase de grupos, donde compartió la serie A junto a Bolivia, Chile, Ecuador y Venezuela, finalizó en el primer lugar con 8 puntos y sin derrotas. Además, fue la selección con la menor cantidad de goles anotados en esta etapa: solo le convirtieron una vez.

Ya en el hexagonal final, aunque perdió la solidez defensiva mostrada en el fase de grupos (8 goles en contra), la selección peruana logró llegar a la última fecha con opciones reales de clasificación al Mundial, un escenario desconocido para una selección nacional juvenil desde aquella campaña protagonizada por el equipo de Daniel Ahmed en el Sudamericano Sub-20 Argentina 2013.

Más allá de las deudas en el juego y la dependencia del talento individual de Yuriel Celi y Oscar Pinto en ataque, la selección peruana dio una muestra de lucha, resiliencia y perseverancia inagotable, que encontraron su máxima expresión tras revertir el marcador ante Uruguay en dos oportunidades y concretar una victoria en el último minuto.

Ahora bien, a ese nivel de exigencia y competitividad, ceder puntos condena las aspiraciones de los equipos. Depender de otras selecciones fue un duro castigo cuando la selección peruana había hecho su tarea. A eso se expuso después de perder con Chile y Paraguay, además de igualar ante Ecuador.

En el análisis macro, hay que mencionar el cambio en la planificación de la preparación de la selección, luego de que la FIFA le quitara a Perú la organización del Mundial Sub-17 en febrero de 2019 para otorgársela a Brasil debido a que no se cumplió con la totalidad de los requisitos, principalmente con la Garantía Gubernamental Nro. 8 relacionada al tratamiento de impuestos. Se produjo una situación que obligó al comando técnico y a los futbolistas menores a recuperar lo que les habían quitado, con todo lo que ello representa para los chicos. En ese sentido, volvió a surgir la capacidad de todo el equipo para sobreponerse a la adversidad y encontrar las respuestas necesarias sobre la marcha.

Proceso

La selección peruana sub-17 estuvo conformada en su mayoría por jugadores de la categoría 2002, los cuales arrastraban cerca de cuatro años de proceso hasta antes del Sudamericano. Incluso, algunos empezaron a entrenar en Videna como parte de una preselección sub-13: Massimo Sandi, Diego Enríquez, Yuriel Celi, entre otros. Del plantel 15 futbolistas disputaron el Sudamericano Sub-15 Argentina 2017, donde el seleccionado nacional alcanzó el cuarto lugar. En aquel torneo, el equipo fue dirigido por Edgar Teixeira, quien pasó a ser asistente técnico ante la incorporación de Carlos Silvestri a la Unidad Técnica de Menores de la Federación Peruana de Fútbol como entrenador de la selección sub-17 en abril de 2018. Una serie de micro ciclos y de partidos amistosos internacionales ayudaron a moldear una base competitiva a nivel individual y colectivo. Antes del Sudamericano, este mismo equipo conseguía el primer lugar en la Copa Universidad Católica Sub-17, que se llevó a cabo en Chile a comienzos de diciembre de 2018.

El aprendizaje ganado en el Sudamericano Sub-17 les permitirá a este grupo de futbolistas llegar mucho más preparados al proceso de la próxima selección sub-20, que reúne a jugadores nacidos a partir del año 2001. Les espera un poco más de año y medio de micro ciclos en Videna y giras internacionales. Aquellos que sean parte del proceso habrán transitado por todas las categorías juveniles a nivel de selección: sub-13, sub-15, sub-17 y sub-20.

Descentralización

El arquero Diego Enríquez (2002) dejó Apurímac para venir a Lima muy joven por temas familiares. Luego, llegó a Sporting Cristal.

Su compañero, José Racchumick (2002), estuvo poco tiempo en el Centro de Desarrollo de Piura. El defensor central ya pertenecía a la selección sub-15. En 2017, Cristal lo reclutó tras observarlo en una final de la Copa Federación Regional Lavaggi, donde jugó para San Antonio.

José Soto (2002) abandonó Apurímac para probar suerte en Lima. En 2017, el lateral izquierdo se incorporó a Universitario.

Jeremi Escate (2002), natural de Ica, se unió a las categorías juveniles de Alianza Lima. Juega en la primera línea de mediocampistas.

El sueño por convertirse en futbolista profesional trajo a Carlos Meza (2002) a Lima desde Ucayali. Una situación lamentable vio esa posibilidad comprometida. Sin embargo, el mediocampista creativo se quedó en la capital e ingresó a Sporting Cristal en 2012.

