Entrevista – LaNueve https://lanueve.com.pe Fútbol Tue, 14 Jan 2020 02:44:10 +0000 es-ES hourly 1 https://wordpress.org/?v=4.5.23 Pier Larrauri: «Un trabajo, eso se volvió para mí cuando me fui a Alemania» https://lanueve.com.pe/2018/12/10/pier-larrauri-un-trabajo-eso-se-volvio-para-mi-cuando-me-fui-a-alemania/ Mon, 10 Dec 2018 22:32:53 +0000 /?p=16725 Pasó más de una década desde que Pier Larrauri llegó al Bayern Múnich con el rótulo de «El Messi peruano». Lo que debía ser una experiencia increíble para un niño de 13 años terminó convirtiéndose en una historia de desencanto por la exposición mediática, el negocio del fútbol, la exigencia deportiva y la expectativa social.

Por Renzo Pucce

Sentado en un sofá azul de un departamento miraflorino, Pier Larrauri (1994) mira un video de Youtube titulado «Lionel Messi-Ento-Cristiano-Ronaldinho Peruano Pier Larrauri Conroy 13 años». Son 5 minutos con 47 segundos de imágenes que remontan al año 2007 y que muestran la manera en cómo los periodistas y bloques deportivos anunciaban su incorporación al Bayern Múnich con 13 años de edad. Todos guardan un común denominador en cuanto al tratamiento de la información: utilizan comparaciones con futbolistas de élite, calificativos pomposos y crean una expectativa enorme respecto al futuro deportivo del niño futbolista en cuestión.

Pier Larrauri, natural de Siena (Italia), jugaba en Esther Grande de Bentín, una de las más importantes escuelas formadoras de futbolistas en el Perú, cuando se presentó la oportunidad de ir a jugar en el poderoso y multicampeón club alemán, Bayern Múnich. Larrauri destacaba sobre el resto de chicos de su categoría en los torneos infantiles: hacía goles, daba asistencias, eludía con facilidad a sus rivales y regalaba jugadas vistosas. Su talento atrajo naturalmente la atención de todos, en especial de Carlos Delgado, representante de Claudio Pizarro, quien además jugaba en el equipo bávaro en aquel entonces. Delgado se convirtió en el nexo entre ambos y, luego de dos invitaciones en 2005 y 2006, se concretó una estadía más prolongada de Larrauri al año siguiente.

Todas las partes involucradas, E.G.B., el Bayern Múnich, la empresa Image y César Larrauri, papá de Pier, manejaron un mismo discurso sobre el acuerdo que existía de por medio. Ellos sostenían que se trataba de una «beca», una modalidad que no vulnera el artículo 19 del Reglamento de sobre el Estatuto y la Transferencia de Jugadores, mediante el cual la FIFA establece la autorización de transferencias internacionales de futbolistas menores de 18 años bajo tres excepciones. Así buscaban evitar una sanción por parte del organismo rector del fútbol mundial, cuyos controles fueron creados a partir de los innumerables casos de niños y adolescentes, africanos en su mayoría, que viajaban a Europa para cumplir su sueño de ser futbolistas profesionales, pero que terminaban siendo víctimas de tráfico de menores durante las últimas décadas.

La estadía en Bayern, junto a su papá, terminó antes de lo previsto. El interés mediático inicial ya no era el mismo. Llegó como «estrella» y se fue en silencio. «Por ello el club alemán resolvió poner una barrera entre el joven peruano y la prensa, que con el paso del tiempo perdió interés en su estadía en Múnich a tal punto que su regreso a Lima, terminando el invierno, a principios del 2008, pasó desapercibida y sin una línea en los diarios de la ciudad», informaba la cadena de radio y televisión alemana, Deutsche Welle. «El nuevo Messi» no tuvo la historia de éxito de Messi.

Su aspecto físico y sus declaraciones desatan pequeñas risas en Larrauri al inicio del material audiovisual. En la pantalla del celular que carga con sus dos manos sobre sus piernas, aparece él, con 13 años, conversando con los periodistas que habían asistido a la conferencia de prensa del anuncio de su paso al Bayern Múnich. Le preguntaban por Messi, la selección peruana absoluta y la selección alemana absoluta. «Fenómeno» y «niño genio» acompañan las notas periodísticas. A medida que el video avanza, el semblante de Larrauri cambia. Su rostro combina varias sensaciones juntas: seriedad, nostalgia, reflexión. Desliza sus manos por su cara varias veces. Hace calor. Suspira. Alza la mirada. Voltea. Esboza una sonrisa al mismo tiempo que mueve la cabeza hacia un lado como una señal de que es suficiente.

Más de una década después de su paso por el Bayern Múnich, Pierantonio Larrauri Conroy vuelve a abrir ese capítulo de su vida. Ya es adulto y futbolista profesional, con presente en Deportivo Municipal y pasado en Leicester City (Inglaterra), Pachuca (México), Sporting Cristal, Cienciano y Alianza Lima. Pone pausa a su carisma y sentido del humor. Sin perder la espontaneidad que lo caracteriza, habla de aquella experiencia sin tapujos en una entrevista que aclara las condiciones del acuerdo que lo llevó al club alemán y da cuenta del impacto del discurso periodístico, el negocio del fútbol, la expectativa social y todo lo que configura la práctica de traspasos internacionales de menores. El video da pie a la primera pregunta.

¿Qué te genera escuchar los calificativos utilizados por la prensa deportiva para referirse a ti en aquella época?

Me imagino la presión que debí haber sentido porque era un chico de 13 años que en su momento era un poco mejor que el promedio, nada más que eso. Me gustaba jugar al fútbol, pero en ningún momento me gustó que me calificaran como «El siguiente Messi», o que si voy a llegar a una selección u otra. Yo quería jugar al fútbol, divertirme jugando al fútbol. Todo eso generó bastante presión en mí y que, en vez de disfrutar del fútbol, se vuelva un trabajo, y a los 13 años no puede ser así.

¿Eras consciente de toda la cobertura periodística que se te daba?

Era muy consciente de eso. Recuerdo que cuando llegué a Alemania parecía que habían contratado un jugador del primer equipo. Llegué y era pura cámara. Le decía a mi papá: “No me gusta eso”. Me sentía incómodo. Era un niño. Solo quería jugar al fútbol.

Leí que tu papá había declarado que se sintieron entusiasmados con el hecho de que los medios de comunicación se interesaran en ti. ¿Era algo natural?

No, para nada. Mi papá se enteró de la conferencia ahí nomás . Él también me conoce y lo que más quería era estar al margen de esto, haber viajado sin que nadie se enterara. Para mí lo principal era jugar al fútbol, no todo lo que se vivió porque me generó una gran presión. Mi papá lo entendía.

¿Participaron en esa conferencia de prensa por compromiso?

Fue de sorpresa. Cuando llegamos, vimos que hubo demasiados periodistas de todos los canales, los programas, los periódicos. Y fue como que: “Qué es esto”. Ahí se agrandó todo.

¿Recuerdas con qué otros calificativos la prensa deportiva se refería a ti?

“El nuevo Messi”, “El Messi peruano”, me acuerdo de ese porque hay mil videos del “Messi peruano”.

¿Qué te generaba escuchar esas comparaciones?

Presión. Yo no quería eso. A los 13 años ni siquiera sabes qué va a pasar, si vas a ser futbolista profesional… Lo único que quería era divertirme jugando al fútbol. Para que eso suceda no tenía que tener esta mochila gigante. En lugar de jugar tranquilo y seguir divirtiéndome, se volvió en un trabajo, como un profesional. No era lo que buscábamos.

¿Conversabas con tu papá en casa sobre todo lo que se decía?

Al principio es como que: “¡Guau!, soy famoso, soy chiquito, 13 años…”. Pero después de un tiempo es una presión que yo no buscaba.

¿Te arrepientes de esa exposición mediática?

No me arrepiento de nada en mi vida. Al final, son experiencias. Siento que se pudo haber manejado de otra forma.

Pier Larrauri fondo cuadro blanco y negro

 

¿Qué recuerdas de los entrenamientos? ¿Se respetaba el lado lúdico, que es lo que más disfruta el chico a esa edad?

Me acuerdo que los entrenamientos eran muy intensos. Era hora y media, hora y cuarto. Tomabas agua una vez y luego no parabas hasta el final. Pateaban muy fuerte la pelota a la hora de los pases.  Yo no estaba acostumbrado a eso. Me quedé sorprendido. Te das cuenta de qué fuerte pasan la pelota en Europa.

¿Era un entrenamiento militarizado?

No. Era un entrenamiento… a la hora de calentar, cuando eres chico calientas haciendo skipping, zig-zag, picas… ellos se pasaban la pelota fuerte. Nos quedábamos diez minutos. Dices: “Qué tontería, ¿pasarse la pelota diez minutos?» Pero mejoraban bastante la técnica. Se acostumbraban, en canchas muy buenas, a pasarse la pelota fuerte.

¿El entrenamiento exigía tus capacidades físicas y emocionales?

Los alemanes son muy rígidos, no te regalan una sonrisa. Desde que empieza el entrenamiento, son muy intensos, más que todo en lo físico. Tienes que estar fuerte mentalmente para poder llevar el entrenamiento, preparado bien físicamente.

¿Lo más importante era el resultado? ¿Cuál era el manejo de los entrenadores?

Los dos. Desde chico, es importante prevalecer un estilo, pero aun así se tiene la mentalidad de ganar. Todo lo que juguemos se tiene que ganar.

¿El entrenador sancionaba o ayudaba al aprendizaje?

Ayudaba al aprendizaje. Yo no hablaba alemán. Hablaba inglés. Siempre me hablaba y todo.

A veces, vemos a algunos entrenadores de menores que gritan mucho durante un partido, que no facilitan que el jugador resuelva una determinada situación por su cuenta. Algunos pueden llegar a hostigar en lugar de educar. ¿Qué tipo de entrenador tenías?

Cuando llegué allá, una hora antes del partido te ponía las tácticas. Todos tenían que jugar la misma formación del primer equipo, desde la sub-11. Si el entrenador jugaba de tal forma, todas las categorías tenían que jugar igual. Vas escalando y si tienes un modelo, al final te acostumbras más fácil.

¿Sentías que ya no podías fallar?

Obviamente. Eso es por todo lo que se vivió. Esa presión me generaba miedo a fallar.

¿Cómo convivías con ese margen de error al límite?

Se me hizo difícil. Había momentos en el que ni siquiera quería jugar. Estaba presionado, nervioso. Decía: “Si la c…, si no me va bien…». Literal, pensaba eso. Decía: “Tengo que estar mentalmente fuerte para poder llevar este mal momento”.

¿Estuviste tensionado en tus primeras prácticas con el equipo?

Me gusta el fútbol. Debo haber disfrutado el momento que estaba viviendo. Un poco nervioso, pero una vez que entraba a la cancha se me pasaba.

¿Esa presión te daba indicios de que el fútbol dejaba de ser un juego y pasaba a ser algo más serio?

Me comencé a dar cuenta de eso. Ya no lo disfrutaba como antes. Era una presión para un chico de 13 años que tiene que ir al colegio y en las tardes jugar al fútbol, como si fuera un hobby, porque eso es a esa edad. No es lo más importante el fútbol. Un trabajo, eso se volvió para mí cuando me fui a Alemania. Eso no me llegó a gustar.

¿Cuánto tiempo te tomó acostumbrarte adaptarte a nivel personal y deportivo?

Nunca me llegué a acostumbrar. Era un chico de 13 años que no podía comunicarse con los demás compañeros. La gran mayoría no hablaba inglés. En el colegio me fue mejor. Uno de los requisitos que mi papá puso fue que vaya a un buen colegio. Era uno de los mejores en Alemania, iba gente de todo el mundo. Allí hice muchos más amigos, me sentía mucho más cómodo. Pero llegaba a entrenar y no podía decir una sola palabra.

¿Qué situaciones les hacían cuestionarse si fue la mejor decisión?

Sobre todo la presión de llegar ahí y ser «un jugador maravilla» . Todo lo que se generó con la prensa, que estaba bien atenta a mí. No poder comprender a mis compañeros, ni ellos a mí.

No mencionaste el tema familiar…

Ah verdad, me olvidaba, el tema familiar también. Estar lejos de mi mamá y mi hermano. Seguro para mi papá también fue súper complicado. Aún así, hizo un gran sacrificio por mí. Es algo que a lo largo de los años lo he valorado bastante.

¿Lograbas concentrarte en la escuela?

Sí, porque en el colegio era el lugar donde más cómodo me sentía. Había gente de todo el mundo, todos hablaban inglés. Disfruté bastante estudiar allá. Teníamos bastantes actividades. Llegaba del colegio y tenía que ir «altoque» a entrenar. Llegaba a mi casa a las 8 de la noche para comer y dormir.

¿Cuánto tiempo la prensa alemana estuvo pendiente de ti?

Bastante. Salía en el periódico. Estaban bien atentos a mí. Todos los fines de semana que jugaba estaban como que: «¿Cómo le ha ido?». Por eso sentía que los entrenadores, que todos estaban atentos a mí. No era lo que buscaba a esa edad. Lo único que quería era disfrutar como cualquier chico de 13 años, no que todos los ojos estén en ti.

¿Qué hacía que recuperaras la motivación y superaras los momentos duros?

Tener a mi papá al lado. Fue un soporte bien grande. Para mí lo sigue siendo. Él me ayudó bastante en ese momento. Igual, hubo cosas lindas. Fue un espacio donde estuvimos los dos juntos, nos reímos bastante. Aunque pasamos momentos difíciles, también tuvimos buenos momentos.

¿Es cierto que no continuaste porque te habían prometido que tu mamá y tu hermano irían seis meses después?

Después del primer año, ellos tenían que venir supuestamente. Igual, cada día te están viendo, te están probando. Si ven que no te va bien el primer año, no van a hacer el sacrificio de traer toda una familia. Aun así no me sentía tan cómodo. Mi papá lo entendía y sentía que traer a toda la familia era agrandar esta presión. Mantener a una familia o traer a toda una familia a otro continente no era lo que un chico de 13 años espera a esa edad.

¿Les mencionaron ese compromiso antes de que viajaran?

Antes de que yo fuera ya sabía de ese compromiso. Pero cuando lo vives te das cuenta de lo que está pasando. Es decir en ese momento: “A lo mejor voy y todo resulta color de rosa y la paso muy bien, hago grandes amigos, y puedo lidiar con esta presión». A lo mejor hay otros que sí pueden. A los 13 años, hay chicos que a lo mejor les va muy bien. En mi caso no fue así.

¿La razón por la que no continuaste fue netamente deportiva?

Deportiva y ellos también… Si ellos me hubiesen dicho al año te traemos a toda la familia, a lo mejor con mi papá hubiésemos dicho: «Mira, ha sido un primer año de transición, vamos a probar un año más». En ellos tampoco había muchas ganas de seguir con este proyecto y en nosotros tampoco.

¿Quisiste renunciar? 

Siempre quise luchar hasta el final, hasta el último día de este contrato que tenía de un año. Nunca pensamos en irnos a mitad de año.

¿Fue una transferencia? En ese momento, tu papá recibía un sueldo. Se encargaron de darles vivienda y pagarte los estudios. Tanto Bayern Múnich y Esther Grande de Bentín se esforzaron en aclarar de que no se trataba de un contrato porque la FIFA lo prohíbe. ¿Cuál fue la figura real?

No podíamos decir en ese momento, porque la FIFA lo prohíbe: «Hemos contratado a un chico de 13 años». Lo que ellos hicieron fue decir: “El papá se ha venido a vivir acá. Le hemos dado cualquier excusa: trabajo. Se le va a dar un sueldo y ya. Al chico lo metemos al colegio y ya».

Esa es una de las 3 licencias que te da la FIFA para poder operar transferencias de futbolistas menores. Sin embargo, no se toma conciencia de las posibles consecuencias. ¿En tu caso, valía más el hecho de no quedarse con la duda de qué hubiese pasado?

Muchas veces lo he conversado con mi papá y eso es lo que él me dice. De grande, le dije que no fue una bonita experiencia por todo lo que pasé en ese momento. Pero él varias veces me lo dijo: “¿Qué hubiera pasado si es que no hubiéramos hecho esto?» A lo mejor nos hubiéramos arrepentido toda la vida. En cambio, lo hicimos. No hay nada de qué arrepentirse.

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¿Temías volver por la opinión de la gente?

Sí, era consciente de eso. Tú dices: «Me voy, ya no quiero regresar más». Esa es la idea que tienes. Al principio es difícil, después de un tiempo te acostumbras.

Te llegas a acostumbrar, pero el camino es complicado. Recuerdo que tu papá declaró en una entrevista que era difícil para él verte asumiendo este reto porque era parte de lo que tú querías, pero a la vez sacrificabas cosas que te iban a terminar afectando. Y también hablaba de episodios en los que tú llegabas a casa y llorabas en la noche porque extrañabas a tu mamá. ¿Hubo esos episodios?

Seguramente varias veces me he puesto a llorar pensando en que extrañaba a mi familia, mis amigos, mis costumbres. Es un cambio muy grande.

¿Sentías la presión de que si no lo hacías bien, tu familia no iría?

A lo mejor inconscientemente sí. Pero en ese momento no lo pensaba.

¿Temías decepcionar a tu padre o a tu familia?

Sentía presión de toda la gente alrededor: qué van a decir la prensa, mis amigos, no tanto mi familia porque sabía que iban a estar en las buenas y en las malas conmigo.

¿Tu familia te hizo sentir presionado?

Creo que no. A lo mejor mi papá, siempre ha estado conmigo y es muy metido en el fútbol, puede ser que sin darse cuenta me haya generado un tipo de presión cuando las cosas no iban bien, porque estuvo a mi lado. Pero mi mamá y mi hermano están muy alejados del fútbol.

¿Hubo depresión o frustración cuando volviste, al no haber alcanzado la expectativa que tenías de niño?

No recuerdo mucho, pero debo haber sentido cierto temor, como que la gente pueda haberse sentido decepcionada de mí. Hubieran esperado que me quede allá y todo. Más que todo los chicos, porque yo volvía a Bentín. Entonces, había hecho toda esta despedida y al año volver, en su momento lo debo haber pensado. Me imagino regresar a mi club, con los entrenadores, volver a empezar… seguramente fue complicado al principio, pero después te llegas a acostumbrar.

¿Con la llegada al Bayern Múnich, qué visualizabas en tu carrera? ¿A dónde pensabas llegar?

Seguramente al primer equipo, para eso vas. «Acá voy a hacer mi carrera». Si estoy firmando con un equipo de allá, que estaba apostando por mí tan pequeño, tengo que escalar poco a poco hasta llegar a la profesional.

La expectativa no era solo tuya, sino había otros factores que alimentaron la misma: la familia, los amigos, la prensa. ¿Todos influyeron?

Obviamente. Estamos hablando de que cuando llegué y todo lo que estábamos diciendo del «Messi peruano», quieras o no te entra en la cabeza. Eso hace que empieces a pensar cuando eres pequeño: «A lo mejor voy a hacer una «megaestrella»». Vas creciendo y te vas dando cuenta que no se van cumpliendo las metas y comienzas a decepcionarte de ti mismo.

¿Hoy te sientes con frustración por no haber cumplido la expectativa que tuviste?

Durante muchos momentos me lo he preguntado. Llega un momento en que tienes 23-24 años y no cumples las metas que pensaste que a esta edad ibas a tener. Seguramente te genera un tipo de presión. Pero después, te vas dando cuenta que en la vida pasan muchas cosas, muchas circunstancias y entiendes que al final ciertas metas pueden pasar, lo importante es el camino.

¿Cuánto hubiese cambiado la toma de decisión y tu experiencia en Bayern, si tu familia no hubiera tenido estabilidad económica?

No hubiera cambiado para nada. Siempre digo que los dos lados son difíciles. Cuando eres un chico humilde, sacar a tu familia adelante… pero también viene la otra parte donde puedes elegir si quieres estudiar… Yo podía tranquilamente estudiar en la universidad, salir con mis amigos todos los fines de semana, pero yo tenía que descansar. No tuve ninguna fiesta de chico, ningún paseo del colegio, porque jugaba los fines de semana. También sacrificas cosas. No creo en eso de que, porque es humilde, va a ser más difícil el camino. Por los dos lados es complicado.

Te lo preguntaba porque la prioridad pasa a ser otra. El chico de recursos bajos posiblemente tenga que cargar con la mochila de sacar adelante a la familia. Sin embargo, no es determinante como tú ya lo has explicado. 

¿Mirando hacia atrás, sientes que asumiste responsabilidades de una persona adulta?

Claramente. Era como un trabajo, ya tenía sueldo. El sueldo se lo daban a mi papá, pero era como si el sueldo me lo dieran a mí. Todas las miradas encima, traer a mi papá, cambiarlo de país…

¿Qué es lo que más sacrificaste?

Lo que más me costó fue estar lejos de mi mamá y mi hermano durante 8 meses. Obviamente, mis amigos del colegio, el clima, la comida, influyen, pero lo más grande es la familia. Estar lejos de mi mamá fue difícil.

¿Y tu infancia?

También. Desde que estaba en el Perú, desde que estaba chico, mi papá siempre me ha dicho: «Si quieres ser futbolista, tienes que ser profesional desde chico». Mi papá lo hizo para forjar un carácter. Había momentos en los que tenía un paseo del colegio y no podía ir, porque tenía a los 12 años que jugar un partido un sábado. Perdía un paseo. Obviamente, a esa edad, yo quería irme de paseo, por más que me guste el fútbol. A esa edad quería que mi papá esté contento, me imagino. Desde muy chico me he dedicado al fútbol. Por eso llegó cierta edad en la que ya no me sentía tan contento jugando al fútbol por todo lo que perdí, desde pequeño.

¿Te gustaría recuperar algunas cosas de tu infancia?

Ya no las voy a recuperar. En ese momento hubiese preferido otro tipo de cosas.

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¿Cuándo te acostumbraste a cargar con la ilusión de los demás: familia, hinchas, club?

Me ha costado. Hasta hoy hay veces que sí siento cierta presión, pero ya soy mucho más fuerte mentalmente. Al final ya no me pongo tanta presión en mí. Trato de vivir el día a día, no pensar mucho en lo que va a venir. Si es que al final no llego a lograr la meta, no pasa nada. Trato de disfrutar el camino. Al final va a ser más fácil llegar a la meta, si pienso así.

¿Dejas en un segundo plano la expectativa de los demás?

Sí, me enfoco más en mi propia felicidad, en entrenarme bien durante el día. Las cosas pueden salir o no, pero por lo menos me siento contento de que me estoy enfocando día a día en tratar de hacerlo lo mejor posible.

¿Consideras que es lo mejor que puede hacer un futbolista para lidiar con la presión externa?

Considero que es lo mejor para mí, para Pier Larrauri. A lo mejor para otros es más importante ponerse metas a futuro y eso hace que durante el día tengas una motivación extra. Para mí lo más importante es vivir al día a día. No decir: «Espero en un año estar en la selección o estar en Europa». Seguramente lo quiero lograr, pero si no pasa, no pasa nada. Así es como estoy tratando de vivir y lo que me hace bien.

¿Qué te sugiere el hecho de que sean contados los casos de transferencias internacionales de futbolistas menores de edad que tuvieron un final feliz?

Si pensamos en todos los chicos que salieron al exterior a temprana edad, ¿cuántos han llegado a ser profesionales o «mega estrellas»? Seguramente serán contados con los dedos de la mano. Salen muchísimos chicos, pero son pocos los que llegan. Creo que mejor es debutar en tu país, jugar en tu país, hacer la carrera en tu país. Ya cuando hayas destacado en el fútbol profesional de tu país, salir. Eso es lo que recomiendo, por mi experiencia.

La historia de Messi tuvo un final feliz. Si estuvieras escribiendo un libro autobiográfico e incluyeras tu paso por el Bayern Múnich, ¿cómo cerrarías ese capítulo?

Uy… no sé la verdad…  no quiero hablar mal… No tengo el nombre del capítulo, pero sería como una experiencia que un menor no debe sentir en ese momento. Uno tiene que divertirse, no quemar etapas, ir paso a paso, no apresurarse. Creo que lo mejor es que los chicos tengan una carrera en su país, que no quemen etapas, que sus papás no los lleven a otro lado.

¿Sería más un capítulo para generar reflexión?

Sí, para generar reflexión.

¿El negocio del fútbol te parece perverso?

Obviamente.

¿Nos puedes contar sobre aquella imagen que presenciaste cuando fuiste a España para pasar una prueba en el Atlético de Madrid?

En África hay bastantes muchachos que no tienen para vivir y muchos clubes españoles contrataban chicos africanos porque a esa edad marcaban bastante la diferencia. Eran muchísimo más grandes que los demás. Se traían 500 africanos, te estoy tirando cualquier número. Cuando las cosas van bien, por eso es que yo te digo que el fútbol es perverso, qué bonito: traemos a todos los africanos acá y ya. Pero cuando las cosas van mal, pa’ fuera. Te botan, no sirves. El fútbol es así, la vida en general. Cuando estás bien, todos están contigo. Pero cuando las cosas van mal, no. Entonces, había siete-ocho africanos en un cuarto. Era mejor que vivir como vivían seguramente allá. Pero en el momento que las cosas no van bien, te regresan a tu país.

¿Tú lo viste?

Yo lo vi en ese momento porque dormía en el cuarto con un niño africano. Para mí, que económicamente había estado bien desde pequeño gracias a Dios, fue chocante vivir todo eso. Cuando fui al Atlético de Madrid tenía 14 años. Los que estaban en el cuarto eran dos o tres años mayor que yo. Un día se le acercó la chica de la lavandería a mi papá y le dijo: “No puedes dejar a tu hijo tan pequeño acá en España, en estos cuartos”. No vives como un niño normal.

En ese momento ustedes no sabían que muchos de esos chicos terminaban mendigando en la calle porque no lograban ser futbolistas. Incluso no volvían a ver a sus familias.