Por último, Carlos Ruiz (2002) causó el interés de Sporting Cristal en una edición de la Copa de la Amistad, torneo de menores organizado por la Academia Cantolao. El delantero nacido en Loreto pasó un periodo de prueba antes de unirse al club rimense a inicios de 2017. Ruiz ya formaba parte de la selección peruana sub-15 tras ser observado por la U.T.M durante las visorías en su región.

El plan de descentralización de la F.P.F. comienza en 2016 con la detección y seguimiento de jugadores pertenecientes a las categorías 2000 y 2002. Para ello, Luis Bolaños, jefe del departamento de visorías, y miembros de la Unidad Técnica de Menores, con Daniel Ahmed a la cabeza, recorren distintas regiones del país con la finalidad de identificar talento. Aparecen los Centro de Desarrollo, que se encargarían de congregar a los mejores jugadores de una determinada región y nutrir a las selecciones regionales de cara al nuevo torneo Reto Regional Sub-14 y Sub-16. Al final de la primera edición, 154 futbolistas menores de 21 Centros de Desarrollo a nivel nacional fueron captados por cerca del 90% de los clubes profesionales que competían en Primera División. En ese estadística se encontraban jugadores categoría 2002.

Dentro del plan de fortalecimiento y masificación del fútbol de menores, la implementación del Torneo Centenario, una millonaria inversión de la F.P.F., constituye otro pilar importante. Su primera edición en 2017 reunió a 15 clubes de Primera División en las categorías sub-15 y sub-17. Al año siguiente, se sumaron 15 clubes de Segunda División y se agregó la categoría sub-13.

En ese contexto, la categoría 2002, base de las últimas selecciones sub-15 y sub-17, se vio beneficiada por la descentralización. Hubo jugadores de provincia, como Rodrigo Tagle (Cusco) y Jared Ulloa (Piura), que participaron en ambos procesos. Llegaron de sus regiones a la selección. No tuvieron que pasar por Lima.

De este modo, la selección peruana sub-17 reflejó, aún en menor medida, los resultados del plan de la F.P.F., que apunta a otorgarle a jóvenes futbolistas de todo el país una línea de carrera en el fútbol. Por esta razón, debe garantizarse la continuidad del Torneo Centenario, postergado por temas económicos y cuestionado por bajo nivel competitivo de la mayoría de los equipos del interior, de Reto Regional, de la Copa Federación Regional Lavaggi y Creciendo con el Fútbol.

También amerita revisar cuántos chicos sufrieron el desarraigo por el fútbol y cómo se produjo su llegada al nuevo club. El escenario ideal del plan de la federación contempla que los futbolistas menores tengan oportunidades en equipos de su región de origen o cercanos a ella. Sin embargo, hay jóvenes que llegan a los clubes de la capital, donde quizás hallen una mayor proyección. Una descentralización bien administrada puede evitar un impacto negativo en la formación integral del menor.

Si bien lo ideal sería producir más jugadores mejores formados, la primera tarea que le correspondía a la F.P.F. era generar una cultura de fútbol formativo en los clubes profesionales de provincia. A diferencia de los países de la región, que nos llevan años de ventaja en formación, necesitábamos masificar y descentralizar. A partir de ahí, corresponde trabajar en la calidad del proceso formativo.

Scouting en el exterior

En noviembre de 2017, La Nueve publicaba una nota sobre Alessandro Burlamaqui, medicampista nacido en Perú que juega en el Espanyol. Para ese entonces, el papá de Alessandro, Andre Burlamaqui, ya se había puesto en contacto con la Federación Peruana de Fútbol. Burlamaqui entraba al radar la Unidad Técnica de Menores. Un año y semanas después, exactamente en diciembre de 2018, el mediocampista de madre peruana y padre brasileño recibía su primera convocatoria a un microciclo de la selección peruana sub-17. Su citación coincidió con un par de partidos amistosos ante Ecuador en la Videna. Carlos Silvestri lo veía en competencia con sus compañeros por primera vez. Otro par de juegos ante Chile a fines de enero de 2019 y listo: su lugar en el plantel estaba asegurado.