Por supuesto. Me imagino que a estos africanos se los traían porque sus condiciones no eran las mejores. ¿Después, cómo volvían a África? Yo no sé si el club les dirá: «Toma tu pasaje de regreso».

Incluso, podría tratarse de tráfico de menores. Ustedes no tomaban consciencia de eso.

Claro.

¿El fútbol está condenado a jugar por el deber de ganar y no por el placer de jugar?

Sí, pero los jugadores que pueden llevar la presión que genera el fútbol y aun así logran divertirse son los que marcan la diferencia. Mejor te va en la vida, si disfrutas lo que haces.

¿Hoy juegas con el mismo entusiasmo que en la infancia?

La motivación va y viene. Hay momentos durante el año donde me siento muy motivado. Uno tiene que lidiar con esto. Me siento mucho más fuerte mentalmente. Sé cómo salir adelante cuando me vienen estos bajones.

Eduardo Galeano describe al futbolista en su libro “Fútbol a Sol y Sombra” de la siguiente manera: “Cuando más éxito tiene, y más dinero gana, más preso está”. ¿De qué modo el futbolista podría evitar esa sensación?

Una vez que vas alcanzando cierto nivel, vas ganando más plata, te vas volviendo mejor jugador, es normal que la presión aumente. En esos momentos es importante prepararse mentalmente. Como te dije, a mí me hace bien ir paso a paso. Disfrutar los entrenamientos, no pensar mucho en el futuro, sino en lo que estás viviendo en el momento.

¿Quién podría ayudarte a liberarte de esa presión?

Es importante a veces ir al psicólogo. Nos enfocamos en mejorar la técnica, la táctica, pero la cabeza es lo más importante.

¿Tú cómo sales adelante cuando te caes?

Yo voy al psicólogo. No tengo problema en decirlo. Converso con un profesional cuando tengo un problema. Durante estos últimos años, me ha ayudado bastante.

¿Qué recomendarías a los papás de niños futbolistas ante una situación similar a la que viviste, pero que desconocen del impacto que puede generar en sus hijos menores?

Que tomen conciencia. Que su hijo es un niño todavía. Tiene mucho por vivir. Que no le quiten lo más importante ahorita que es la infancia. Más adelante tendrá muchos momentos en ser profesional, pero ahorita no es la edad.

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Manuel Barreto: “Al futbolista hay que enseñarle a interpretar el juego” https://lanueve.com.pe/2018/11/05/manuel-barreto-al-futbolista-hay-que-ensenarle-a-interpretar-el-juego/ Tue, 06 Nov 2018 01:00:42 +0000 /?p=4037 Escrito por: Martín Salinas Cisneros, @amrtinaslinas

 

Conversamos con el entrenador de la categoría Sub-18 de Sporting Cristal sobre la actualidad del trabajo formativo en el club rimense y sobre fútbol en general. Excelente charla sobre qué es jugar bien, formación, desafíos, el paso al fútbol profesional y mucho más en la siguiente nota.

 

Luego de una sesión de entrenamiento en que los jugadores son los protagonistas por su interacción constante con el balón, conversamos con Manuel Barreto en una nutrida charla futbolera. Aprender, disfrutar, argumentar con ideas pero siempre poner el corazón y el alma son algunas de los conceptos que el entrenador expone. El técnico de la Sub-18 celeste es uno de los representantes de una generación de entrenadores jóvenes que pretenden generar un impacto positivo en el fútbol peruano a través de una reflexión crítica de los que sucede en menores e incorporando una metodología que esté acorde con estas ideas.

Cuéntame un poco de la actualidad del trabajo formativo en Cristal y específicamente en la Sub-18.

Bueno, yo llegué este año a Cristal y ha sido muy positivo lo que he encontrado. No solo porque acá tienes a la mano más herramientas, sino que también los chicos son provistos de –a veces de cosas sencillas– uniforme, agua, buenos balones y en condiciones…

Estructura.

Sí, sí, sí. Cosas que parece que uno no debería valorarlas porque sintiera que deberían ser indispensables, pero no siempre es el caso, ¿no? Entonces, ya teniendo la estructura de Cristal, también –hace un tiempo atrás, antes de que yo llegara– se ha formado un equipo con la intención de producir jugadores, de formarlos y en ese sentido yo creo que se viene haciendo un buen trabajo. Primero estuvo Alberto Giraldez, y ahora está Telmo de Andrés, español que es jefe de la Unidad Técnica. Con él a la cabeza yo creo que se ha hecho un buen trabajo, y ahí también viene lo positivo, que yo siento que puede ser mucho mejor, y en ese camino va direccionado, o al menos eso presiento e intuyo que es la decisión y lo que quiere Cristal. Que puede ser mucho, mucho mejor.

¿Cuáles son los objetivos de las Divisiones Formativas de Sporting Cristal?

Bueno, el primer objetivo del fútbol de menores es formar. Y el objetivo final también es un objetivo que es palpable, este año si se quiere, de ver por ejemplo a Alexis Rojas jugando, que es un chico que ha estado en Cristal toda su vida. Y está jugando Pacheco, que es categoría 99. Entonces, el objetivo finalmente es proveer al primer equipo de jugadores en condiciones de triunfar, ¿no? No solo porque sí. Decir, bueno, ya, voy a poner menores y ya, ¿no? Lo pongo y si no juega, ya, servirá para decir que no. Sino de formarlos y finalmente, dentro del filtro que se hace, encontrar a los mejores jugadores, bien formados en todo sentido. Como personas y como futbolistas obviamente, que estén capacitados para ser jugadores del primer equipo de Cristal. Esto es lo que yo entiendo. No soy el Jefe de la Unidad Técnica, tendrías que preguntarle a Telmo, pero lo que nos trasmite en todo caso va por esa línea.

¿Cuáles crees que son los principales desafíos de cara al futuro?

¿Desafíos? Pues, consolidar y acentuar la mejora de Sporting Cristal en menores. Seguir limando temas metodológicos que pueden mejorar. No conformarse con ser el club más ordenado o con mayores recursos, sino intentar seguir creciendo y establecer una diferencia. Y yo también siento que debe ser un propósito y un objetivo poder disputar torneos internacionales, que lo hace Cristal, pero con la certeza de que se puede competir afuera desde la propuesta de Cristal. Me refiero a que se puede competir siendo protagonista, que se puede competir mandando o intentando mandar en el campo de juego a partir de la pelota. Internacionalmente, con lo que significa el roce que tienen los jugadores cuando salen, me parece que ese también debe ser un objetivo de Cristal. Recuperar o posicionarse a nivel internacional también como un equipo formador y productor de jugadores de nivel.

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Gerardo Marín, LaNueve

¿Cómo ves a los chicos con los que estás trabajando en la Sub-18?

Los veo muy bien. La capacidad que tienen los chicos para adaptarse y aprender es sensacional. Eso es algo que a mí me encanta. Todavía no están contaminados con los vicios que nos contaminamos los mayores ya siendo profesionales. Si bien el fútbol termina siendo un trabajo, nos olvidamos que siempre ha sido una pasión y perdemos un poco el espíritu amateur. Los jugadores jóvenes, y en Cristal esta Sub-18, tienen esa capacidad de adaptación, esas ganas de aprender. El compromiso y la entrega que por lo menos me han brindado a mí como su entrenador me llena de orgullo, porque cuando los veo jugar yo me siento orgulloso de ser su entrenador y creo que representan fielmente la idea que tenemos como grupo y la idea de juego que tiene como club la institución.

Precisamente sobre eso… entiendo que quieres que el equipo juegue bien, y que lo haga de una determinada manera, y entiendo también que Cristal tiene una idea de juego. Incluso, viniendo a ver los partidos de Copa Federación, la he percibido. Ahora, no la llego a tener del todo clara… entiendo que la pelota se juega principalmente por abajo, los pases la mayoría tienen una intención, se evita dividir el balón, ¿cómo podrías tú describirme cuál es la esencia o lo principal de esta idea de juego de la que se habla?

SÍ. Mira, yo te puedo hablar de nosotros, principalmente. Al futbolista hay que enseñarle a interpretar el juego, porque no es solo “la pelota que vaya por abajo”. No. A veces hay que ir por arriba. A veces un pase largo de cincuenta o sesenta metros desintoxica la acción, la libera y aclara la jugada. Entonces, termina siendo a veces como un cliché el decir “bueno, vamos a jugar bien, vamos a salir jugando”. Claro, sales jugando hasta que te presionan. Entonces, no, nosotros intentamos primero controlar el partido a partir de manejar la pelota la mayor cantidad de tiempo posible. Que esté en nuestro poder. Desde el arquero, ir avanzando con la pelota. Comenzar en nuestro arco y llevarla hasta el arco rival. Tener la posesión con una intención, con un propósito, que es desordenar al rival, para finalmente lastimarlo, atacarlo la mayor cantidad de veces que se pueda por partido para generar de esa forma la mayor cantidad de ocasiones de gol posibles. Y ahí, que las probabilidades se acerquen a nuestra orilla. Generando diez ocasiones de gol contra una del rival, es muy probable que tú termines ganado. Es básicamente eso. Después hay un rival. Después hay campos, a veces en Copa Federación, en los que jugar a nuestro modo nos ha costado. Pero en todo caso lo que resalto es el compromiso y la fidelidad en cualquier escenario, porque nos ha tocado ir a un campeonato en Ecuador (Copa Mitad del Mundo) y hemos sido absolutamente fieles. Más en la adversidad, diría yo, que en la bonanza. Así que esa es un poco la forma y la idea que tenemos.

¿Hay una cosa tal como una idea del club? Se dice que cada entrenador es un club dentro de un club de fútbol… ¿hay espacio para interpretar cada uno a su modo dentro de la categoría con la que trabaja? ¿Qué tan flexible es esto?

Lo que pasa es que, mira. A mí me parece extraordinario que el club quiera tener un estilo y persista en esa búsqueda. Porque lo lamentable a veces, dentro de nuestra sociedad, es que, como estamos acostumbrados a la desorganización, al incumplimiento de las reglas, si llega alguien que dice “no, mira, yo quiero hacer esto, quiero hacerlo bien y quiero hacerlo de esta forma”, en el momento que no lo haga va a ser señalado. Por como distinto ¿no? Pero, me parece por eso que es indispensable y valoro y aplaudo que Cristal continúe en esa búsqueda de querer tener una forma de distinguirse.

Claro. Es una búsqueda, más que tenerla ya dada simplemente…

Porque esa es una búsqueda constante. Por supuesto que después depende, yo digo, fundamentalmente del técnico. Porque un equipo de fútbol es una idea, y después hay un compromiso de acuerdo a la idea que tenga ese equipo. Y la idea es el entrenador. Por supuesto que podemos todos decir: “queremos ser protagonistas, queremos ser de tal forma, de esta otra”. Pero, es como la cocina, podemos darnos la misma receta a nosotros tres y no va a salir el mismo plato, eso es seguro. Seguro, seguro, no va a salir el mismo plato. A pesar de nosotros tener los mismos ingredientes. Entonces, sí que el técnico ahí es parte principal. Pero Cristal tiene buenos entrenadores, desde el primer equipo, y que mantenga esa búsqueda me parece que es un reto para Cristal indispensable y al que no puede renunciar de ninguna forma, porque la única posibilidad no solo de ganar en Perú, que ya lo ha hecho, sino de recuperar nivel en el extranjero es de una forma. Teniendo una forma, un estilo, una idea, y valoro que Cristal esté en esa línea.

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Gerardo Marín, LaNueve

¿Cuáles son los problemas de formación que has identificado en el fútbol peruano? ¿Cómo crees que se deberían enfrentar?

Yo lo que creo es que principalmente para formar hay que partir de lo más básico primero. Hay que tener por lo menos balones en condiciones. Te estoy hablando de lo principal. Si quieres jugar fútbol, por lo menos tener una cantidad de balones necesaria para poder entrenar en condiciones. Un lugar donde entrenar. De la logística básica. Después, me parece que es un error cuando se nos quiere alejar de la identidad del futbolista peruano. Cuando no respetamos la naturaleza del futbolista peruano, que es la técnica, que es la habilidad. Técnica que puede explotarse. Cuando queremos transformar a los futbolistas peruanos en uruguayos o en paraguayos para que choquen y peleen y cada vez buscamos o priorizamos el biotipo sobre características esenciales con las que naturalmente hemos nacido, insisto, como la capacidad para desarrollar una técnica positiva, como la habilidad, como el manejo del cuerpo de tipos que han crecido en la pista, en la calle. Si queremos transformar a esos chicos en atletas y decir “no, ahora que choquen, que choquen contra los paraguayos, y quiero que choquen contra los uruguayos”… no, un momentito. Eventualmente hay que chocar, sí, pero si tenemos calidad técnica vamos a evitar el choque, que es mucho más positivo. Entonces, creo que hay que acentuar la formación en las características principales de nuestros futbolistas. Eso me parece a mí clave. Respetar la naturaleza del futbolista peruano es una tarea que sobre todo nosotros los entrenadores peruanos debemos de defender y continuar.

¿Cómo se puede generar esto a través de un trabajo planificado? Siendo la habilidad o la técnica algo que pueda ser desestructurado o desequilibrante… Hoy, todos queremos ser Guardiola pero no todos entendemos bien de qué se trata lo que propone y no todos sabemos cómo llevarlo al día a día en el entrenamiento…

Bueno, pasa mucho, ¿no? Yo observo equipos que claro, te dicen “no, a nosotros nos interesa salir jugando”, y salir jugando no es dársela al arquero, del arquero al central y este la reviente, ¿no? Termina eso siendo salir jugando. Y salir jugando no es que te presionan y no, ya bueno, no salgo jugando porque me presionan… Al revés, que te presionen es una invitación a salir jugando porque si tú logras salir de esa presión vas a agarrar a un equipo desbalanceado, a un equipo con espacios a la espalda. Entonces, nosotros los peruanos, y vuelvo al tema cultural, sí que vivimos en una desorganización. El futbolista peruano tiene un talento importante, pero un talento individual, un talento desorganizado. Entonces, por supuesto que se puede trabajar la técnica. Nosotros tenemos capacidad y posibilidades de construir jugadores con muy buena técnica. Pero hay que trabajar la técnica como locos, obsesivamente hay que trabajar desde el primer día la técnica, la capacidad para dar los pases, el sentido de los pases. Por supuesto que hay que trabajar la habilidad, pero lo que nos falta, y que nos falta como sociedad misma, es una organización. Hay que empaquetar el talento que tienen nuestros jugadores dentro de una organización, no solo que sostenga ese talento sino que lo potencie y en el que cada uno cumpla un rol colectivo que mejore al equipo.

¿Cómo permitir que un niño futbolista sea imaginativo o creativo para jugar pero que al mismo tiempo aprenda conceptos tácticos o conceptos colectivos indispensables? Ese el gran reto, ¿no?

Lo que pasa es que la mayoría de chicos no sabe jugar al fútbol. Son jugadores de jugadas. Hacen jugadas. Pero si tú no le enseñas que hay lugares para el desequilibrio individual, que hay lugares para tocar en primera, que hay lugares en donde hay que darle tal vez un toque más a la pelota, que hay lugares donde no hay que estar porque tal vez hay que liberar el espacio para un compañero… Entonces, hay que enseñarles a jugar. Hay que enseñarles a entender el juego para que puedan tomar las decisiones correctas dentro de un partido de noventa minutos. Y son tomas de decisiones constantes. Tomar una decisión correcta no solo el que tiene la pelota sino todos. Uno como entrenador aspira a que en cada momento del juego, todos estén pensando lo mismo, y estén interpretando lo mismo, para poder jugar bien, finalmente, dentro de la idea del entrenador. Porque podemos todos discutir después de gustos. A ti te puede gustar una cosa y a mí me puede gustar otra. Tu puedes ser un técnico que quiera ser como Simeone y para Simeone jugar bien es reducir los espacios, salir rápido de contra. Y si sus jugadores lo hacen, perfecto, van a estar jugando bien. Pero al equipo de Simeone le ponemos a Guardiola y juegan igualito como juegan con Simeone, no, para Guardiola no va a ser que estén jugando bien. Ahora, yo sí digo una cosa, y hay acá uniformidad de pensamiento…

¿Acá en Cristal?

No, en el mundo entero. Digo, nadie se conmueve con una barrida o con un despeje de un central a la tribuna. Todos tenemos la capacidad de conmovernos cuando vemos algo sublime, algo especial. Una cantidad de pases que de repente salga y libere al extremo por derecha, y este saque el centro y acabe en gol. O una huacha en un momento preciso. O un mano a mano que saque a dos jugadores. Entonces, eso nos conmueve ¿no? Habría que partir por ahí para preguntarnos: ¿qué es jugar bien?, ¿qué nos gusta?

Frente a eso, responderían diciendo eso de que el Atlético eliminó al Bayern de Guardiola…

Uno tiene que ganar y otro perder. Pero, ojo, yo te digo, a mí me parece que juega bien el Atlético. Me parece que es un equipo que interpreta a cabalidad la idea de juego que tienen y eso me parece que es jugar bien. Ahora, que me conmueva… ese partido no me lo acuerdo por el Atlético de Madrid, me lo acuerdo por lo que hizo el Bayern, que fue extraordinario, y ganó, ganó dos a uno. El segundo tiempo fue complicado, y después volvió a remontar, y siguió. Finalmente, yo no soy ni hincha del Bayern ni hincha del Atlético de Madrid, yo soy hincha del futbol. Entonces, disfruto o no del espectáculo que me brinden los equipos. Y si Atlético de Madrid juega contra Atlético de Madrid, pues probablemente ese partido yo no lo voy a ver. No me va a entretener. Pero ahí (Bayern vs. Atlético) yo me entretuve y la pase extremadamente bien porque el Bayern no renunció. Porque fue valiente y me encantó.

El mejor partido de la temporada pasada.

Y después perdió. Sí. Listo. Perdió, pero yo lo disfruté. Entonces, sí, claro, si hay que solo exaltar lo que hace el ganador y hay que criticar al derrotado, bueno, entonces hay que decir que solo gano el Real Madrid y el que hizo las cosas bien fue el Real Madrid, y después todos son un desastre.

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Gerardo Marín, LaNueve

¿Qué piensas de los ex-futbolistas entrenadores o ex-futbolistas formadores? Si partimos de la idea de que saber leer no es lo mismo que saber enseñar a leer, ¿qué tiene que hacer un ex-futbolista para convertirse en un BUEN entrenador o para convertirse en un BUEN formador?

Bueno, primero parte con una ventaja y es que tiene una sensibilidad para entender ciertas cosas que aquel que no ha jugado profesionalmente quizás no tenga. Pero, bueno, es una pequeña ventaja. No es para nada determinante, es una pequeña ventaja que después, si no la formas… Yo pienso que es importante estudiar, y no solo el curso (de entrenador). Los niveles de los cursos son distintos. Te hablo desde mi experiencia, de la posibilidad de viajar, de ver qué se hace afuera, qué hacen los mejores, la posibilidad de, ya tienes a la mano Internet, o sea, puedes hacer un curso tú solito. Si tú quieres realmente, tienes entrenamientos de todos los equipos del mundo en Internet. Puedes leer, hay un montón de libros también, y de esa forma encontrar un poco tu idea. Yo lo que digo es que cada entrenador es una idea, o debería ser una idea y el proceso es encontrarla, a partir de esa idea desarrollar una metodología que la sostenga, que pueda aflorar esa idea y después, también, ser capaz de convencer. Esto también es un atributo y una herramienta del entrenador: poder convencer al jugador. Y esto ya no trata de técnica ni de estrategia ni de táctica, sino de capacidad afectiva, emocional, para poder convencer al jugador de aquello que tú crees.

Y argumentativa también, ¿no? No solo afectiva…

Sí, claro. Hay que explicar también, ¿no? Los chicos son avispados, son moscas, hay que explicarles el porqué de las cosas. Y después se van dando cuenta de que lo que les dices pasa. Y a partir de ahí van creyendo. Se trata de interiorizarles esa idea a los chicos, y que los chicos después, ya una vez que creen eso, la defienden como suya.

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Gerardo Marín, LaNueve

Diriges una categoría que está muy cercana al fútbol profesional, y es un momento de la carrea del futbolista en el que el embudo se hace estrecho. Es un paso ciertamente difícil. En esta etapa, ¿qué tienes que poner tú como entrenador y qué tienen que poner los chicos como aspirantes a futbolistas profesionales?

Pues el corazón y el alma. Con menos no alcanza. Con menos no alcanza, y con eso muy probablemente tampoco. Estadísticamente son pocos los chicos que pueden llegar a ser futbolistas profesionales de los equipos de menores. En ese sentido, el esfuerzo, la dedicación y el profesionalismo ya en esta edad debe ser marcado. El entrenador debe, me parece, en esta edad, ya instruirlos u otorgarles también entrenamientos profesionales. Y por profesionales me refiero a ser consciente hasta de los horarios, de llegar temprano, de respetar a los compañeros. Cosas que en Primera ya no pueden ser… que el chico llegue a Primera y, ah bueno, en su segundo entrenamiento llegó tarde. O de repente está hablando el profesor y el chico esta pateando al arco, cosas así.

Hay que hacer un rol educativo.

Por supuesto. Tiene que ser así. El entrenamiento tiene que ser profesional, que eso no significa que se abstraiga la alegría. Sin alegría no hay nada. No hay futbol. Entonces tiene que haber, yo siempre les digo a los chicos, mucho profesionalismo y mucha alegría. Y tenemos que ser capaces de emocionar a los jugadores con nuestro entrenamiento. Esa es una tarea del entrenador. Emocionar al jugador para que disponga de todo lo que tiene en sí. Sacarle todo. Pero para eso tienes que emocionarlo, tienes que conmoverlo, tienes que entretenerlo, que todo ello no debe estar peleado con el profesionalismo sino que está totalmente emparentado.

¿Qué piensas sobre el debate de quemar etapas? En edades de Copa Federación, si un chico rinde muy bien, ¿te parece que debería subir de categoría, tener la oportunidad de jugar con chicos mayores o te parece que deberían respetarse las edades?

Sí. Lo que pasa es que… hay que…

¿Ver cada caso en particular?

Exactamente. En menores es como la flor. El futbolista en menores es como la flor. Aflora o no aflora. Y lo último que tienes que hacer es regarla con mucho corazón, darle luz, proveerle de todo. Pero después tal vez no aflore… el talento no se le puede acelerar o contener, ¿no? Bueno, se puede contener si lo haces mal. Así que si hay futbolistas que destacan sobremanera en una categoría y pueden jugar en otra me parece bien, y creo que eso no va a ser determinante para enlentecer su trayecto a profesional para nada. Yo creo que es algo natural que se va dando dentro del entrenamiento positivo que le puedas dar al chico. Ahora la regla obliga a jugar con un menor en la categoría mayor (Sub-18). La categoría mayor tiene que jugar con un menor obligatoriamente. Y hay muchos clubes que también lo hacen. De hecho, nosotros hemos ido a un torneo ahora en Ecuador que era Sub-19 con Sub-18, y a esa edad no pasa nada. No hay diferencias con que juegues con un año más. Ahora, si me estás hablando –por eso te digo de la individualidad, de tomarse por cada caso– de un chico de 11 años y lo pones a jugar con unos de 15… ahí ya no creo que sería productivo. Por eso digo que cada caso hay que tomarlo en particular.

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Gerardo Marín, LaNueve

¿Estuviste viendo entrenamientos en Europa? ¿Qué tal esa experiencia?

Sí. Pues genial, la verdad. Una experiencia formidable tener la posibilidad de ver a grandísimos entrenadores que he admirado siempre. Verlos entrenar creo que te nutre enormemente. Yo he tenido la oportunidad de ir algunas veces. La primera vez fue clarificador y aparte me dio unas ganas terribles de poder dirigir, así que ha sido de un aprendizaje excelente.

¿Hay algo más que te gustaría agregar a lo que nos has contado?

Yo lo que sí quiero es, sobre todo los entrenadores peruanos, tenemos que defendernos, tenemos que querer lo nuestro. No todo lo que viene de afuera es mejor por venir desde afuera. En el Perú tenemos talento, tenemos talento de verdad, talento a nivel de jugadores, tenemos entrenadores con mucho talento. Te puedo nombrar a Paul Cominges, por ejemplo, entrenador nacional. Te puedo nombrar a Pablo Zegarra, entrenador nacional, que tienen muchísimo talento. Que están al nivel o son mejores que cualquiera que pueda venir. Entonces, yo lo que digo es que hay que, y es una tarea de todos, de ustedes también, defender la naturaleza del futbolista peruano. Defender su posibilidad de ser rico técnicamente, defender su habilidad. El otro día conversaba con Telmo, el español, y decía: “siempre que yo veo un pequeñito en un club digo que ese debe jugar muy bien porque ya los pequeñitos no juegan… ahora ponen a los grandotes, ¿no?”. Y yo creo que hay que defender eso. Hay que defender a los jugadores que excusándonos en una absurda modernidad decimos “no, este no porque no corre, o este no porque no marca”, y después esos mismos son los que están alabando a Iniesta, Xavi o Busquets, o jugadores de primer mundo que han dado cátedra y han demostrado que no por ser pequeñito quiere decir que no tenga fuerza o que no tengas capacidad para poder jugar en el primer nivel. Eso no quiere decir, esto también para subrayarlo, que no se deba ir al gimnasio ni trabajar, ni todas esas cosas naturales del futbolista que quiere ser profesional. Por supuesto que hay que ir al gimnasio y hay que entrenar con la mayor intensidad posible. Pero eso, por supuesto, hay que direccionarlo en defender eso, en la naturaleza del futbolista peruano, que es rica y que de un tiempo a esta parte no lo estamos haciendo y ahí puedes encontrar también alguna respuesta en el nivel.

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Anthony Moreno (2001): «Este triunfo se lo dedico a mi padre» https://lanueve.com.pe/2017/06/19/anthony-moreno-2001/ Mon, 19 Jun 2017 20:44:23 +0000 /?p=10592 El delantero de Tiburones F.C. hizo los dos goles en la victoria sobre Ciclista Lima por la serie 2 de la Copa de Plata.