Durante el Sudamericano Sub-17, Burlamaqui pasó de ser suplente a ocupar un espacio en el equipo titular. Aprovechó sus minutos en el terreno de juego. A partir de su recuperación, presión y juego en la primera línea de mediocampistas, Silvestri decidió por él sobre la marcha en lugar de Pedro De La Cruz, volante interior de Alianza Lima que era habitual inicialista en la selección.

Así como Burlamaqui, hubo otros jugadores que fueron observados por la Unidad Técnica de Menores. Para el proceso de la selección peruana sub-15, Josué Tunqui (Racing-Argentina), Pedro Altamirano (Godoy Cruz-Argentina), Victor Casas (Independiente-Argentina) y Anthony Alvites (Cedar Stars Academy) recibieron el llamado de la F.P.F. Ninguno ingresó en la nómina final para el Sudamericano de Argentina 2017, pero al menos tuvieron la oportunidad de darse a conocer e ingresaron en el universo de futbolistas jóvenes a seguir.

De cara al Sudamericano Sub-17, surgieron nuevos nombres de futbolistas menores de origen peruano. ¿El más importante? Alexander Robertson (2003), juvenil del Manchester City de madre peruana y padre australiano. Robertson nació en Escocia, pero representa a Inglaterra hasta la fecha. Debido a sus raíces y su prometedor talento, cuatro federaciones se encuentran interesadas en él.

Según el portal internacional «The World Game», Mark Robertson, su padre, contó que una comitiva de la F.P.F. le pidió a Alexander jugar por Perú en el Mundial Sub-17 (en ese momento aún tenía la sede). En esa misma nota, el papá señaló que su hijo estaba abierto a cualquier posibilidad. Sin embargo, la prioridad del joven mediocampista es Inglaterra.

Otro jugador mapeado en Europa por el comando técnico de la selección peruana sub-17 es Gabriel Mentrup (2002), mediocampista de madre peruana que juega en Alemania. De acuerdo a El Comercio, Mentrup era del agrado de Silvestri, pero una lesión impidió su convocatoria.

A diferencia de Mentrup, Baruj Aburto (2002) pasó por Videna e incluso estuvo en la preconvocatoria para el Sudamericano Sub-17. El mediocampista ofensivo y delantero de Envigado FC (Colombia) quedó al margen de la nómina final en la víspera del inicio del torneo.

La actuación de Alessandro Burlamaqui en el Sudamericano Sub-17 invita a la F.P.F. a continuar con la búsqueda de talento peruano en el exterior, una labor que ha sido atendida por la actual Unidad Técnica de Menores y que aún debe ser reforzada. Si bien hay una parte deportiva que amerita una evaluación, el scouting exige otras variables relacionadas al convencimiento y la persuasión. La manera en cómo se presenta una federación puede ayudar para que el futbolista en cuestión decida optar por ella a futuro.

Carlos Silvestri

«Se buscaba un perfil pedagógico importante. No queremos educar con el látigo, sino con el convencimiento. Se buscaba también un buen nivel académico, trabajo en equipo. Finalmente nos decidimos por Carlos Silvestri, que es una persona totalmente apta para este objetivo que apunta a formar y a respetar procesos…», explicaba Daniel Ahmed, jefe de la Unidad Técnica de Menores de la F.P.F., tras la designación de Silvestri.

La definición de Ahmed coincidió con lo que se vio de Silvestri en el Sudamericano Sub-17. Durante los partidos de la selección peruana, transmitía calma y respaldo a sus jugadores desde la zona técnica. Alentaba en el error y reforzaba en el acierto. Quitó presión en los momentos de urgencia. Lejos del reproche, aplaudía. En las conferencias de prensa, sostenía un análisis equilibrado en la victoria y en la derrota. Era autocrítico, pero sin dejar de defender a sus futbolistas. Su discurso no solo desprendía confianza absoluta hacia a ellos, sino también para el resto. Iban a revertir la situación, se escuchaba.

Después del partido entre Argentina y Ecuador, Silvestri fue criterioso en sus declaraciones ante los medios de comunicación. Manifestó su tristeza, pero resaltó los méritos de Argentina y se enfocó en lo que le faltó a su equipo para lograr el objetivo. No le quitó responsabilidad. Sus jugadores replicaron ese razonamiento maduro en entrevistas posteriores.

Se le puede cuestionar sus decisiones técnicas, pero su mensaje, tanto en formas y en fondo, construyó un alto grado de convencimiento en sus futbolistas. Ante la necesidad del resultado, guardó la perspectiva como formador.