Anthony Moreno es un delantero muy alto que aprovecha esa característica para superar a sus rivales. En la última fecha de la Copa de Plata, ante Ciclista Lima, marcó los dos goles con los que consiguieron el triunfo.

«Los goles llegaron como recompensa de lo que hicimos en el partido. Este triunfo se lo dedico a mi padre», manifiesta el atacante. «Supimos sacar adelante el partido con el esfuerzo de todos los compañeros», adiciona.

Además, Moreno explica que «la meta es llegar a la Copa de Oro» y que «no van a descansar hasta llegar». Tiburones participa en la serie 2 de la Copa de Plata, en donde lucha por clasificar a la máxima categoría de la Copa Federación.

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Ángelo Tandazo: «Fuimos más durante todo el partido y no iba ser justo irnos con el marcador en contra» https://lanueve.com.pe/2017/06/15/angelo-tandazo/ Thu, 15 Jun 2017 20:18:15 +0000 /?p=10524 El volante aliancista conversó con La Nueve tras la victoria de su equipo ante Cantolao.

Ángelo Tandazo es pieza clave en el esquema del técnico Nilton Gómez. El mediocampista suele llegar al área rival con peligro, lo cual lo convierte en un jugador muy versátil. Ante Cantolao, metió un golazo en el último minuto.

«Toda la semana practicamos esa jugada y afortunadamente salió», explica ‘Tanda’, quien le dio el triunfo por 2-1 a su equipo. «Nos hubiera gustado ir ganando durante todo el partido, pero así es el fútbol. Lo logramos en el último minuto y eso es lo importante», comenta.

Además, el volante manifiesta que Alianza Lima «fue más durante todo el partido», por lo que no sería justo que se fueran con el marcador en contra. «El esfuerzo del grupo valió la pena para quedarnos con el triunfo. Fue un partido agónico», sentencia.

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Stefano Fernández (sub-15): «Hay que intentar ganar los partidos, jugar como sabemos y campeonar este año» https://lanueve.com.pe/2017/05/01/stefano-fernandez-sub-15-hay-que-intentar-ganar-los-partidos-jugar-como-sabemos-y-campeonar-este-ano/ Tue, 02 May 2017 00:01:06 +0000 /?p=9388 Stefano Fernández es el capitán de la sub-15 de Alianza Lima en esta nueva temporada.

A los 87 minutos, Stefano Fernández  conectó con la cabeza un centro de Jherico Zevallos y puso el 2-0 definitivo en el triunfo de Alianza Lima sobre Deportivo Municipal.

«El gol no es solo mío, sino de todo el equipo», explicó el capitán a La Nueve, tras conseguir los primeros tres puntos del club blanquiazul en el Torneo Centenario.

Fernández destacó el juego del equipo: «Fuimos superiores durante el transcurso del partido». Sin embargo, piensa que fallaron en la definición. «Llegábamos pero no la metíamos y eso nos costó hasta el final del partido», comentó.

De cara a lo que queda de la temporada, Stefano Fernández confía en lo que puede hacer el equipo y la idea de juego que tienen. «Hay que intentar ganar los partidos, jugar como sabemos y campeonar este año», sentenció.

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Luis Miguel Rodríguez (sub-17): «La unión del equipo es muy importante» https://lanueve.com.pe/2017/05/01/luis-miguel-rodriguez-sub-17-la-union-del-equipo-es-muy-importante/ Mon, 01 May 2017 22:59:43 +0000 /?p=9385 El lateral derecho de la ‘U’ fue el mejor jugador del partido en el Torneo Centenario.

Luis Miguel Rodríguez destacó en el triunfo de Universitario de Deportes sobre Sporting Cristal por la mínima diferencia, en la fecha 3 del Torneo Centenario.

El lateral derecho resaltó la entrega de cada uno de los integrantes del plantel crema. «La unión del equipo es importante. Siempre luchamos hasta el último balón y eso sirve mucho», comenta.

Asímismo, el popular ‘Luismi’ manifestó que «el partido lo ganaron gracias a sus compañeros» y que «estos tres puntos sirven mucho para las metas que tienen».

 

 

«Es un equipo formado desde hace varios años. Nos conocemos bien y eso nos ayuda a seguir para adelante», explica Rodríguez, quien no fue al Sudamericano sub-17 por una operación a la rodilla.

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Jerónimo Pimentel: “Yo invitaría a no ver al futbolista como un animal entrenado. Los futbolistas son padres, son ciudadanos, son diferentes” https://lanueve.com.pe/2017/04/12/jeronimo-pimentel-yo-invitaria-a-no-ver-al-futbolista-como-un-animal-entrenado-los-futbolistas-son-padres-son-ciudadanos-son-diferentes/ Wed, 12 Apr 2017 21:36:02 +0000 /?p=8684 Periodista de carrera, escritor, columnista de Deporte Total y El Dominical, Jerónimo Pimentel conversó con La Nueve sobre diversos temas de fútbol en una enriquecedora charla. El hoy Director Literario en Penguin Random House Perú se define como un generalista, y es precisamente por ello que su análisis de fútbol no permanece en la superficie. Por el contrario, la conversación con él nos recuerda la frase de Manuel Sérgio, filósofo y educador portugués especialista en motricidad humana: “Quien solo sabe de fútbol ni de fútbol sabe”.

 

Literatura, periodismo, fútbol

¿Lees bastante sobre fútbol?

Soy una persona que tiene muchos intereses, soy un generalista en realidad. Me gusta mucho la literatura, la poesía, el cómic. Me gustan mucho los vinos. Me gusta mucho el deporte. Ese es un poco mi perfil.

¿Cuál es para ti la literatura futbolera imprescindible?

Hay cuentos fantásticos de Fontanarrosa. De Fontanarrosa a Sacheri hay una tradición argentina de interés. Ahora, me parece que eso es literatura. Lo más interesante para mí está en la no-ficción, en el ensayo. Y ahí los ingleses tienen una producción impresionante: Jonathan Wilson, David Goldblatt, Simon Kuper… A muchos de ellos se les puede leer en The Blizzard, una revista con versión digital de pago abierto. Ahí se puede disfrutar de un enfoque futbolístico distinto a lo que se encuentra en América Latina. El escritor más importante, sin embargo, sí es argentino: Dante Panzeri (1921-1978).

Yo creo que el fútbol tiene muchas capas. Tú puedes ver el fútbol como si fuera un símbolo,  una metáfora, un síntoma social o puedes ver el fútbol a través de lo propiamente futbolístico, que es el engaño en el espacio. El fútbol es el arte del engaño en el espacio restringido. Tratar de ver el fútbol de esa manera es maravilloso. Pier Paolo Pasolini tiene una famosa teoría del fútbol como lenguaje: que los sintagmas se crean a través de los pases y que hay una gramática del fútbol. Pero esa manera de entender el fútbol, con lo inventiva que es, no es la única. Encuentro muy estimulante intelectualmente pensar en cuáles podrían ser otras.

¿Cuál es la importancia de establecer un vínculo entre estas maneras –históricas, analíticas o del fútbol como fenómeno social– y el propio juego?

Es que la literatura, el fútbol o básicamente cualquier arte y cualquier expresión cultural son justamente eso: manifestaciones. De alguna manera todas las expresiones están hermanadas. Pero a la vez, en un segundo nivel, todas tienen un hecho propiamente futbolístico, literario o cinematográfico. Encontrar ese núcleo me parece fantástico. Foster Wallace lo hizo con el tenis. Él, para tratar de entender a Federer, hablaba de la belleza cinética y eso me parece un hallazgo. Me parece que tenemos que pensar desde ese enfoque. Hay gente que lo hace espontáneamente. Por ejemplo, hay algunos tuits de Diego Latorre que son memorables justamente porque trata de asediar esa verdad futbolística.

¿Cómo evaluarías el ejercicio del periodismo deportivo en nuestro país?

Es una calamidad, una catástrofe. Básicamente porque hay dos fenómenos que se retroalimentan.

Uno tiene que ver con que la prensa deportiva es parte de un sistema futbolístico pobre. Los clubes, la federación, la prensa y los hinchas son actores que forman parte de un mismo sistema futbolístico. Si ese sistema es una catástrofe, es bien difícil que algunos de ellos –que los hay– sean excepcionales. Sería extraño. Normalmente, tienen una relación de condicionamiento y si suben, suben juntos, y si bajan, bajan juntos también. No conozco un país que tenga una gran prensa deportiva y un fútbol de tercer nivel. Ni viceversa. Encontrar un sistema que sea una cantera de entrenadores y que sus clubes sean desastrosos. Bueno, Argentina nos está empezando a convencer de que es posible.

El segundo fenómeno es que hay demasiada prensa deportiva cuya subsistencia depende de la venta en kiosco. No son suplementos deportivos de diarios de referencia que se tienen que valer por determinadas reglas y cuya sobrevivencia no depende de la tapa. En tanto dependes de la venta de kiosco, el objetivo comercial se va a empezar a sobreponer al objetivo periodístico y vas a empezar a cruzar la frontera deontológica. Lo de los “4 Fantásticos” es un ejemplo. Otro ejemplo es cuando se “crea” una noticia porque un periodista –un periodista que nadie conoce, además– puso un tuit en el que decía que Vargas estaba siendo ojeado por el Real Madrid, y de pronto mandas hacer un photoshop del Loco Vargas con la camiseta del Real y el titular es Olé, Loco. Ya, vas a vender algunos ejemplares, pero estás vendiendo mentiras. En todo caso, ese no es el periodismo que me interesa.

 

«Me parece que tenemos que pensar desde ese enfoque. (…) Tratar de asediar esa verdad futbolística».

 

Los males del fútbol peruano

Hablaste de un sistema que estaba enfermo. Estoy de acuerdo con esa afirmación pero también me genera una sensación de desesperanza. ¿Qué hacer frente a esta serie de problemas estructurales del fútbol en el Perú?

La solución no la tengo, pero puedo compartir mi lectura. La situación peruana es complicada porque tus dos clubes principales están quebrados. Están quebrados financieramente e intervenidos. Tienes un tercer club, Sporting Cristal, que desde hace unos años, por cuestiones corporativas, tiene a su identidad un poco en crisis, porque fusión tras fusión, compra tras compra, depende del ánimo y los planes de los nuevos dueños. Luego tienes un montón de equipos detrás relativamente insignificantes o quebrados o manejados con mucho pundonor,  pero en un nivel de escala pequeño. No se ha estructurado en provincias un sistema de clubes con duelos provinciales, que es como ocurre en la mayor parte del mundo. En el norte tienes una serie de clubes que han recibido fuertes sumas de dinero, como César Vallejo o Aurich, pero más allá del origen del dinero, extradeportivo, no ha habido una correspondencia en logros que justifique esas inversiones.

Este es un panorama complicado, porque la base son los clubes. Si el sistema de clubes no funciona, no funciona todo lo demás. Los clubes tienen muchas ventajas. Los clubes, en general, no quiebran. Si lees Soccernomics, este libro de Kuper con Szymanski, lo que te dice es que en las ligas analizadas el 85% de los clubes tiene más de un siglo de vida. Pasa todo, incluso guerras mundiales, pero no quiebran. ¿Por qué? Uno, es por su tipo de constitución. Y lo segundo es porque los hinchas no mueren. Los hinchas tienen sus dinámicas propias, legan sus aficiones y eso se mantiene a través del tiempo. Los clubes son el resultado de fuertes identidades comunitarias.

En todo caso, cuando deberían quebrar, son salvados.

Mira lo que pasa acá con la ‘U’, Alianza, Municipal, Melgar, Boys. Son clubes que si fueran empresas, estarían liquidados. Y no, ocurre lo contrario, el Estado les regala terrenos, la SUNAT los interviene pero para que sigan jugando. Sería una catástrofe social si desapareciera la ‘U’ o Alianza. Esas aficiones no van a mudar, como bien lo supo la San Martín. Sin embargo, las juntas administradoras no van a resolver el problema. Y en tanto no se resuelva el sistema va a seguir siendo precario. Si el sistema de clubes sigue siendo precario, las divisiones menores –la etapa formativa– van a seguir siendo rústicas o voluntaristas. Y eso ya crea una cadena de efectos que termina probablemente en lo más irrelevante, que es el periodismo. Ahora, no quiero ser pesimista. No digo que las cosas no puedan cambiar, pero estamos lejos de tener salud deportiva. No es un problema exclusivo del fútbol.

«Los hinchas tienen sus dinámicas propias, legan sus aficiones y eso se mantiene a través del tiempo. Los clubes son el resultado de fuertes identidades comunitarias.»

¿Qué piensas sobre que los clubes gocen de esta ventaja u oportunidad, pero que al mismo tiempo sean grandes demostraciones de precariedad? ¿No hay una contradicción ahí? ¿Cómo justificar toda esta inversión e interés que hay alrededor del fútbol cuando este da muchas muestras de ser un espacio de no solamente pobres desempeños, sino también de mucha corrupción y violencia?

¿Pero tú crees que la gente busca ejemplaridad moral en el fútbol? Yo creo que no. Yo creo que la gente no hace ese cálculo, nadie está buscando la virtud heroica del futbolista. Tal vez en otro momento, pero no ahora. Los futbolistas más celebrados son probablemente los más cuestionables. Hace tiempo que no existe la idea del futbolista heroico. Creo que eso fue, en el caso específico de Perú, una consecuencia imprevista de la generación del 70, que fue a tres Mundiales, pero eso no ocurre ahora, salvo quizás en el caso de Paolo Guerrero.

Lo que pasa es que la afición futbolística no depende de rendimientos. Tal vez puede crecer con un gran logro deportivo, pero hay un mínimo que se va a mantener pase lo que pase. Por eso los clubes no quiebran. La gran mayoría, la pasmosa mayoría de clubes, no desaparece. Porque hay una afición flotante que depende del rendimiento deportivo, pero hay una afición dura que tiene relaciones afectivas, sentimentales y emocionales de otro orden y que operan bajo otras lógicas. Pase lo que pase ahí, se maten en la tribuna, el futbolista llegue borracho, el entrenador sea un impresentable, pase lo que pase, ellos van a ir. Y eso no lo vas a cambiar. El amor futbolístico es determinista. Estas frases hechas –’yo cambié de todo: de mujer, de carro, de casa, de país, de todo pero no de equipo’– esconden pequeñas verdades. Mira al Boys, o mira a Municipal. Yo pensé en un momento que Municipal iba a desaparecer. Tres años después estaban en la Pre-Libertadores. Una cosa inexplicable. Inexplicable.

«Hay una afición dura que tiene relaciones afectivas, sentimentales y emocionales de otro orden y que operan bajo otras lógicas. Esa afición no va a mudar.» / Foto: Facebook La Banda del Basurero.

El hincha y el periodista

Ser hincha implica tener un nivel de ceguera. El hincha perdona todo. El verdadero mártir es el hincha peruano. La entrega sin retribución le da una satisfacción espiritual, un esquema muy cristiano.

¿Pero no crees que esa ceguera pueda ser peligrosa?

Sí, siempre es peligrosa. Pero, para poner ejemplos un poco más amables, mira lo que pasó con el Leicester el año pasado. Gente que no veía a su equipo campeonar, no sé, en 80 años. ¿Ese campeonato no justifica ese siglo de derrotas? ¿Y no es una alegría más grande que la que pueda tener cualquier hincha del Manchester United que campeona –o campeonaba con Ferguson– cada dos años? Eso es lo que busca el hincha. No responde a una lógica económica. Tú puedes decir racionalmente ‘Oye, mira, estos son unos corruptos’, pero así no opera el hincha. Pasaba aquí en el Perú. Tal vez recuerdas la gestión de Alfredo González en la ‘U’. Se agarraba a golpes en las tribunas, pero si campeonaba, no importaba nada más, la gente era feliz.

Lo que yo me cuestiono es si eso debiera ser así.

Claro. Pero es como preguntarse si debiera amanecer. Es una pregunta poética pero es una pregunta que no tiene sentido. No hay nada que puedas hacer tú para cambiarlo. Es la naturaleza de las cosas. Por eso la función del periodismo deportivo es secundaria, pero importante. El periodista debe prescindir, o debería prescindir, de ese fragor emocional para hacer una contraparte analítica, más racional. Pero al hincha no se le pide eso. Al hincha se le pide que vaya a la tribuna y aliente. Es un rol maravilloso.

«La función del periodismo deportivo es secundaria, pero importante. El periodista debe prescindir, o debería prescindir, de ese fragor emocional para hacer una contraparte analítica, más racional.»

A veces siento que otros agentes que deberían ejercer roles distintos ejercen muy comúnmente el rol del hincha. Y ahí creo que sí se genera un problema. Que se puede cuestionar y que también creo que se puede transformar.

El periodista no debería ser hincha. Como no lo debería ser el árbitro, ni el agente. Nosotros somos profesionales. La relación más pura es la que hay entre el hincha y el futbolista, y entre el futbolista y la pelota. Eso es el fútbol. Pelota-futbolista-hincha. Sin ninguno de los tres, no hay fútbol. Todo lo demás es accesorio.

Pero, ¿futbolista-hincha?

Si nadie lo ve, el fútbol no ocurre.

Esa relación con el hincha está mediada también por el dinero. Hoy en día, en el fútbol empresarial, por una cuestión económica. El futbolista no juega en la mayoría de casos por una cuestión de comunidad o de identidad, como dices tú.

No, claro que no. En la Primera División sí, pero el hincha no alienta solo en la Primera. El hincha verdadero sigue todo. Menores, Segunda, Primera, otros deportes. Las pertenencias reales no son por clubes de Primera. Es la culminación, el espectáculo más vistoso, pero solo un piso de un edificio mayor. Hay que distinguir entre hincha, barrabrava y turista. Cuando yo hablo de hincha me refiero a la persona que ama, básicamente. En términos muy cristianos, una persona que da todo y no pide nada. Tal vez pide algo: que el fútbol ocurra. Y el fútbol puede ocurrir en un tackle o en un pase o en una pechada. El fútbol ocurre de muchas formas. Es lo que pide el hincha. No pide nada más.

«Cuando yo hablo de hincha me refiero a la persona que ama. En términos muy cristianos, una persona que da todo y no pide nada. Tal vez pide algo: que el fútbol ocurra.»

 

El fútbol que se ve

A mí me interesa el fútbol. A mí me interesa el amague. A mí me interesa el control orientado. A mí me interesa la técnica. El desarrollo táctico. La distribución de los cuerpos sobre la cancha. A mí lo que me obsesiona es el 3-4-3 de Pochettino. Me obsesiona qué está haciendo Luis Enrique con el legado que recibió. Gallardo me obsesiona. A mí me gusta el fútbol. Trato de seguir a algunos jugadores, algunos entrenadores, algunos clubes.

¿Qué piensas del nuevo formato del Mundial?

La FIFA es un organismo político y tiene que encontrar un equilibro entre élite y representación. Y va a decidir por el balance que le dé mayor rendimiento económico. Mi opinión es que este sesgo va a desnaturalizar el Mundial. Ya en el formato actual hay partidos que no se pueden ver y normalmente el Mundial debería ser una fiesta en la que todos los partidos tengan un atractivo intrínseco.

Si es demasiado disparejo es aburrido, como puede llegar a ser la actual Champions League hasta octavos o cuartos de final.

Tienes que escoger lo que ves. Yo escojo los clubes y los grupos que voy a seguir. El resto no, veré los resúmenes. No tienes que ver todo. Nadie puede ver todo. Nadie puede leer todo. Nadie puede ver todas las películas. Tienes que escoger.

Hay un duelo ahí, ¿no?

¿En el consumo cultural?

Sí.

Sí, claro. ¿Cómo haces para que te dé la cuenta? Primero, porque todo cuesta; y segundo, porque no hay tiempo.

¿Crees que la brecha entre el fútbol sudamericano y el fútbol europeo, o incluso en el mismo fútbol europeo entre los clubes más importantes y los clubes menos importantes, se agranda?

Yo creo que la brecha es terminal.

¿Sientes que se va a agigantar?

Sí, claro. La dinámica ha cambiado. Antes éramos diferentes pero parejos.

Lo que yo te quería preguntar es qué evaluación harías tú de eso. ¿Qué piensas?

Es que no es una evaluación, es una constatación de hechos. Siempre en Europa hubo más plata, pero durante un tiempo se sostuvo la idea de que éramos los dos pilares del mundo futbolístico. Europa y Sudamérica, cada uno había desarrollado sistemas técnicos y tácticos paralelos que, cada cierto tiempo, se ponían en pugna para ver cuál primaba. Eso generó una paridad hasta hace 10 ó 15 años. Hablamos del mismo número de Copas Mundiales, el mismo número de Copas Intercontinentales, paridades perfectas. Tenías a Brasil, Argentina y Uruguay, un poco más atrás, que competían perfectamente con Alemania, Italia, y luego Francia y España. Ahora eso es insostenible. Yo no creo que ningún equipo de la Copa Libertadores de los últimos tres años pueda tolerar 20 minutos del Tottenham o el Bayern. Y eso me parece penoso. Ahora, tú ves el ranking de la FIFA y entre los 20 primeros hay cinco países sudamericanos, incluyendo dicho sea de paso a Perú, lo que significa que la UEFA está trabajando el talento sudamericano, no ya la Conmebol, o que ese ranking es un pobre reflejo de la realidad.

 

Fútbol y política

En algún momento había deportistas que eran parte de luchas sociales de determinadas épocas. Por ejemplo, Muhammad Ali en el boxeo, o algún futbolista tipo Sócrates en Brasil. Siento que hoy los futbolistas son muchas veces marcas y que no tienen una posición política definida. Incluso creo que se aspira a esta neutralidad en cuanto a lo político. Quería preguntarte qué pensabas de esta idea.

Yo creo que siempre ha habido una subestimación intelectual del deportista. Cuando hay uno que no cumple ese paradigma, como Lilian Thuram u Oleguer Presas, que se retiró  para hacer activismo si mal no recuerdo, el tema es ‘Oh, ¡un futbolista piensa!’. Yo creo que hay subestimación. Seis jugadores de los New York Patriots no asistieron a la Casa Blanca luego de ganar el Superbowl porque no están de acuerdo con la política de Trump. Y eso me parece valioso. Me parece que es parte del ejercicio de ciudadanía. Yo invitaría a no ver al futbolista como un animal entrenado. Los futbolistas son padres, son ciudadanos, son diferentes. Algunos tienen convicciones políticas fuertes y a otros no les interesa tanto. Paolo di Canio, por ejemplo, coqueteaba con algunos gestos fascistas propios de la Lazio, que era su equipo, y luego se fue al West Ham, que es otro club al que se asocia con esa ideología. También está el Livorno en Italia con la izquierda y, en Alemania, el St. Pauli, un club cuyos hinchas son punks, prostitutas y anarquistas. Son expresiones de arraigos identitarios comunitarios. Ahora, lo que yo me preguntaría en términos políticos si fuera futbolista es: ¿Estamos bien agremiados? ¿Luchamos por intereses compartidos? Eso me parece interesante. El futbolista ha estado muy desamparado durante mucho tiempo en términos laborales y sindicales. Esa es la organización política que yo trataría de fomentar.

Lo que están haciendo ahora las futbolistas mujeres en Estados Unidos.

Sí, se necesita un poco de orden, alcanzar consensos y echar para adelante. Pero para crear eso se necesita entender al otro como un igual. Y acá eso no ocurre. Si se cree que el otro es un imbécil, o un tarado, o un cholo, o un negro, o un pituco, si el otro siempre es siempre una etiqueta, entonces no hay pares, no hay prójimos, no hay ciudadanos. Tú tratas al otro con respeto cuando crees que él eres tú en potencia. Pero si no tienes esa ecuación en la cabeza, si el otro es un imbécil, un idiota, un tarado, un ladrón, un corrupto, o un indio, o un negro, o un chino, la única relación que vas a tener con ellos es de conveniencia o de explotación.

Entiendo que no es exclusiva del fútbol, pero esa es una carencia educativa.

Sí, es una carencia ciudadana. El fútbol no es un espacio aséptico dentro de la sociedad peruana. Pero esto te lo pueden decir mejor los sociólogos. Nuestro fútbol está corroído de peruanidad.

 

Por: Martín Salinas Cisneros, @amrtinaslinas

 

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Joseph Valladolid (2002): «Me siento mejor que el año pasado en lo físico y técnico» https://lanueve.com.pe/2017/04/11/joseph-valladolid-2002-me-siento-mejor-que-el-ano-pasado-en-lo-fisico-y-tecnico/ Tue, 11 Apr 2017 21:44:32 +0000 /?p=8765 La Nueve conversó con Joseph Valladolid, figura del Sporting Cristal vs Universitario en la categoría 2002.

Joseph Valladolid marcó tres goles en la victoria de Universitario de Deportes sobre Sporting Cristal. El delantero estuvo preciso en la definición y destaca la reacción que tuvieron como equipo. «Al principio nos costó porque somos un plantel nuevo. En el segundo tiempo pudimos manejarlo mejor y mis compañeros me lanzaron las pelotas para poder anotar», comenta.

De igual manera, explica que este grupo de jugadores tiene la tarea de alcanzar el título, pues en 2016 se les escapó por poco: «Tenemos que ir hacia adelante. El año pasado quedamos terceros, pero ahora queremos salir campeones». «Este es un plantel más agresivo, con más empuje y garra», agrega el delantero que usa el dorsal 9 en la ‘U’.

En el aspecto personal, Valladolid confía en que este sea su año, pues se siente más preparado. «Me siento mejor que la temporada pasada en lo físico y técnico. Espero que todo salga bien», sentencia. El atacante fue uno de los goleadores en 2016, incluso siendo suplente en muchos partidos.

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Marlon Perea (2003): «Quiero ser el goleador y estar convocado a la selección sub-15» https://lanueve.com.pe/2017/04/11/marlon-perea-quiero-ser-el-goleador-y-estar-convocado-a-la-seleccion-sub-15/ Tue, 11 Apr 2017 21:11:26 +0000 /?p=8758 El delantero Marlon Perea fue uno de los jugadores más destacados del partido entre Sporting Cristal y Universitario.