Argentina

Hablar de la selección argentina es hablar del mejor equipo del Sudamericano. Por más que la mayoría conserve en su mente la imagen final de Argentina perdiendo 4-1 ante Ecuador en el último partido del hexagonal, es innegable reconocer que el seleccionado de Pablo Aimar desarrolló la propuesta futbolística más lúcida del torneo.

Así como términó, así empezó. Fue amplio dominador, pero cayó 3-0 frente a Uruguay en la primera fecha del Grupo B. Al segundo partido, el equipo se reinventó contra Colombia. Reemplazó el juego de posesión, el plan inicial, por el fútbol directo. ¿Resultado? Ganó 2-1. Finalizado el encuentro, Aimar señaló en referencia al terreno de juego: «Lo que se va a ver en este Sudamericano es poco fútbol y mucho juego directo». Su declaración fue perdiendo peso conforme avanzó la competición, porque su equipo iría acercándose a lo que pretendía.

Argentina debió luchar su clasificación al hexagonal final dentro de un panorama que pintaba mucha complejidad. Estaba obligado a vencer a Brasil por una diferencia de 3 goles en la última fecha. Ayudado por las variables que surgen en las hazañas, consiguió una victoria dramática, que lo depositó en la siguiente ronda.

Instalada en el hexagonal final y con una inyección anímica importante, la selección argentina creció en el juego. Salida limpia desde el arquero, triangulaciones para progresar, pases entre líneas, presión alta, solidez defensiva, movimientos sin balón inteligentes y posesión con juego directo fijaron su estilo.

Mientras que produjo su mejor versión en los primeros 45 minutos ante Paraguay, exhibió su actuación más floja en el segundo tiempo contra Ecuador. Previo a este último partido, acumulaba cinco juegos con el arco en cero. Se cortó la racha y de la peor manera. Lo cierto es que terminó primero en el hexagonal final con 10 puntos y se coronó campeón con más argumentos que dudas.

Al cierre de la campaña de la selección argentina, 22 de los 23 jugadores del plantel tuvieron la oportunidad de jugar en el Sudamericano. Solo faltó el tercer arquero, Agustín Gómez.

«Nos deja la sensación de que los chicos, en algunos pasajes del torneo, pudieron desarrollar un fútbol que habíamos entrenado», afirmó Aimar en su penúltima conferencia de prensa luego de haber asegurado la clasificación al Mundial.

En julio de 2017, AFA presentaba a Diego Placente y Pablo Aimar como entrenadores de la selección argentina sub-15 y sub-17 respectivamente. Empezaron a trabajar con esta categoría, que en menos de dos años subió a lo más alto del podio en el Sudamericano Sub-15 Argentina 2017 y Sudamericano Sub-17 Perú 2019.

El talento

A lo largo de los 15 días de competencia, se pudo ver a jugadores con muchísimo talento en las distintas selecciones participantes. En el arco, Massimo Sandi (Perú), salvo dos errores puntuales, demostró mucha seguridad. Un paso adelante, aparece Novo Ríos (Argentina), claro para salir jugando por abajo, y Julio Fierro (Chile). En la zaga, Enzo Siri (Uruguay), Pedro Hincapie (Ecuador), Bruno Amione (Argentina), Alexis Flores (Argentina) y Germán Meneses (Colombia) destacaron por su solvencia. Ignacio Velásquez (Uruguay), Mathías Llontop (Perú) y Julián Aude (Argentina) resaltaron como laterales por izquierda, mientras que Pedro Milans (Uruguay) y David Tati (Chile) lo hicieron por derecha. En cuanto a mediocampistas interiores, Vicente Pizarro (Chile), Santiago Cartagena (Uruguay), Juan Sforza (Argentina) y Luis Rojas (Chile) combinaron juego y recuperación. Matías Palacios (Argentina) y Johan Mina (Ecuador), goleador con 6 anotaciones, fueron los mediocampistas creativos del torneo. Detrás de ellos dos, emerge Yuriel Celi (Perú). En las bandas, Oscar Pinto (Perú), Gonzalo Tapia (Chile), Exequiel Zeballos (Argentina) y Edwin Valencia (Ecuador) causaron mucho peligro. Finalmente, el torneo tuvo en Douglas Arezo (Uruguay), Alexander Aravena (Chile) y Diego Duarte (Paraguay) a las referencias en ataque.