Marlon Perea es un delantero con gran capacidad para hacer goles, además de apoyar a sus compañeros en tareas defensivas. En el partido entre Sporting Cristal y Universitario de Deportes no pudo marcar, pero sí destacó en los movimientos sin balón y asistencias para que sus compañeros anoten.

La Nueve conversó con el atacante tras el encuentro, en donde destacó el juego colectivo del equipo celeste y la fuerza para dar vuelta al marcador. «Estuvimos 4-2 abajo pero sacamos el partido adelante», comentó el futbolista.

Perea fue el goleador de la categoría 2003 en la última temporada de la Copa de Oro. En 2017 espera repetir el plato y estar en los planes de Édgar Teixeira, entrenador de la sub-15 que disputará el Sudamericano. «Quiero ser el goleador y estar convocado a la selección sub-15», manifestó.

Finalmente, el delantero contó como se dio su llegada a Sporting Cristal. «El año pasado jugué la Copa de la Amistad. Después de algunos partidos llegó la gente de Cristal y nos dijeron que nos querían en su equipo», explica Marlon Perea, quien suele jugar solo en punta en el equipo de Conrad Flores.

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Paul Cominges: “El entrenador tiene que lograr que el jugador disfrute del entrenamiento” https://lanueve.com.pe/2016/11/30/paul-cominges-el-entrenador-tiene-que-lograr-que-el-jugador-disfrute-del-entrenamiento/ Wed, 30 Nov 2016 17:38:19 +0000 /?p=5624 Escrito por: Martín Salinas Cisneros, @amrtinaslinas

 

Conversamos con Paul Cominges sobre el ejercicio profesional del entrenador de fútbol y los principales retos, aprendizajes y satisfacciones de su experiencia como director técnico. A continuación, la excelente charla que dejó reflexiones muy interesantes sobre el juego que tanto nos apasiona.

 

La sesión de entrenamiento es un momento clave –no el único pero sí un momento clave– en el ejercicio laboral y en la relación educativa entre el entrenador y el jugador. Quería preguntarte, ¿qué cosas consideras tú que un entrenador debe tomar en cuenta al momento de planificar o pensar una sesión de entrenamiento?

Primero, el entrenador tiene que saber qué quiere. Tendríamos que partir de eso. Tendríamos que asumir que el entrenador conoce muy bien el juego, ¿no? A partir de saber qué quiere, podrá organizar su sesión o su semana de entrenamiento. Me imagino también que eso varía de acuerdo a las edades de los chicos o a las etapas. Si está en la etapa de fútbol base, juveniles, ya en reserva… eso irá variando. Hoy por hoy, con esto del internet, seguramente copiar una sesión de entrenamiento es muy fácil. Yo lo que veo poco es: entender para qué es ese entrenamiento, ese rondo de cinco contra dos, o de cuatro contra dos, o de cuatro contra uno, o de siete contra siete. Depende también de qué día de la semana estamos hablando para la sesión. Pero bueno, para todo eso, me quedo con lo que te dije al comienzo: primero el entrenador tiene que saber qué quiere. Cuál es su idea. A partir de saber cuál es su idea puede organizar la sesión de entrenamiento. Si no, lo que va a hacer es copiar un entrenamiento que vio en otro lado o que le dijeron. Yo creo que así no sirve.

Cuando hablas de comprender el juego, entiendo que hay diferentes maneras de hacerlo. Creo también que hay no solamente diferentes maneras de hacerlo sino que hay mejores maneras que otras. De pensarlo y de llevarlo a cabo. Te pregunto, ¿cuál es esa idea de juego –si se puede de manera general– que tú intentas transmitir y llevar a cabo?

Yo creo que hay distintas maneras de enfrentar un juego y de querer ganarlo. Y seguramente todas han ganado. Pero hay una sola cosa que me parece que no es discutible: el juego de fútbol se juega con la pelota. Yo no me imagino jugar al tenis sin la raqueta. Es imposible. El otro día escuché a un gran entrenador que decía: “¿cómo te puede gustar la natación sin el agua?”. No existe. Entonces, yo creo que tendríamos que empezar con eso. Primero lo que yo digo es que hay que intentar jugar bien. Y jugar bien sin la pelota no se puede. Es el elemento principal. Entonces, partamos de ahí. Si ahí no estamos de acuerdo, no se tiene que seguir el tema. Si alguien me dice que no… yo he escuchado técnicos que dicen “no, yo me siento cómodo sin la pelota” o “esa propuesta no me gusta”, ahí ya yo creo que empieza la mentira y se va haciendo la discusión. Entonces, a partir de ahí, por supuesto que hay muchas cosas. Cómo administras la pelota. Si te la pasas por pasar, también es jugar mal. Porque no es cuestión de pasarte la pelota simplemente. No es así. Si la sacas o no jugando desde atrás… por qué la sacas jugando desde atrás. No es porque es bonito salir jugando desde atrás. Tiene algo que ver con lo que va a pasar después. Para qué tienes la posesión de la pelota en campo contrario. Para buscar qué. Una vez encontrado lo que estás buscando, qué pasa si desapareció. Porque la jugada aparece y va desapareciendo. Y después, en zona de definición, qué movimientos tienes que hacer para generar facilidades para poder terminar bien la jugada.

Gerardo Marín, LaNueve

Como ves, al contrario de lo que mucha gente cree, que es solamente darse pases y quedarse en eso –y eso al no ser explicado está mal entendido– hay muchas otras cosas que tienes que definir teniendo la pelota. Porque además hay un rival que intentará que tú no la tengas, ¿no? Lo que sí yo creo es que la lucha del juego tiene que ser por la pelota. No existe otra manera de jugar. Y los entrenadores pues son los encargados de estar preparados, primero ellos, y voy a la primera pregunta, de entender cómo voy por esa lucha por la pelota, qué hago cuando no tengo la pelota, qué hago cuando la tengo, qué hago cuando la tengo en tal sector, cómo la recupero, cómo marco. Porque marcar bien también es jugar bien. Hay momentos en el juego, si el otro equipo en esa lucha por la pelota… la pierdes porque te superó o porque es mejor que tú, el equipo tiene que saber en qué situación se encuentra y cómo defiende esa superioridad de ese momento del equipo rival. Eso también es jugar bien.

Eso es justo lo que te quería preguntar. Por una cuestión de que el rival también juega, o por circunstancias del partido que cambian siempre, dentro de los noventa minutos uno no puede pretender tenerla siempre. Y jugar bien también implica una serie de ideas y acciones cuando no la tienes, ¿cierto?

Sí, por supuesto. Por supuesto. Pero la lucha primero tiene que ser por tener el dominio tú. Al tener la pelota tienes el dominio tú del juego. Tienes más posibilidades de ganar. Después, si el rival en esa lucha te supera, tienes que aceptar en ese momento que en esa secuencia del juego estás en una posición de no tenerla, y tienes que saber qué tienes que hacer ahí. Y por supuesto tienes que saber que una contra también es valedera. También es saber interpretar que estás en posición de contragolpe. Eso también es jugar bien. Pero, eso no quita que la lucha siempre va a ser por el balón. Está bien, hoy estoy dominado yo, pero en cuanto puedo, paso a ser el dominador yo. Porque si pasas de estar dominado a quitarla, y cuando puedes pasar a ser el dominador de nuevo la entregas para ser dominado, ahí es donde pasas a estar jugando mal. Entonces sí, por supuesto, entender que puedes jugar de contra y en algún momento distinguir que el jugador, en vez de posesión, tiene que atacar la línea contraria. Eso es lo difícil. Eso es lo difícil de hacer entender. Reitero, si el entrenador no entiende…

«Me ha tocado aprender mucho de jugadores, que yo he dirigido o que he visto en jugadas, para poder interpretar algún ejercicio que lo he hecho después, pensando en la solución que dio ese jugador a tal o cual acción.»

Es como la pelota parada. Que es, digamos, un valor agregado. Pero no voy a esperar 80 minutos para que me aparezca una pelota parada y tener 20 opciones de pelota parada y esperar a hacer gol de pelota parada. Démosle la importancia debida a la pelota parada. Primero está el juego y después, como opción, también tener preparación en la pelota parada. Eso también es jugar bien.

Ahora, ¿la posesión sería un fin o sería un medio? ¿O el mejor medio, quizás?

Lo que pasa es que teniendo la posesión descansas tú, defiendes tú, atacas tú, dominas tú…

¿Sería el mejor medio para intentar ganar?

Para intentar ganar. Estás más cerca de ganar. Puede ser que pierdas, ¿cómo no? Puede ser que pierdas, totalmente. Me ha pasado varias veces. Nadie dice, y esa es otra de las trampas que hay en la discusión, que así vas a ganar siempre. Sí creo que estás más cerca. Me ha llegado a pasar incluso que yo ya sé cómo es que vamos a perder. Dices: “muchachos, si no encontramos el espacio y apuramos la jugada esto va a terminar en una contra, nos van a agarrar con los centrales en mitad de cancha y ellos tienen a un tipo rápido que si nos supera en velocidad podemos caer” o “si hacemos un foul en tal sector de la cancha, ellos van a apuntar al balón parado y tienen dos centrales que cabecean bien… si estamos distraídos nos harán un gol”. Y ha pasado. Hasta puedes ir viendo, no siempre y no exactamente, cómo es que puedes perder. Por ende, mientras sabes eso lo podrías ir corrigiendo e irás avanzando.

Te podrían decir que quizás eso sea exponerse demasiado…

Sí. Pero jugar es arriesgar. Yo no entiendo qué juego no tiene un riesgo. Retrocedamos: esto es un juego. El fútbol es un juego. ¿Se juega para ganar? Sí, por supuesto que se juega para ganar. No hay duda de eso. Pero es un juego y el jugar requiere un riesgo. Porque si yo no arriesgo, espero, el otro equipo no arriesga, espera, ¿cómo hacen con la pelota? El equipo que no arriesga necesita alguien que lo haga. Es como en la sociedad: el vivo necesita del tonto. En todo caso, el tonto vendría a ser el que viene y juega y el que se expone, ¿no? Para que el otro diga: “ah, no sé, pero tácticamente…”. Tácticamente, aglomerar gente atrás lo tienes resuelto en tres o cuatro entrenamientos. Pero, sí, atacar es arriesgado. Sin duda es arriesgado. Vuelvo a la importancia del entrenador en concientizar a los jugadores de que todo juego tiene un riesgo y que sepan que ese riesgo se puede correr o no. Es ahí donde yo llego a la conclusión de, por lo menos desde mi punto de vista, dividir a los entrenadores entre los que tienen miedo y los que no tienen miedo. Lamentablemente los que tienen miedo son mayoría.

Responden también a un sistema, ¿no? A una manera de concebir el fútbol actual. Sobre todo en modelos que apenas subsisten, como muchos de los clubes profesionales en nuestro país. Hay un correlato entre el tipo de entrenador o el tipo de juego y la realidad del club o la realidad económica del fútbol…

…Del pensamiento de los directivos. Claro. Entonces, están más amoldados y más acorde con lo que se quiere. Porque, por supuesto, cuando yo digo: “el entrenador tiene que saber lo que quiere”, eso tiene que estar avalado por el club. El escenario ideal, ¿no? Que el club contrate al entrenador o contrate a esa idea, porque requiere y cree que esa idea debe ser así. Pero, normalmente, el club lo que busca es un entrenador para salir campeón. No importa la idea. No importa cómo. Es lo mismo que decir: “Yo quiero tener dinero. No importar cómo. No importa si es estudiando o no importa si es vendiendo droga… yo quiero tener dinero”. Yo lo asumo más o menos así: “Yo quiero ser campeón. ¿Qué técnico es campeón? Listo”. Entonces, contratan al que fue campeón el último año.

Ahora, hay una diferencia entre salir campeón tirando el equipo atrás, renunciando al ataque –que sería un medio legítimo– y salir campeón, no sé, amañando algún partido o por ahí teniendo alguna influencia sobre el árbitro –que serían medios ilegítimos–. Uno es un medio legítimo y el otro no. Quizás ese legítimo no sea el mejor pero sí hay una diferencia.

Sí. Claro. Hay una diferencia. Por supuesto. Pero el tema o la equivocación está en creer que el salir campeón es lo único. Porque por último salen campeón todos en algún momento. No voy a dar nombres propios pero me pongo a revisar y todos salen campeones en algún momento. Aquel técnico que sale campeón en el 2016, saldrá campeón de nuevo en 2021 y así… ¿Quién es el campeón realmente? ¿El que está de moda? ¿El que campeonó el último año?

Yo sí creo como tú que de todas maneras hay una diferencia. Ojo, después te puede gustar o no. A mí personalmente no me agrada. Creo que no deja nada al jugador, creo que no deja nada al club, creo que no deja nada al entrenador, creo que no deja nada al espectador, el hacer dos líneas de cuatro y tirarte atrás a esperar. No deja nada. Te deja ganar el campeonato y, bueno, se beneficia el entrenador seguramente con el contrato por haber salido campeón. Pero bueno, eso es válido. Jugar de esa manera es lícito. Lo otro es, pues, hacer trampa.

¿Cuáles considerarías que son los principales retos a superar en el contexto peruano –o latinoamericano si se quiere– en la formación y la enseñanza del fútbol y en la relación entrenador-futbolista?

Hay que aceptar una realidad: se da mucho, en Sudamérica sobre todo, que normalmente los mejores sean comprados por clubes de Europa. Al irse algunos muy jóvenes –no tanto en Perú, porque Perú no es un país que exporta muchos jugadores, pero ya que hablamos de Latinoamérica o de Sudamérica– entra plata al club pero no se siguen formando los que vienen atrás. Entonces eso se va perdiendo.

Gerardo Marín, LaNueve

En conclusión diría que yo lo que creo es que el negocio del fútbol –que no deja de serlo– tiene que estar en todo caso mejor entendido. Que se afiance y que no se vea a los menores como un gasto, sino como una inversión. Que no apenas salga un jugador bueno haya que venderlo, sino que hay que ver la manera de cómo no pensar en solucionar las cosas ahorita y en cambio ver un poco más allá. Yo siento que hay que afianzar más el trabajo ahí en los menores. Creo que pasa en toda Latinoamérica por la necesidad que tienen los clubes, o cómo se vive, que hay que buscar vender. Siempre hay ejemplos, gracias a Dios, de clubes… me hablan de este Independiente del Valle –no lo conozco profundamente pero más o menos he escuchado–, me hablan también de la inversión que hace el que ha sido campeón de Copa Libertadores ahorita, Atlético Nacional. Mira los resultados que tienen. Seguramente algún equipo argentino también. Así que yo iría un poco por ahí: apuntar al fútbol desde su base, desde su formación.

En tu experiencia dirigiendo en el fútbol peruano, ¿cuáles consideras que son los mayores aprendizajes que has tenido? ¿Cuáles son esos aprendizajes que adjudicarías a esta etapa de entrenador –a diferencia de tu etapa como futbolista– o que, en todo caso, se hicieron más evidentes?

Yo creo que el entrenador que ha sido futbolista tiene que absorber un poco de sus experiencias vividas, de los entrenadores que ha tenido, de lo que pueda haber leído, de lo que se ha informado, de lo que ha visto… Hay una cosa que me parece fundamental: aprender de los jugadores que tienes cuando te toca dirigir, porque creo que ahí está la clave también. Saber captar la información que el jugador te va dando en cada entrenamiento.

Que todo esto te haga formar tu propia idea. De hecho que me ha servido jugar al fútbol y de hecho que en su momento haber dirigido menores también me sirvió. La conversación con otros entrenadores, o haber dirigido en Segunda División, también. Todo ha ido formando lo que hoy tengo como idea. Y se trata, creo, de seguir captando y seguir aprendiendo para de esa idea corregir o aumentar alguna otra cosa.

¿De qué entrenadores, tanto a través de la experiencia directa como a través de la indirecta –por ejemplo, como mencionas, a través de la lectura o del internet hoy en día– consideras tú que has aprendido más o que valoras más tu intercambio con ellos?

Yo sé que es una frase repetida pero en general de todos, si tú quieres, vas captando un poco. Yo incluiría ahí que a mí me ha tocado aprender mucho de jugadores, que yo he dirigido o que he visto en jugadas, para poder interpretar algún ejercicio que lo he hecho después, pensando en la solución que dio ese jugador a tal o cual acción.

Después, me ha tocado ser asistente de Chemo del Solar también, que me parece un tipo que conoce. Me ha tocado ser dirigido por Juan Reynoso cuando jugador… también ahí aprendí algunas cosas interesantes. Me ha tocado ir a ver entrenamientos de grandes técnicos en Europa. Con algunos he podido conversar, con otros solamente ver. La lectura de algunos libros. Me gusta mucho lo que escribe Valdano, por ejemplo. Y así. La suma de todas esas cosas ha ido formando una idea.

En relación al ejercicio laboral del entrenador, ¿cuáles son las mayores satisfacciones que te ha dado y, más allá de las que te haya dado, las que crees que le puede dar a un entrenador el ejercicio de su profesión?

Sin lugar a dudas, yo creo que el mayor patrimonio que tiene un entrenador son sus jugadores. Entonces, verlos salir complacidos de un entrenamiento, o en conversaciones con ellos poder discrepar o no de tal o cual acción, o sentir que he colaborado a que entiendan por lo menos de otra manera el juego… no tengo duda que esos son, por lo menos, los momentos en los cuales me siento más lleno. Pero sin lugar a dudas. Porque si hay algo que he aprendido es que el juego no se debería simplificar a esto de ganar o perder. Para nada. Creo que en la mayoría de casos he colaborado con los jugadores que he tenido para aportarles algo más.

Luego de, por ejemplo, tu experiencia en el fútbol de la Copa Federación, esta instancia en que la gran mayoría de chicos tienen la pretensión de convertirse en futbolistas profesionales –si uno les pregunta qué es lo que quieren, seguro te dicen que convertirse en futbolistas profesionales e incluso si les preguntas por sus objetivos y/o sus metas, te hablan de Europa–, ¿qué crees que, habiendo tú tenido esta experiencia con ellos y habiendo tú también vivido esa experiencia como jugador, necesitan poner ellos, los propios futbolistas?

Yo soy un convencido de que el talento necesita confianza. Sin confianza, el talento no se puede desarrollar. A mí me ha pasado: he tenido varios chicos que he dirigido en menores que hoy están en Primera División, y algunos otros pues no han llegado a Primera División. Y lo que yo les he podido inculcar, han ido a otro equipo a entrenar de otra manera y nada de eso lamentablemente ha podido ayudarlos. Los veo y juegan totalmente de otra manera y no los veo muy felices que digamos.

«El mayor patrimonio que tiene un entrenador son sus jugadores.»

Como llega un porcentaje muy bajo a ser jugador profesional, sigo con lo mismo: el entrenador tiene que formar a personas que después puedan ser felices en cualquier actividad a la que se dediquen. Lo ideal sería que ese jugador que está formado a los 12, 13 ó 14 años de una manera, después haya una comunión entre la idea en los menores que luego en el primer equipo también puedan desarrollar.

Porque, claro, tú preparas a un jugador y le dices: “mira, como central no vayas a sacar la pelota jugando nunca larga. Entonces, te doy esta solución para no tirarla. Vamos a hacer esto, vas a recibir acá, la puedes entregar acá o acá, y pones el cuerpo de tal o cual manera…”. Pero tú lo preparas al jugador uno o dos años y después cambia el entrenador y lo primero que le dice es “bueno, acá no la jugamos nunca corta”. Entonces, terminamos perjudicando al jugador.

Ahora, ¿un futbolista no se vería beneficiado teniendo la posibilidad de comprender y ejecutar distintos modelos de juego? ¿O es que este último que mencionas es un modelo que no termina dejándole mucho al futbolista?

Todo, como dije anteriormente, te va dejando algo. Pero yo ahí me refería, sobre todo, al fútbol en formación. Me parece que no forma nada al futbolista si la pelota va a salir siempre larga… No hay ninguna ayuda para que este mejore. Y esa debería ser la primera función del entrenador. Después, darle armas para que ese futbolista resuelva en tal o cual situación. Porque por algún motivo hay esta otra opción, o hay esta otra. Entonces, él resolverá.

Ahora, el futbolista es inteligente, ¿no? Yo te hablé de que para salir jugando hay que poner el cuerpo de tal manera o hay que practicar tal o cual cosa. O tal control de tal manera, y después dar el pase tal forma… Lo otro no requiere de nada de eso. Es más simple. El jugador que está preparado para hacer esto que te digo, lo otro lo puede hacer sin ningún problema. Y después él, con las armas que le dan, irá resolviendo.

El entrenamiento del fútbol actual pretende superar esta separación que se hacía de la técnica, la táctica, lo físico y lo psicológico como aspectos aislados que se entrenan cada uno por separado. Aunque, hay un rezago tradicionalista, analítico o tecnicista fuerte porque integrarlos implica una capacidad más desarrollada. Quería preguntarte, ¿de qué maneras, o qué tipo de ejercicios o juegos deben ocupar la parte central de un entrenamiento en donde la técnica no sea solamente la repetición mecánica de movimientos descontextualizados?

Claro. Pero es que ahí está lo complicado. En la creación de esos ejercicios para que un ejercicio técnico no deje de tener un espacio o un momento físico, e incluso psicológico-cognitivo. Eso es lo difícil. Lo otro es copiar por copiar un ejercicio. Tiene que haber una coherencia o continuidad entre el entrenamiento del lunes hasta el viernes, para que después se pueda ver el día domingo.

Yo hablada con un amigo periodista y le decía: “tú para antes de opinar el domingo sobre si tal equipo jugó bien o mal, tómate el trabajo de ir la semana de entrenamiento y ver si lo que ese entrenador hizo durante esa semana se logró hacer el domingo o no tuvo nada que ver una cosa con la otra”. Encontrar esos ejercicios y esa forma de entrenar es lo difícil y es lo que diferencia, me parece a mí, a un entrenador de otro. Pero coincido totalmente contigo en que, claro, eso demanda conocer más del tema.

Esto sería poner en práctica la idea de que para aprender a jugar fútbol, hay que hacerlo precisamente jugando fútbol, y no corriendo por un lado, dándose pases por otro, etc. El futbolista, claro, está inserto dentro de un grupo de compañeros y rivales. Esto me lleva a preguntarte: ¿cómo puede desarrollar la creatividad un futbolista –hoy en día se valora mucho al futbolista creativo o imaginativo para resolver problemas– pero al mismo tiempo insertarse a un colectivo y aprender conceptos que son claves dentro de un sistema de juego? ¿Cómo es que esos dos caminos pueden encontrar un punto común?

Sí. Vuelve a ser función del entrenador. Acá hay una cosa clave: el entrenador tiene que lograr que el jugador disfrute del entrenamiento. Que tenga ganas de ir a entrenar. Lograr que ese jugador más creativo pueda lograr que el que no lo es, lo vaya intentando ser. Darle armas a ese creativo para que dentro de su capacidad individual se vaya sumando a un colectivo. Darle obligaciones para que el entrenador sepa cómo irlo potenciando. Para que esas obligaciones le generen libertades. Más posibilidades. Así se irá haciendo más jugador. Es parte de entender el juego. Porque este es un juego de equipo.

Yo creo que a ciertas edades, y era una de mis luchas cuando yo estaba en menores, todos los buenos deben jugar. Todos los buenos. “¿Y quién marca?”. Si no la pierdo, no voy a marcar. A ciertas edades, ¿no? Después, irles enseñando otras cosas. Porque yo creo que el que no es tan bueno se tendrá que ir contagiando e ir cumpliendo su rol para que todos crezcan. De lo contrario, lo que estaría haciendo es, a ese bueno, irlo contagiando de poca capacidad… ahí no estaría bien tampoco.

¿Qué tanta relevancia le das al disfrute por la actividad misma? ¿Qué tanto lo tomarías en cuenta al momento de armar una sesión de entrenamiento, por ejemplo, para Segunda o Primera División? ¿Considerarías que ahí también es relevante?

Sí. Por supuesto. Porque no deja de ser jugador de fútbol. Ahora, entendamos que disfrutar no es solo reírse, ¿no? Eso no es disfrutar. Créeme que lo más feo que le puede pasar a un jugador de fútbol es correr atrás de la pelota. Es frustrante. Hasta psicológicamente te termina matando.

Antes de que se me pase, y esto me lo comentó mi hermano –que ha tenido grandes entrenadores y con el que hablo mucho de fútbol–, que “lo difícil del entrenador es lograr que el jugador haga lo que tú quieres sin que se dé cuenta el de lo que está haciendo”. Analicé la frase y me parece que tiene totalmente la razón. Quien se lo dijo, no sé si fue Simeone o Martino –no me acuerdo pero fue uno de esos dos grandes entrenadores que ha tenido–, tiene razón. Lograr que mediante el entrenamiento, sin que el jugador se dé cuenta, esté haciendo lo que el equipo necesita. Vuelvo a la difícil tarea del entrenador de formar el ejercicio o el entrenamiento.

Sin disfrutar es mucho más difícil sacarle todo lo que se le puede sacar a un ser humano. No nos olvidemos que no existe el futbolista en sí. Existe el hombre que juega al fútbol, el hombre que hace música, el hombre que hace arte… El jugador de fútbol es cuatro horas al día jugador de fútbol y veinte horas al día persona. Me parece poco inteligente no entrenar a la persona y solamente al futbolista. Si una persona es feliz, si una persona la pasa bien, lo más probable es que como líder de ese jugador le puedas sacar cosas mucho más positivas.

Me imagino que a esto ibas un poco con la pregunta: en Primera División o en Segunda, el jugador lamentablemente ya solo trabaja de futbolista. Y eso está mal. Pero es por lo mismo. Trabaja de futbolista porque lo catalogan o porque su contrato es válido por si hace tantos goles o no, o si salió campeón o no. Entonces, esa única forma de medir el fútbol me parece –entiendo que el negocio, o cómo vivimos, lo prioriza– que termina haciéndole mal al juego.

 

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