El torneo

La organización del Sudamericano Sub-17 en el Perú corrió riesgo hasta el final. La incertidumbre acabó el último 12 de febrero, fecha en la que CONMEBOL ratificó mediante un comunicado la realización del torneo juvenil en Perú. Asimismo, confirmó al estadio de la Universidad San Marcos como única sede, contrario a lo que se tenía planificado inicialmente: descentralizar la competición.

La elección del estadio de San Marcos, sede remodelada para los Juegos Panamericanos Lima 2019, trajo una cola de críticas por la superficie sintética del terreno de juego. Esto generó que las selecciones entrenaran en campos de juego con césped artificial, que no necesariamente cumplen con el estándar FIFA. Lo que más se asemejaba se encontraba en el complejo deportivo de la F.P.F., que fue utilizado por el seleccionado argentino.

Previo a cada partido, salvo los del primer turno, las selecciones realizaban los ejercicios de calentamiento en un campo alterno al estadio de iguales características, pero de menor tamaño. El espacio era reducido. Los trabajos pre competitivos tenían lugar muy cerca unos de otros.

Ni bien empezó el torneo, las delegaciones participantes advirtieron en conferencia de prensa el impacto negativo del terreno de juego en la salud física de los futbolistas menores: acalambrados y desafectados post partidos. El césped artificial Nivel 1, certificado por FIFA, también sería un argumento para que Argentina y Colombia justificaran la modificación o la afectación de sus propuestas futbolísticas. Aunque esto último requirió de una adaptación natural para que los equipos desarrollaran su estilo de juego inicial.

Por otro lado, el sistema del torneo impidió que la última fecha del hexagonal final se jugara en simultáneo y en sedes alternas. Era una jornada de definiciones para las seis selecciones. Saber qué resultado conviene antes de disputar el partido condiciona la respuesta de los jugadores para bien y para mal. Programar los tres partidos a la misma hora comprometía a los equipos a buscar el resultado porque la incertidumbre se prolongaba hasta el final. Reducía la posibilidad de que ocurriesen trámites como el del juego entre Argentina y Ecuador, que luego se ponen en tela de juicio.

Los hinchas 

Se creó una conexión especial entre el equipo y la gente. La asistencia masiva de los hinchas peruanos al estadio de la Universidad San Marcos en el primer partido de la selección condujo a la organización del Sudamericano a cambiar el procedimiento de entrega de entradas gratuitas. En la segunda fecha, ya no se accedería a ellas mediante las boleterías del estadio, sino a través de Joinnus. Las tribunas habilitadas, Occidente y Oriente, lucieron llenas. Destinaron su tiempo y aliento para apoyar a chicos de 15, 16 y 17 años, a quienes no habían visto jugar en su mayoría.

Así como el empuje de los hinchas fortaleció al equipo, su irracionalidad afectó. Lanzaron comentarios y calificativos crueles hacia menores que se encuentran en etapa de formación. En lugar de construir, destruyeron.

A ese clima de descalificación se sumaron la xenofobia, la intimidación y la violencia en las tribunas. Algunos espectadores realizaron estas prácticas que siguen normalizándose y justificándose en el fervor del hinchaje.

Por último, hubo hasta tres episodios de invasión de hinchas en el terreno de juego durante los partidos de la selección peruana. El último ocurrió luego de la victoria de Perú ante Uruguay. Un numeroso grupo de personas pisaron la superficie del campo para festejar con los seleccionados nacionales delante de la frustración del rival. En medio de la euforia, algunos acrecentaron el dolor y el fastidio de los integrantes de la delegación uruguaya al punto que uno de ellos denunciaba acaloradamente frente al efectivo policial y apuntaba a Occidente.

Dos lados de la moneda que merecen ser pensados, una vez más.

El Sudamericano Sub-17 de Perú arroja lecciones para todos: chicos y grandes. Pablo Aimar, tan desacreditado mediáticamente y en redes sociales tras el partido ante Ecuador, declaró en una conferencia de prensa lo siguiente:  «A esta edad todos los chicos tienen pasión por jugar. A veces los adultos se la hacemos perder por malas decisiones». ¿Y si tiene razón? ¿Qué decisiones tomamos los que administramos el fútbol? ¿Qué decisiones tomamos los que enseñamos el fútbol? ¿Qué decisiones tomamos los que comunicamos el fútbol? ¿Qué decisiones tomamos los que vivimos del fútbol? ¿Y los que alentamos, cómo lo hacemos? ¿Nos interesa asumir nuestras responsabilidades?

Reflexionemos los grandes, por los chicos.

 

 

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